Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Olatz Barriuso y Ramón Gorriarán
Lunes, 7 de diciembre 2020, 14:58
En plena crisis migratoria, uno de los asuntos que centrará la cumbre España-Marruecos del próximo 17 de diciembre, y con el conflicto del Sáhara Occidental a flor de piel, Pablo Iglesias tenía previsto viajar al encuentro bilateral dentro de la comitiva gubernamental ... que encabezará el presidente, Pedro Sánchez. El vicepresidente segundo mantenía así su cuota de protagonismo en el seno del Ejecutivo tras la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. No obstante, y aunque Moncloa había confirmado a la agencia Efe la participación de Iglesias, finalmente decidió dejar fuera al vicepresidente segundo del viaje a Marruecos.
Según publicó este lunes a mediodía 'El País', el Gobierno cambió de criterio en el último momento y finalmente solo acudirán a Rabat los ministros que tienen un MOU (Memorándum of Understanding, un acuerdo concreto) pendiente de cerrar con sus homólogos. De ahí que ni Iglesias ni la vicepresidenta Nadia Calviño vayan a tomar parte en el encuentro bilateral. La única ministra de Unidas Podemos que lo hará será la de Trabajo, Yolanda Díaz, y también estará la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Fuentes gubernamentales descartaron que la ausencia tenga relación con sus comentarios a favor del referéndum de autodeterminación en el Sáhara o de las estrechas relaciones que mantiene Podemos con el Frente Polisario.
Pese a la explicación oficial, que incluye también la necesidad de recortar las delegaciones oficiales por la pandemia, a nadie se le ocultan los recelos que el viaje de Iglesias provocaba en una parte del Ejecutivo. En un primer momento, fuentes de Moncloa citadas por Efe recordaron que Iglesias es un miembro más del Ejecutivo y que su presencia en las cumbres internacionales debe verse «con absoluta normalidad». De hecho, recordaron, ya tomó parte en la cumbre hispano-lusa en la ciudad portuguesa de Guarda en octubre y el mes pasado en la hispano-italiana celebrada en Palma de Mallorca.
No obstante, el malestar en Exteriores con Iglesias se remonta al viaje del líder morado con Felipe VI a Bolivia hace ahora un mes para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente, Luis Arce, delfín de Evo Morales. El líder morado aprovechó el desplazamiento para intensificar la 'diplomacia paralela' con dirigentes y mandatarios de la izquierda latinoamericana, incluido el propio Morales y el kirchnerista Alberto Fernández, con quienes firmó un manifiesto, rubricado por José Luis Rodríguez Zapatero, contra la amenaza de la «ultraderecha». Sus movimientos provocaron recelo en el ala socialista del Gobierno.
Ahora, el viaje de Iglesias, cuya agenda no había sido desvelada aún aunque se deslizó desde Moncloa que se reuniría con la ministra de Solidaridad Jamila Moussali, llegaba precedido de su reciente pronunciamiento en redes sociales, el 15 de noviembre, a favor de un referéndum de autodeterminación «libre, limpio e imparcial» en el Sáhara y de su exigencia de que se mantuviese el alto el fuego «quebrado por Marruecos en el paso del Guerguerat», donde el mes pasado intervino el Ejército marroquí para desalojar a un grupo de manifestantes saharauis que llevaban tres semanas bloqueando esa franja. Dos semanas después, afirmó que «el Ministerio de Exteriores, con mucha discreción y mano izquierda, está trabajando» para que vuelva a haber un enviado especial de la ONU para el Sáhara Occidental, puesto vacante desde mayo de 2019.
El Gobierno negó que Marruecos hubiera hecho llegar «ningún tipo de malestar o lamento» por la postura del vicepresidente respecto a la excolonia española. Pero los mensajes de Iglesias coincidieron en el tiempo con la visita del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, a Rabat para buscar salida a la oleada de migraciones irregulares a Canarias -más de la mitad marroquíes- y a las posteriores repatriaciones, que han puesto a prueba las relaciones con el reino alauí. El vicepresidente discrepa de la estrategia de Interior de devolver a los inmigrantes a sus países y aboga por trasladarlos a la Península.
En el Gobierno niegan que esta rectificación vaya a desembocar en un nuevo enfrentamiento en la coalición. El pasado 24 de noviembre se produjo un incidente con cierto parecido. El vicepresidente fue excluido de la comisión interministerial encargada de gestionar los fondos europeos. Protestó, y Sánchez decidió que fuera el Consejo de Ministros el gestor de ese dinero.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.