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El oráculo radiofónico de la derecha exagerada reprochaba este martes a la mañana que Feijóo estuviera dispuesto a hablar con el presidente. La estrategia era la descalificación gruesa, ni tregua ni cuartel, no favorecer argumentos y mucho menos concertar acuerdos. Si el dirigente conservador seguía ... su consejo, ¿cómo dispararía contra el Gobierno obviando la presencia en la sala de un elefante del tamaño del compromiso futuro para devolver al Poder Judicial a la legalidad? Disparando entre las piernas del imaginario paquidermo, presentando batalla como guerrillero, acudiendo a las medias verdades de la derecha, negando el pan y la sal a la acción del Ejecutivo, y atacando 'ad hominen' al presidente y su bancada.
De debate económico hubo lo esperado, y todo lo puso Sánchez porque, aunque lo que haya presente lagunas obvias, es lo que hay, y la salida a una crisis de esta envergadura no es muy diferente se haga desde donde se haga. ¿O sí? La comparativa gruesa entre cómo respondió Rajoy en 2012 y cómo lo está haciendo Sánchez es su mejor baza, y por eso quiere contender con Feijóo en este asunto, porque el producto que vende se lo puede comprar la ciudadanía, pero hace falta presentarlo en condiciones en el mostrador del colmado. Por eso uno iba de guerrillero tronante y el otro de general descriptivo. Tiene todas las de ganar, pero necesita escenarios donde los afectados y favorecidos le escuchen con reiteración.
Porque sí que hay diferentes formas de salir de una crisis enorme: la de Rajoy se hizo hace años desarmando por completo a los de abajo y esperando con ello que la ventaja para los de arriba fuera suficiente como para reanimar la moribunda maquinaria económica. Pasó finalmente, pero gracias a la ayuda europea que vino en nuestro rescate. Ahora no es rescate, sino posibilidad de endeudamiento por parte del mismo socio europeo, con resultado de derivar a futuro los tremendos costes que supone. Así, los de abajo ni se desarman tanto ni se ven negados por la ayuda estatal. Es la diferencia que pretende mostrar la izquierda antes de las elecciones y la que niega con brocha gorda la derecha, haciendo hincapié en sus consecuencias.
Hacer ricos a los pobres es la invocación eterna de la derecha. Lo hace engordando en lo posible a los de arriba para que derramen sus demasías hacia los de abajo. Rajoy lo ha repetido en La Toja citando a Olof Palme. No está científicamente probado que sea mejor cebar el motor socioeconómico desde arriba que desde abajo; solo hay criterios políticos y morales al respecto. Es más fácil creer en lo segundo, porque es la idea más básica y la realidad que antes te llega, la solidaria. Pero si el ciudadano se aplica a otras lógicas no materialistas, si cree que lo que recibe es menos de lo que se merece y si se apunta a la pasión descalificatoria por lo mal que va todo, por activa o por pasiva lo tendremos abriendo la puerta al relevo, a los que apelan al enriqueceos por turnos: primero los de arriba, después los de abajo.
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