David Guadilla
Martes, 22 de agosto 2023, 17:12
«No hemos venido en un acto de sumisión, sino en un acto político para transmitir nuestras ideas. Jamás he sido monárquico, lo que creo que no es óbice para repetir este encuentro o hablar con cualquier partido o institución». La frase se pronunció hace ... justo treinta años, en el verano de 1993 a las puertas de La Zarzuela y en un contexto muy similar al actual. Juan Carlos I había abierto una ronda de consultas tras las elecciones celebradas el 9 de junio de las que volvió a salir como presidente Felipe González. Y por primera vez en la historia acudía un miembro de Herri Batasuna. Y no uno cualquiera, sino quizás su principal símbolo, Jon Idigoras. Tres décadas después, EH Bildu, donde está integrada ahora la izquierda abertzale, declina acudir a Zarzuela.
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La visita de Idigoras llegaba en un clima cargado de tensión. Fue el 1 de julio, y solo diez días antes ETA había matado a siete personas –seis militares y un funcionario del Ministerio de Defensa– tras hacer estallar un coche bomba en la Glorieta de López Hoyos de Madrid. El representante de HB se negó a condenar «los hechos dramáticos» que se habían vivido, pero añadió: «Estoy dispuesto a condenar todo tipo de violencia, pero ese no es el problema».
La entrevista dejó varias imágenes para la historia. La primera, a la entrada. Idigoras colocándose en el cuello una corbata que llevaba en la mano con el nudo ya entrelazado, una prenda que, según dijo, no se había colocado desde su boda en 1970. A La Zarzuela no llegó solo. Le acompañaron Rafa Díez Usabiaga, por aquel entonces diputado, y José Luis Elkoro, senador. Los dos se quedaron fuera. Con Idigoras solo entró en el palacio otra persona, la que había conducido el coche en el que habían viajado desde Euskadi, Rufi Etxeberria, miembro de la Mesa Nacional de HB y con los años uno de los principales referentes de la izquierda abertzale. Idigoras estrechó la mano de Juan Carlos I y durante el encuentro que se prolongó apenas diez minutos le planteó la autodeterminación «como una solución a la violencia». No hubo imágenes de la cita.
Tuvieron que pasar casi 20 años para una imagen similar. El 15 de diciembre de 2011, Xabier Mikel Errekondo, diputado de Amaiur, la precuela de EH Bildu, acudió a la ronda abierta tras las elecciones del 10 de noviembre de 2011. Para entonces habían pasado dos cosas trascendentales. Bildu había sido declarado legal por el Tribunal Constitucional en mayo y ETA había decretado el cese definitivo de la violencia en octubre. Amaiur fue la formación que obtuvo más escaños en Euskadi –el PNV ganó en votos– y con este bagaje se presentó Errekondo en Zarzuela. Volvió a estrechar la mano a Juan Carlos I, calificó de «histórico» el encuentro y le pidió que fuese «una pieza clave» en el logro de «una paz duradera». Hablaron de sus familias –exjugador de balonmano, Errekondo había coincidido con Iñaki Urdangarin en la selección española– y el ahora rey emérito, aunque mostró un gesto serio, dijo luego haberse sentido «cómodo» durante el cara a cara.
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Esa fue la última vez que un representante del entorno de la izquierda abertzale pisó Zarzuela. Estuvo a punto de hacerlo Marian Beitialarrangoitia en 2015, pero en una demostración de las tensiones internas existentes en ese mundo, EH Bildu tuvo que dar marcha atrás después de que la mayoría de las asambleas locales apostasen por vetar al Rey. En ese momento el jefe del Estado ya era Felipe VI.
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