![Respaldo. Markel Olano, Eneko Goia, Tejeria, Urkullu, Consuelo Ordóñez, Aznar, Pablo Casado y María San Gil, entre otros, aplauden en primera fila el discurso de Ana Iríbar.](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202001/23/media/cortadas/viuda-ordonez-indigno-U70822473010Tr-U901321797210msC-624x385@El%20Correo-ElCorreo.jpg)
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A. GONZÁLEZ EGAÑA
Jueves, 23 de enero 2020, 16:13
Algo hemos debido de hacer mal para que el discurso de Gregorio siga siendo válido y efectivo, sea aún un bálsamo para muchos demócratas». La viuda de Gregorio Ordóñez quería que la memoria de su marido volviera a San Sebastián con motivo del 25 aniversaro ... del asesinato a manos de ETA y, desde este jueves, se ha hecho realidad con la gran exposición que ella misma ha inaugurado en el Palacio Miramar.
Ante los más de 300 invitados al acto, muchos de ellos cargos públicos en instituciones dentro y fuera de Euskadi, Ana Iríbar se ha presentado con una apelación a seguir defendiendo, «con la misma fuerza, los ideales que Gregorio encarnó para que los males fecundos no triunfen». Con un discurso compartido, trabajado y revisado la misma víspera con su hijo Javier, ha recordado las «tareas» que la sociedad tiene «pendientes» respecto a las víctimas del terrorismo, entre las que destacó los más de 300 asesinatos aún sin resolver. Ha traído a la memoria palabras de Ordóñez en las que sostenía que «HB y ETA sobraban del País Vasco», que «eran lo mismo» y que había que «arrinconarlos política y socialmente». En este contexto, la viuda del político donostiarra sostiene que EH Bildu no es una formación política «cualquiera» y que «evidententemente su líder, Arnaldo Otegi, tampoco es un político cualquiera» porque «todos sabemos que tiene un pasado terrorista y que ha participado en tres atentados».
Con ese argumento, considera que «no es digno de una democracia» admitir «en sus filas» y sentar «en su Congreso, en sus ayuntamientos y en sus parlamentos autonómicos a personas que están vinculadas directamente con atentados terroristas».
La apertura de la exposición 'Gregorio Ordóñez. La vida posible' ha servido para reunir en un mismo acto a políticos muy dispares, a excepción de EH Bildu que no fue invitada. La viuda del carismático político donostiarra ha recibido y saludado, uno a uno, a prácticamente todos los invitados a la muestra, desde el lehendakari Iñigo Urkullu, el expresidente del Gobierno español José María Aznar, el presidente del PP, Pablo Casado; el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano; el alcalde de Donostia, Eneko Goia; además de familiares, amigos y compañeros como María San Gil o Kote Villar (estaban almorzando con él en la misma mesa en la que fue asesinado). También miembros del actual Partido Popular vasco y de otras formaciones políticas como el PNV o el PSE.
En su intervención, ha tomado presetado el discurso de Ordóñez para pedir «el aislamiento no sólo político, sino social de los violentos» y remarcó que si todavía hoy sigue siendo necesario hablar de honradez «como él hacía», de voluntad de servicio, de bien común, es porque «nuestros actuales gobernantes se alejan y mucho de los principios que Gregorio defendía y que son fundamentales en el ejercicio de la política». Recordó al Goyo político diciendo «aquello de que vascos somos todos, todos los que construimos Euskadi y que ser vasco no es patrimonio de ningún partido, que se puede ser vasco y español». En ese sentido, confesó que «sentimos que su voz nos representa porque el problema del nacionalismo más radical, lejos de resolverse, se ha instalado y normalizado en el mismísimo corazón de España».
La viuda del teniente de alcalde del PP de San Sebastián ha compartido con los asistentes su «frustración personal» con dos preguntas aún sin contestar. Para la primera, la que le hizo su hijo Javier, con apenas cinco años, se alegró de tener ahora respuesta. Hace más de veinte años, un pequeño Javier Ordóñez quería saber de boca de su madre «cómo había muerto, quién le había asesinado y dónde estaba el asesino de su padre», pero entonces Iríbar no tuvo respuesta.
«Ha tenido que pasar mucho tiempo para dártela», le ha dicho emocionada, al tiempo que deseó que «ojalá todos los huérfanos que ha dejado ETA la tuvieran o la lleguen a tener algún día». Este jueves sí se ha podido explicar ante Javier, allí presente y acompañado por las hermanas de su ama: «Como bien sabes, los tres integrantes del comando que asesinó a tu padre ya han sido detenidos y juzgados. Uno de ellos ya está en libertad. Tal vez se acerque incluso a ver esta exposición, ya que vive y txikitea en esta misma ciudad».
También ha tratado de responder a la segunda pregunta, la que formuló en su día el expresidente Aznar. «Me preguntaste dónde está el para qué del asesinato de Gregorio», le ha recordado para confesar que no tuvo ni tiene respuesta. «Esa respuesta nos la debe el Estado a las más de 850 familias españolas que hemos visto el asesinato de nuestros seres queridos», ha reclamado. Con ese anhelo insta a exigírsela «a nuestro Estado de derecho, a sus instituciones, a la sociedad entera».
«La única respuesta posible solo puede llevarnos de la mano del sentido común, la justicia y la libertad al fortalecimiento de nuestra democracia. Hoy lamentablemente no encuentro ni la respuesta merecida ni deseada», ha clamado. No quiso olvidarse de las nuevas generaciones a quienes ha invitado a descubrir a Ordóñez que fue también «un joven rebelde, trabajador incansable que dio respuestas y voz donde sólo había prejuicios, miedo y silencio. Agradecido y leal con el espíritu de la Constitución. Y también con el trabajo y la dedicación de sus padres. Cristiano».
Iríbar ha destacado que su marido hizo posible «un cambio importante aquí, en esta ciudad y en la sociedad vasca». La «única» normalización que defendía Ordóñez, evocó, pasaba «por decirse vasco, español y europeo, sin complejos ni temor a amenazas. Esa normalización la hizo posible Gregorio, animando a sus conciudadanos a decir lo que pensaban, especialmente a quienes no se atrevían a hablar por miedo ni con su vecino, ni en el trabajo ni en las cenas con sus amigos».
El presiente del PP, Pablo Casado, ha afirmado este jueves en San Sebastián que «aquellos que no condenan» el asesinato de Gregorio Ordóñez, al que ETA mató hace hoy 25 años, «no pueden ser interlocutores políticos, ni pueden poner gobiernos, ni hacer presupuestos en comunidades cercanas como Navarra».
Casado se ha referido a la actuación de EH Bildu en la investidura de Pedro Sánchez y en la negociación de los presupuestos del gobierno de Navarra en declaraciones a los periodistas antes de participar en la inauguración de la exposición.
El líder del PP ha manifestado que Gregorio Ordóñez habría sido alcalde de San Sebastián, e incluso lehendakari, si ETA no lo hubiera asesinado porque «defendía la libertad, la democracia y porque era una persona a la que le importaba esta tierra y la consideraba fundamental para España y para Europa».
Casado ha agregado que el de hoy es un día para estar «a la altura de todas las víctimas del terrorismo», por lo que ha sostenido que «ahora que se negocian tantas mesas y tantas políticas, también con el PNV», el lehendakari -presente también en el acto- «no debe proponer al Gobierno de España el acercamiento de 200 presos de la banda terrorista que aún no se han arrepentido ni han pedido perdón a las víctimas, sobre todo cuando entre ellos estaría el asesino de Ordóñez».
«A Goyo lo mataron por ser del PP, pero también mataron a concejales del PSOE, de UPN y a cualquier trabajador o persona que les molestara en un proyecto totalitario», ha dicho Casado, quien ha hecho un llamamiento a «estar unidos para recuperar la dignidad de las víctimas a través, no solo de la memoria, sino también de la justicia»·.
En este contexto, ha recordado que hay 300 familias que «son saben quién mató a su padre, o a su hermano o a su hijo» y merecen «un resarcimiento al menos moral», tras lo que ha indicado que para resolver esos crímenes «hace falta la colaboración efectiva de esos presos etarras a los que ahora quieren dar beneficios penitenciarios».
Por último, ha rendido homenaje a Ordóñez, a todas las víctimas del terrorismo y a todos «los demócratas españoles»: «Nunca estaremos a la altura de Goyo, pero al menos intentaremos preservar lo que hizo, defender lo que más queremos y lo que nadie puede poner en riesgo, la España de la libertad».
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