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En la tercera página de 'Fernando Buesa, una biografía política. No vale la pena matar ni morir' reza la siguiente dedicatoria: «A los siete nietos y nietas que no conocieron a su abuelo Fernando». El libro, que se presenta hoy en Vitoria y tiene por ... autores al historiador Antonio Rivera y al politólogo Eduardo Mateo, repasa la trayectoria política e institucional -ocupó, entre otros, los cargos de vicelehendakari y diputado general de Álava- del que fuera uno de los referentes del PSE en Euskadi. ETA le asesinó el 22 de febrero de 2000, junto a su escolta Jorge Díez.
- ¿Por qué a Buesa?
- Para desactivar la capacidad de oposición a la alianza nacionalista o por la expectativa, frustrada, de que el PSOE llegara al poder en esas elecciones de 2000. Todo son especulaciones. Cabe señalar un detalle: en los comicios de ese año, el PSE llevaba como lema 'Por la paz y el diálogo'. A propuesta de Felipe González, tras el atentado se cambió a 'Por la vida y la libertad'. El sentido del PSE en esas elecciones era anular la tensión que iba incrementándose en la sociedad vasca. Cuando asesinan a Buesa, el partido pasa a enfrentarse a una situación de vida o muerte. Todo cambia. Si piensas que en la Europa del siglo XXI se asesina al jefe de la oposición, uno se echa las manos a la cabeza... Es increíble.
- El atentado extremó las posiciones a favor del PNV y del PP, no del PSE.
- Buesa y su familia son de la vieja Vitoria y lo que ocurre es una manifestación de una ciudad que se siente agredida. Esa emoción no se convirtió en apoyo socialista, sino que se tradujo en el voto que mejor podía representar en ese momento el antinacionalismo, y ese era el PP.
- Le llamaron «el socialista de seda». ¿Los recelos del sector obrerista fueron inevitables?
- Era un personaje que contrastaba con las características de la política de entonces, en la que se creía que quienes iban a prosperar eran los que provenían del antifranquismo. Fernando Buesa no viene de ahí. Sus primeros contactos con la política se producen ya iniciada la Transición. Por eso tuvo una presencia difícil en el partido. Es más, su incorporación al mismo se produce tras una asamblea en la que se discute si se le permite entrar o no. Pero analizó muy bien el tiempo que estaba viviendo y sus discursos se sostienen hoy.
- «Los socialistas decimos no a ese planteamiento de querer hoy Estatuto porque conviene tener más autonomía para modelar a su gusto la sociedad vasca y mañana, cuando las condiciones la hagan viable, autodeterminación», expresó en la Cámara.
- Sus palabras están vigentes en lo que es la posición del partido, pero también cuando hablamos del futuro de este país. Su radical oposición a considerar que la ciudadanía puede soportarse en algo distinto a la propia condición ciudadana, como es el disparate de diferenciar entre nacionalidad y ciudadanía.
- Pudo haber sido ministro...
- Alfonso Guerra le propuso en el 82 encabezar la lista por Álava, pero él lo rechazó. Optó por la política vasca. Eso sí, como decía Clint Eastwood en 'Sin Perdón', cuando se mata a alguien, no solo le quitas lo que tiene, sino todo lo que podría llegar a tener.
- Como consejero de Educación integró a las ikastolas en el modelo educativo vasco y logró la firma del 'Pacto Escolar'. Pero su experiencia en el Ejecutivo, recuerdan, fue «penosa y agotadora».
- Fue traumática. La campaña de la federación de ikastolas fue brutal. A eso se une que se siente ninguneado por el lehendakari Ardanza. Buesa tiene una lectura cartesiana de la política, si llegas a un acuerdo con alguien, esa persona no te puede puentear. Es más, se plantea dimitir por no sentirse respaldado; y en el 94, cuando termina su gestión, propone a los socialistas no repetir porque no se fía del PNV. En aquellos años, se construía a la víctima. Ese Fernando Buesa tachado de enemigo del euskera lo usa ETA cuando lo asesina. Pensemos qué habría ocurrido con la fórmula de tres redes, en la que el patrimonio del euskera fuese de las ikastolas, y en la pública y en la privada su uso fuera testimonial. Sería un desatino.
- El PNV convirtió la manifestación en repulsa por el doble crimen en un acto de desagravio a Ibarretxe. Recuperan las palabras de Mario Onaindia, que gritó a los nacionalistas que San Mamés estaba en otra dirección y que el asesinado había sido Buesa y no Ibarretxe.
- El PNV, Arzalluz más que Ibarretxe, teme que se reproduzca la situación del 97 después de Ermua. Los primeros gritos que se escuchan de 'Ibarretxe dimisión' se interpretan como una conspiración. Pero la división que se vivió no fue inmediata. Lo que de verdad separó a los vascos fue el Pacto de Estella.
- Euskal Herritarrok se refirió al atentado como «un fracaso colectivo». Trece años después, la exportavoz de Bildu, Laura Mintegi, dijo que era una víctima «de origen político».
- La izquierda abertzale dice, por un lado, a su parroquia que Buesa era un enemigo de Euskal Herria. Y por otro, se dirige al resto de los ciudadanos, a quienes necesita si quiere ganar unas elecciones. De ahí que un día vayan a los homenajes y otro legitimen el atentado.
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