La izquierda abertzale asume el control total de la dirección de EH Bildu

Rodríguez está incluido en la lista presentada ayer por la Mesa Política de EH Bildu para dirigir la coalición los próximos años, por lo que tendrá que abandonar la dirección de Sortu. Ahora la propuesta será sometida a las bases y ratificada en el congreso que se celebrará el 8 de febrero en Pamplona. De aquí a entonces no se prevén cambios significativos.

La coalición seguirá liderada por Arnaldo Otegi, aunque ahora como secretario general, no como coordinador general, que era la denominación que figuraba hasta ahora. El cambio va más allá de lo simbólico, porque certifica la conversión de EH Bildu en algo muy diferente a lo que empezó siendo. Ya no es una «simple» coalición, sino un «sujeto político» independiente, con su propia militancia. Más cerca de un partido tradicional.

Un proceso que se intensificó en el anterior congreso, de 2021, cuando llegaron a la dirección dirigentes como Sonia Jacinto y Pello Otxandiano. Los dos habían sido los responsables de Organización y Programa de Sortu, respectivamente, y pasaban a ejercer los mismos cargos en la coalición.

Jacinto seguirá desempeñando ese mismo puesto. A su lado y al de Otegi estará Rodríguez. La imagen tiene un profundo valor político porque los tres fueron condenados por 'Bateragune', el proceso que buscaba reorganizar a la izquierda abertzale durante los procesos de ilegalización. No sólo eso. En aquel caso también tuvo un papel relevante -también estuvo en prisión- Miren Zabaleta, hoy líder de EH Bildu en Navarra y que tiene un peso notable en la sala de máquinas de la coalición. El quinto condenado fue Rafa Díez, hoy alejado de la primera línea política pero que sigue actuando como referente ideológico y moviéndose entre bambalinas. En la práctica, quince años después, 'Bateragune' controla Bildu.

Rodríguez se ha convertido durante los últimos años en el principal referente de la ortodoxia. EH Bildu lo situó como referente para llevar el tema del nuevo estatus en el Parlamento y durante los últimos años ha escenificado su apuesta ideológica más a la izquierda, defendiendo las esencias. Dos ejemplos: asistió a la investidura de Nicolás Maduro en 2019 y hace unos meses visitó Cuba para reforzar las relaciones con el Partido Comunista de la isla.

Junto a ellos estarán otros nombres como el propio Otxandiano, Nerea Kortajarena o Unai Urruzuno. El papel de EA y Alternatiba queda diluido al máximo. Hasta ahora, todos los partidos tenían un representante en la Mesa Política, que era el máximo órgano de dirección. Ahora ésta queda en un lugar secundario y apenas se reunirá una vez cada dos meses. El día a día lo llevará la ejecutiva, liderada por Otegi, Jacinto, Rodríguez Otxandiano, Zabaleta... Y ahí no hay ningún representante de EA o de Alternatiba.

Según la propuesta dada ayer a conocer, la Mesa Política estará integrada por 37 personas, con mayoría de mujeres y una edad media de 47 años. En cuanto a la Ejecutiva, tendrá 16 miembros. Había varias incógnitas a este respecto. Una era saber el cargo de Pello Otxandiano. El hasta ahora director de Programas pasa a integrar la nueva dirección como «portavoz del grupo parlamentario de la CAV». La secretaría de Programas la asume su compañera de bancada Nerea Kortajarena.

Un segundo aspecto a clarificar era el papel de Gari Mujika y Unai Urruzuno. Se especulaba con que el primero, que ha sido 'número dos' de Otegi desde 2017, pudiera salir de la nueva dirección. Finalmente no será así, aunque pasa de ser director general a responsable de comunicación. El segundo, que ha tenido un notable peso interno desde 2021, pasa de adjunto al coordinador general a responsable de política institucional.

En definitiva, la nueva dirección estará copada por los pesos pesados de la izquierda abertzale tradicional. EA y Alternatiba pierden la escasa influencia que podían conservar. El movimiento, además, blinda al actual núcleo duro -con algún reequilibrio en las funciones de sus integrantes- que ha llevado a la coalición soberanista a alcanzar sus mayores cotas de influencia política.

La estrategia diseñada en los últimos años está dando sus frutos y en el horizonte aparecen 2027 (elecciones municipales y forales) y 2028 (vascas) como las pruebas de fuego. EH Bildu aspira a dar el 'sorpasso' definitivo al PNV y a alterar la política de alianzas entre jeltzales y socialistas que le permita no sólo convertirse en la fuerza hegemónica en Euskadi, sino también gobernar las principales instituciones.