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Quim Torra, o más bien el Tribunal Supremo, consiguió ayer algo excepcional. Que PNV y EH Bildu aparquen por un rato su permanente enfrentamiento para escenificar su solidaridad con el ya expresidente de la Generalitat tras ratificarse su inhabilitación. Los portavoces parlamentarios de ambos grupos, ... Joseba Egibar y Maddalen Iriarte, respectivamente, presentaron la enésima declaración de partidos vascos contra una decisión judicial relativa al 'procés'. Con la novedad de que esta vez, a diferencia de todas las anteriores en la legislatura previa, el bloque se rompió con la espantada de Elkarrekin Podemos-IU por los términos del documento.
La declaración, presentada al margen del pleno ordinario que se estaba celebrando ayer en la Cámara de Vitoria, consta de tres puntos. El primero de ellos muestra el «rechazo y alarma» de ambos partidos por la confirmación por parte del Supremo de la inhabilitación de Torra, quien ya no ejerce de presidente de la Generalitat. «Significa, además de una grave agresión al autogobierno de Cataluña, un ejercicio de deslegitimación de la voluntad popular», coinciden jeltzales y abertzales en alusión a la elección del ya exjefe del Ejecutivo catalán por parte del Parlament en 2018.
Hasta aquí Elkarrekin Podemos-IU coincidía en lo sustancial, si bien prefería limitarse a señalar lo «injusto y desproporcionado» de la sentencia. Pero el obstáculo insalvable llegó en el segundo punto. La iniciativa de las formaciones nacionalistas insta a «los poderes del Estado español a desistir en su estrategia de judicializar legítimas reivindicaciones políticas y a respetar el ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades básicas, así como los derechos colectivos, que constituyen todos ellos la base de la democracia».
Estos términos tal vez habrían sido del agrado de la coalición morada hace unos meses, pero no ahora que desde enero forma parte del Gobierno central y, por tanto, de esos «poderes del Estado» a los que interpela directamente el texto. Al fin y a la postre, el contenido de ese punto viene a poner en duda que el Ejecutivo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias respete los derechos fundamentales. Y ante ese escenario, la alianza de izquierdas en suelo vasco no quiso pasar por el aro de firmar una declaración en contra de sus propios compañeros de Madrid.
Según fuentes internas, el grupo liderado por Miren Gorrotxategi trató de salvar su participación en la iniciativa con una contrapropuesta que denunciaba «el uso que algunos partidos políticos vienen haciendo del Poder Judicial con fines políticos», en referencia a PP, Vox y Ciudadanos. Sin embargo, PNV y EH Bildu no accedieron al cambio. El tercer y último punto, que insta a «que se posibilite la expresión de la voluntad democrática del pueblo de Cataluña y se respete su decisión», también contaba con el beneplácito de los morados.
El independentismo reivindicó ayer el referéndum del 1-O como la piedra fundamental del proceso hacia la república catalana. El secesionismo conmemoró el tercer aniversario de la jornada de votación en un clima de falsa unidad y con claro aroma electoral. El día después de que Pere Aragonès asumiera la presidencia alejado del tono radical de Quim Torra, JxCat redobló su presión sobre ERC para hacer de los comicios un plebiscito del referéndum de 2017.
«Tenemos que garantizar un gobierno nítidamente independentista. Si el pueblo ratifica el mandato, debe haber consecuencias políticas», dijo Carles Puigdemont, quien apuesta por reactivar la vía unilateral si el secesionismo logra más del 50% de los votos. Sin embargo, Esquerra no comparte esa pretensión y asegura que solo recurrirá a esa senda si el Gobierno central se cierra en banda.
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