Una treintena de jefes de servicio y organizaciones de la OSI Donostialdea se rebelan en un escrito ante el departamento de Salud por «la deriva» en la «gestión» de los servicios asistenciales de Osakidetza y le exigen que abandone su «política suicida». En medio de ... una crisis sin precedentes en la organización sanitaria más importante de Gipuzkoa después de dos ceses y dos dimisiones en menos de 48 horas, los profesionales de la OSI Donostialdea, en un escrito al que ha tenido acceso este periódico, piden a la consejera Gotzone Sagardui «el cese inmediato de los cargos de la dirección general de Osakidetza, si no quiere ser cómplice y corresponsable última de este despropósito». También solicitan «la restitución inmediata y al completo del equipo directivo de la OSI y el inicio de un proceso de diálogo». Hasta ahora, Salud ha guardado silencio.
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En el comunicado, los firmantes -hasta anoche eran un total de 28 y no se descarta que a lo largo del día de hoy esta cifra crezca- denuncian la «grave crisis de gestión que se ha venido gestando por decisiones de la dirección de Osakidetza en el Hospital Universitario Donostia» y que «culmina una cadena de despropósitos y decisiones punitivas» ante las que consideran que no pueden «permanecer callados».
«Se ha cesado a directivos valiosos y valientes, cuyo único pecado ha sido señalar, desde una posición de lealtad y compromiso con la organización, los defectos a corregir»
«Observamos una deriva en la gestión de los servicios asistenciales de Osakidetza, agravada con los recientes ceses y dimisiones, sin que Salud haya podido aportar ninguna razón convincente»
«Una grave crisis de gestión que se ha venido gestando por decisiones de la dirección de Osakidetza y que culmina una cadena de despropósitos y decisiones punitivas ante la que no podemos callar»
«Nunca habíamos objetivado esta total falta de escucha a los profesionales y directivos del Hospital, que nos está haciendo perder efectividad en la prestación de servicios a la ciudadanía, en un tiempo especialmente crítico»
«Los ceses demuestran un estilo directivo vertical, la progresiva limitación de la capacidad de gestión de los directivos de cada OSI en favor de una organización central cada vez más alejada de la realidad»
«Es incomprensible que no se activen las reformas necesarias para afrontar con garantías el relevo generacional que afecta a un 30% de la plantilla médica del HUD en los próximos 5 años»
Los jefes de servicio echan así un pulso a Salud y se plantan ante el área que dirige Gotzone Sagardui, después de los ceses de la directora gerente, Itziar Pérez, y la directora médica, Idoia Gurrutxaga, que han sido la gota que ha colmado el vaso y «un signo de torpeza inaudita», además de «una muestra de sectarismo e incompetencia que desmotiva a toda la organización que se ha dejado la piel para sostener el sistema en un momento muy delicado. Son una manifestación palmaria de un estilo directivo vertical. Es la progresiva limitación de la capacidad de gestión de los directivos de cada una de las organizaciones integradas que, una vez nombrados, van viendo recortadas sus capacidades de gestión en favor de una organización central cuyos integrantes son designados atendiendo a criterios políticos, y no de mérito y capacidad».
Esta «total falta de escucha», se lamentan, «nos está haciendo perder efectividad en la prestación de servicios a la ciudadanía, en un momento especialmente crítico, donde confluyen las secuelas de una epidemia que ha colapsado durante meses la asistencia normalizada, la escasez de profesionales cualificados agravada por una gestión de los recursos humanos anquilosada y poco atractiva para retener y atraer profesionales, junto con un imparable incremento de la demanda sanitaria ante el que no se plantean las reformas necesarias». En definitiva, «un problema de gestión sanitaria, no una lucha política», matizan, «no vamos contra ningún partido».
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Criterios de selección
Apenas unas horas después de que este periódico adelantara las dimisiones de los subdirectores médicos Adolfo Beguiristain y Maite Martínez, los jefes de servicio de la OSI Donostialdea han sumado fuerzas para denunciar lo «delirante» que resulta «que una organización de servicios que cada vez requiere una mayor cualificación técnica se gestione de manera centralizada y sin dar voz a las organizaciones y sus directivos, con unos criterios de selección de profesionales absolutamente desfasados, donde no prima ni el mérito ni el conocimiento adaptado a las necesidades». Se refieren, entre otras cosas, a lo ocurrido con el servicio de tratamiento del cáncer peritoneal, que hasta ahora se trataba en el Hospital Donostia por ser centro de referencia y a partir de ahora se trabajará también en el Hospital de Cruces. Este fue precisamente uno de los motivos por el que Beguiristain presentó su dimisión el viernes.
En la comunicación también se denuncia, por ejemplo, que «a pesar de reiteradas promesas de los sucesivos consejeros, se mantienen las OPES con un diseño obsoleto e inadecuado que no resuelve la cuestión, generando una situación en la que la mayoría de nuestros jóvenes profesionales se encuentran en posiciones de interinidad por períodos que alcanzan hasta los 20 años tras su incorporación real a la organización».
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También resaltan y critican la a su juicio «diferencia a la baja en la cantidad de recursos humanos en comparación con OSIs de otros territorios por ratios de población, con diferencias en algunos casos que pueden acercarse al 25% en especialistas médicos».
«Inseguridad y rechazo»
Llegados a este punto, en el que la crisis en la OSI Donostialdea se agrava por momentos, los jefes de servicio han decidido dar un paso hacia delante para reconducir la situación. Ya lo hicieron el viernes, cuando se concentraron en la escalera principal del Hospital Donostia para denunciar el cese de Pérez y mostrarle su apoyo. Todavía no habían cesado a Gurrutxaga. Sea como fuere, tras los últimos acontecimientos, exigen «un cambio en la gestión de Osakidetza» y la «restitución» de su equipo directivo. ¿El motivo? «Este estilo impositivo de funcionar de la actual dirección central de Osakidetza, que ya nos generaba inseguridad y perplejidad por sus erráticas decisiones, tras sus últimos pasos, nos genera además de rechazo por ineficacia, un enfado que se traslada a toda la organización, ya que como responsables de servicios resulta sencillamente imposible explicar a nuestros compañeros, cosas que son inexplicables». Los profesionales perciben que «no se escucha su opinión en los ámbitos de gestión y consideran agotadas las vías habituales de comunicación con la organización, que a su vez en un gesto insólito se atreve a castigar al mensajero en vez de dialogar».
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