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Iñaki Urdangarin ha cumplido su primer día en el Centro Penitenciario de Brieva, a siete kilómetros de Ávila, después de cumplir con los trámites del ingreso a primera hora del lunes. Siete años, diez meses y 24 días después de que la ... Audiencia Provincial de Palma abriera una investigación sobre sus negocios, traspasó las puertas del centro penitenciario para cumplir la condena de cinco años y diez meses de prisión impuesta por el Tribunal Supremo.
A las 8.13 horas de la mañana de ayer, sin ningún periodista que pudiera grabar su imagen, el cuñado de Felipe VI se presentó, a bordo de un furgón oscuro con la única compañía de un conductor que hacía las veces de escolta, ante las verjas correderas del módulo de ingresos de este centro para mujeres y en el que solo hay un destartalado pabellón en desuso para varones, que deberá ser adecentado para albergar al preso más ilustre del sistema penitenciario español.
Dicen los funcionarios de Brieva que atendieron a Urdangarin que el nuevo recluso se mostró «muy agradecido» por las explicaciones y «extremadamente educado». El cuñado del jefe del Estado se presentó justo en el cambio de turno de los trabajadores, por lo que pudo conocer a buena parte de los funcionarios con los que tendrá que tratar. Tras las explicaciones sobre la precaria situación del módulo y recibir el folleto 'La prisión paso a paso' con la normas de Instituciones Penitenciarias, el interno fue examinado por un médico, una trabajadora social y una educadora.
Para la hora de comer, poco después de la una de la tarde, los trámites de entrada del marido de Cristina de Borbón prácticamente habían acabado. Fue entonces cuando Urdangarin disfrutó de su primera comida entre rejas: judías pintas, pescado y yogur. Fuentes de la prisión abulense han señalado que en la tarde de ayer estuvo viendo en la televisión de su módulo el Mundial de Fútbol en torno a las 20.30 horas, coincidiendo con el partido entre Túnez e Inglaterra, que culminó con el triunfo de los segundos por 1-2.
Según fuentes penitenciarias, Urdangarin ha pasado la noche con «absoluta normalidad» y no ha necesitado ir a la enfermería. El marido de la infanta Cristina está «tranquilo» y «concienciado» de que es un recluso y que le toca cumplir la condena impuesta por el Tribunal Supremo por varios delitos de corrupción en el caso Nóos, han añadido estas fuentes.
Más allá del aislamiento forzado, la vida en prisión de Urdangarin estará marcada por el mismo horario del resto de las cárceles españolas: a las ocho de la mañana hay que estar en pie para limpiar la celda y tomar el desayuno. De nueve a una de la tarde solo patio, porque no tendrá actividades regladas. Entre la una y las dos es el almuerzo. El «descanso» ocupa desde las dos a las cuatro y media. La tarde, de nuevo, para patio, a falta de talleres o actividades recreativas. Cena a las ocho. Y a partir de las nueve en la celda, a la espera de que a medianoche se apaguen las luces.
Para combatir esa rutina, Iñaki Urdangarin, sin duda, se marcará como meta la vuelta a la calle, algo que podría suceder, si todo trascurre como en otros casos similares, en la Navidad de 2019. En dos meses Instituciones Penitenciarias clasificará al preso condenado y, si no hay sorpresas, lo hará en segundo grado. Así las cosas, en un año y medio la junta de tratamiento de la cárcel, si el comportamiento del recluso es bueno, podría acceder a su primer permiso penitenciario de salida.
El marido de la infanta Cristina hizo caso al Ministerio del Interior y escogió una de las cinco cárceles que Instituciones Penitenciaria le había sugerido por su seguridad y para evitar grandes trastornos en otros centros. Será casi imposible que Urdangarin sea grabado en Brieva y, mucho menos, agredido. Su intimidad y la de su familia está más que garantizada en esta cárcel que compartirá con otras 95 presas, a las que jamás verá. Otra ventaja es que ni la infanta Cristina ni sus hijos tendrán que aguardar las largas colas para las visitas semanales o los vis a vis íntimos mensuales los fines de semana.
Además, la prisión abulense se encuentra a solo 115 kilómetros del aeropuerto de Barajas, con casi una decena de vuelos directos a Ginebra, donde reside la infanta. Desde el aeródromo madrileño, sin tráfico, se tarda una hora a Brieva, porque el centro penitenciario se encuentra a poco más de un kilómetro de la autopista que une Madrid con Ávila.
Hasta ahí las ventajas porque la privacidad que tanto desea Iñaki Urdangarin y la seguridad que tanto anhelaba el Ministerio del Interior tendrán una importante contrapartida: el más absoluto aislamiento. En esta cárcel de mujeres solo hay un pabellón de cinco celdas para varones, conocido como el 'módulo de hombres' y en el que no ha residido un solo recluso en los últimos cuatro años. Es más, Interior, por sistema, traslada a todos los varones que ingresan voluntariamente en ese centro en menos de 72 horas a los centros de Segovia o Valladolid, porque ese pabellón solo se usa como 'escala' en los traslados o para acoger a presos de alta seguridad como lo fue en su época Luis Roldán (que estuvo una década entre 1995 y 2005) o arrepentidos de narcotráfico o terrorismo.
Si Instituciones Penitenciarias finalmente da por buena la elección de Brieva (tiene dos meses para cambiarle de destino antes de su clasificación, aunque parece poco probable porque Interior sugirió este centro, entre otros) el exduque solo tendrá relación diaria con los funcionarios (no más de cinco) que se turnarán en el 'módulo de hombres'. Urdangarin dormirá solo, comerá sin compañía y no podrá charlar con nadie en sus horas de patio.
Toda su vida discurrirá en soledad entre su celda de doce metros cuadrados, una galería, un pequeño salón (con sillas y mesas metálicas y una televisión) y un patio de 25 metros de largo por siete de ancho, en el que el único deporte posible es el frontón. En principio, tal como le comunicaron ayer al preso los propios funcionarios, no tendrá posibilidad de asistir a ninguna actividad recreativa (como gimnasio, cursos o talleres), simplemente porque no existen, al tratarse de un módulo diseñado para estancias de días. Tanto la comida, los libros de la biblioteca o los productos que adquiera en el economato de la cárcel les serán llevados por los funcionarios.
Prisiones prometió al preso que hará una limpieza de urgencia y mejoras en el módulo –en desuso y con problemas con el abastecimiento de agua– y que estudiará la posibilidad de introducir alguna actividad recreativa extra como pudiera ser la instalación de alguna máquina de gimnasio.
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