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El paradero del rey emérito es una incógnica. Su círculo de amigos apunta a que se encuentra en República Dominicana, aunque desde la prensa portuguesa lo sitúan en el país vecino. Según informa 'ABC', el monarca se trasladó este mismo fin de semana a la localidad pontevedresa de Sanxenxo y desde ahí se desplazó a Oporto para tomar un avión y viajar al aeropuerto de Santa Domingo. Aunque el país caribeño sigue en estado de emergencia por el coronavirus, su presidente Danilo Medina reabrió las fronteras hace un mes a los viajeros internacionales.
La opción para el rey emérito en República Dominicana pasaría por alojarse temporalmente en Casa de Campo, un lujoso complejo de residencia que la familia Fanjul posee en La Romana, como ya hiciera tras su abdicación en junio de 2014. Pepe Fanjul, el patriarca de la familia que hizo su fortuna gracias a las plantaciones de azúcar, y el monarca son amigos íntimos desde hace más de medio siglo y en el complejo incluso hay una calle que lleva su nombre.
Aunque el matrimonio Fanjul ha servido de anfitrión a Juan Carlos I en numerosas ocasiones, también ha visitado con asiduidad Palma de Mallorca. Además de la estrecha relación que mantienen con el emérito, comparten amistad cercana con sus sobrinos políticos Marie Chantall Miller y Pablo de Grecia.
Los medios de comunicación lusos mantienen en cambio que se refugia en Portugal. Aseguran que cuando los españoles se enteraban del comunicado de Casa Real, Juan Carlos viajaba en coche hasta Azeitao, localidad portuguesa en la que reside la familia Brito e Cunha-Espirito Santo, con la que el monarca mantiene una gran amistad desde que la Familia Real estuvo exiliada en Estoril, en tiempos de Franco.
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En la carta que remitió a su hijo este lunes, el rey emérito anunciaba su voluntad de abandonar España «ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada». Una decisión que tomaba con «gran serenidad» porque «mi legado y mi propia dignidad como persona así lo exigen». Aunque en la misiva no aclaraba cuál sería su destino, su abogado confirmó que estaría en todo caso a disposición de la Fiscalía del Tribunal Supremo que, actualmente, investiga las cuentas de Juan Carlos I en su Suiza no declaradas ante Hacienda.
A pesar de residir fuera del país, el padre del Rey seguirá perteneciendo a la Familia Real y mantendrá el título vitalicio que Felipe VI le reconoció poco antes de su proclamación y que le otorga honores de Príncipe de Asturias.
La respuesta del Rey a las informaciones sobre los supuestos negocios irregulares de su padre se esperaba desde hace semanas. El abandono de España era una de las alternativas que barajaban en la Zarzuela y La Moncloa, pero necesitaba la conformidad del rey emérito. Consentimiento que llegó hace unos días. La retirada del título real, que también estaba sobre la mesa y que Juan Carlos I rechaza de plano, ha quedado por ahora descartada. La evolución de los acontecimientos judiciales determinará si Felipe VI la vuelve a considerar.
El traslado a otro país ha sido una solución acordada entre padre e hijo, así como entre la Casa del Rey y la Presidencia del Gobierno, según fuentes conocedoras de los avatares vividos en los últimos dos meses con el reguero de informaciones. Desde el «regalo» de cien millones de dólares de la monarquía saudí, a la «donación» de 65 millones de euros a su examante Corinna Larsen, y además la creación de una estructura opaca para manejar fondos en paraísos fiscales, las retiradas masivas de dinero en efectivo en sus cuentas en Suiza que entraba sin control por Barajas y hasta una máquina de contar billetes en la Zarzuela. Hechos todos supuestos y sin ninguna certificación judicial.
La drástica decisión de abandonar España, sin embargo, da pábulo a la veracidad de esas informaciones aunque se haya revestido de una medida para preservar la institución de la Corona y de un nuevo servicio a España.
En la misiva del rey emérito no hay ninguna palabra referida a sus actividades financieras, más allá de «la repercusión pública» que han alcanzado «ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada». Tampoco se niegan ni se desmienten los hechos ni se muestran señales de arrepentimiento. Felipe VI respondió a su padre por la misma vía epistolar que recibía la decisión con «sentido respeto y agradecimiento». Subrayó asimismo «la importancia histórica que representa el reinado de su padre, como legado y obra política e institucional de servicio a España y a la democracia».
Juan Carlos de Borbón no tiene ninguna causa abierta ni está imputado por delito alguno. Tiene abierta una investigación por parte de la Fiscalía del Tribunal Supremo para determinar si cometió fraude fiscal o blanqueo de capitales después de su abdicación en junio de 2014. En un juzgado de Ginebra también está en marcha un procedimiento por las actividades financieras opacas de las fundaciones Lucum y Zagatka en las que aparece como beneficiario. En la Audiencia Nacional se ha reabierto la 'pieza Carol' que vincula a Corinna Larsen con el excomisario José Villarejo y que puede salpicar al rey emérito de acuerdo a las conversaciones que mantienen ambos.
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Silvia Cantera, David Olabarri y Gabriel Cuesta
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