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Alfredo de Miguel, antiguo 'número dos' del PNV alavés, actuaba con una sensación de absoluta impunidad cuando supuestamente solicitaba comisiones por la adjudicación de contratos públicos 'a dedo'. Por eso, en su ordenador de la Diputación foral de Álava -donde era titular del departamento de Administración Local- guardó el correo electrónico en el que se le detallaba a la abogada urbanista Ainhoa Alberdi que debía hacer frente a una 'mordida' de 100.000 euros en diciembre de 2008. Cuando los agentes de la Ertzaintza incautaron sus ordenadores (en marzo de 2010) tampoco tuvieron que hacer un gran esfuerzo para localizar ese mensaje, ya que estaba archivado en una carpeta específica de nombre Urbanorma, la sociedad que Alberdi constituyó con el constructor Jon Iñaki Echaburu para hacerse con un contrato para la ampliación del parque tecnológico de Miñano.
Así lo ha evidenciado este martes la responsable de la Unidad de Investigación Criminal de la Policía autonómica que elaboró el informe pericial sobre los correos electrónicos relacionados con la trama y se encargó de transcribir las grabaciones aportadas a finales de 2009 por Ainhoa Alberdi a la Fiscalía y que desataron la detención del antiguo burukide -a quien todos siguen llamando 'Txitxo'- y otras ocho personas más, entre ellas se encontraba los dirigentes del Araba buru batzar Aitor Tellería y Koldo Ochandiano o el entonces gerente de Miñano, Alfonso Arriola.
Además, Alfredo de Miguel tenía programados en su agenda encuentros con Alberdi y otras personas entre las que se encontraban algunos de los 26 imputados en esta causa. De todos ellos, en la sesión de este martes, tan sólo han estado presentes dos personas: el considerado líder de esta supuesta trama corrupta y Josu Arruti, relacionado con el fallido 'macropelotazo' que se preparó en el municipio alavés de Miñano.
La agente de la Ertzaintza ha admitido que fue dificultoso transcribir las pruebas de audio aportadas por la abogada urbanista por la mala calidad que tenían, ya que el dispositivo digital permanecía oculto en su media o en el bolso cuando realizaba las grabaciones.
Ante el tribunal presidido por Jaime Tapia también han testificado los dos agentes de la policía científica que volcaron su contenido a un deuvedé y descartaron que hubiesen alterado su contenido. «No manipulamos evidencias», ha subrayado uno de los ertzainas tras un largo interrogatorio en el que las defensas han insistido en su idea de que las pruebas recogidas fueron alteradas.
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