Ha fallecido José Antonio Ardanza Garro, lehendakari de Euskadi entre 1985 y 1999. Estuve con él y con su familia hace pocos días en su casa. Me transmitió las mismas sensaciones de siempre: mente lúcida, cercanía, preocupación por los problemas de Euskadi y sentido del ... humor. Repasamos pasajes de la historia. Nos conocíamos desde 1984. Fui burukide cuando él asumió la responsabilidad de ser lehendakari. Posteriormente, fui parlamentario siendo él lehendakari. No sería, sin embargo, propio relatar vivencias.

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Reconozco que de él he aprendido muchas lecciones. Lecciones políticas. Y lecciones de vida. Lo importante que es el diálogo, aun en las situaciones más desesperadas y difíciles. Lo necesario que es gestionar nuestros escasos recursos, gobernando para todos y todas, y especialmente para los que peor lo están pasando. Su pensamiento humanista lo supo transmitir a sus decisiones, a su Gobierno y a todas y todos nosotros. Para cada problema podía, debía existir una propuesta y una solución. Nunca se conformó con un «no es posible». Y creo que el progreso de una sociedad está en buena parte en esa actitud hacia la vida; cuando no nos conformamos. Cuando los problemas son también oportunidades. Este era el espíritu de José Antonio Ardanza.

El lehendakari Ardanza nació en Elorrio en 1941, una villa sumida en la dictadura franquista, en la que, como en otros lugares, estaban patentes las consecuencias políticas, económicas y sociales del golpe militar y los restos físicos de la guerra. José Antonio Ardanza fue alcalde de Arrasate-Mondragón, diputado general de Gipuzkoa y lehendakari. Siempre en representación del Partido Nacionalista Vasco. Además, desarrolló una intensa actividad de gestión tanto en el ámbito cooperativo como de la empresa.

El lehendakari Ardanza trabajó sin descanso por el autogobierno vasco, por la paz y la convivencia, así como en favor de la recuperación económica e industrial de Euskadi. Hoy con cifras de paro en el entorno del 7% se nos hace difícil imaginarnos la Euskadi de aquellos años 80. La Euskadi con un desempleo del 25%. La Euskadi en la que se cerraban una a una sus principales empresas. En esos años, y de la mano de Jose Antonio Ardanza, nacieron, se desarrollaron y triunfaron los planes de recuperación económica y de reindustrialización. El Plan Europa 93 o el Plan 3R.

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Pero él quiso ir más allá. Y sus gobiernos pusieron en marcha medidas sociales pioneras con el objetivo de asegurar la cohesión económica y social de la sociedad vasca. Fue el propio lehendakari quien con su Gobierno decidió, en uno de los momentos de mayor crisis económica y social de Euskadi, diseñar un plan contra la pobreza. Pionero, creo, en toda Europa. Fue el Salario Mínimo de Inserción, el primer sistema complementario de Garantía de Ingresos de nuestro entorno, la actual RGI. Euskadi se ponía a la par de los países más avanzados socialmente del mundo.

El lehendakari Ardanza ha sido un referente político e institucional de primer orden en Euskadi. Persona de sólidos valores humanistas y democráticos, defendió su ideario siempre desde el respeto a los derechos humanos, la pluralidad y la convivencia democrática. Su legado es un ejemplo de entrega y compromiso con la sociedad vasca para todas las personas que asumimos una responsabilidad pública con nuestro país.

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Me gustaría destacar una faceta más del lehendakari Ardanza. La importancia de la familia. Lo importante que es darnos cuenta de que, por encima de nuestra faceta de políticos o representantes institucionales, somos seres humanos. Personas vinculadas a otras personas. De su cariño, de su preocupación constante por el entorno familiar aprendí muchísimas lecciones. Eskerrik asko por todo Ardanza lehendakaria. Egun handira arte. Goian Bego!

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