![En son de guerra](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202203/02/media/cortadas/barriuso2-kAQ-U1601163058020uX-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Alberto Núñez Feijóo tenía en la Junta Directiva Nacional su particular caballo de Troya, un artefacto engañoso y potencialmente explosivo que, al abrirse, escondía dentro a su propio ejército aqueo: una Isabel Díaz Ayuso desatada e incendiaria a más no poder, dispuesta a ajustar cuentas ... en un momento tan delicado como trascendental para el PP. «Hoy no tocaba», repetían ayer los presentes en la gran cita popular, la que debía servir para engrasar la transición presuntamente pacífica hacia la era poscasadista.
El enésimo 'ayusazo' fue una erupción volcánica en toda regla, hasta el punto de que se permitió el desahogo victimista de compararse con Rita Barberá. Recordemos que buena parte del PP achacó en su momento la muerte de la exalcaldesa de Valencia a la persecución política y mediática que habría sufrido tras ser imputada por presunto blanqueo de capitales. La autopsia demostró después que falleció a consecuencia de la enfermedad que padecía pero el relato quedó grabado a fuego en el imaginario popular. Así lo demostró Ayuso al clamar que «este partido no puede permitirse más Ritas Barberá en la cuneta».
No fue el único exabrupto en una intervención diseñada en principio (insértese aquí una risa floja en plena era de los móviles, las redes sociales y las puñaladas traperas) para el consumo interno. También pidió directamente la expulsión del partido de Casado -su discurso medido y dolido evidenció más si cabe el ardor guerrero de Ayuso- y de García Egea y lamentó que el expediente sobre el famoso contrato de su hermano esté a merced «del PSOE», es decir, en la Fiscalía. «Quedará en nada pero durará el tiempo que les convenga a los que nos quieren destruir».
La pregunta es por qué mantener vivo puertas adentro un embrollo sobre el que Sol quiere extender un manto de silencio, sobre todo el mismo día en que se iba anunciar, y se anunció, el carpertazo definitivo a la investigación interna. El mismo día en que el virtual líder del partido le mostró su público respaldo. ¿Un error de cálculo del estratega Miguel Ángel Rodríguez? Teniendo en cuenta que propios y extraños consideran a MAR poco menos que un moderno Sun Tzu resulta poco probable que el incendio no fuera provocado.
Más bien parece una advertencia a la nueva confederación de barones al mando de que no pueden permitirse arrinconarla ni dejarla al margen. Su discurso, que apenas fue aplaudido porque se entendió inoportuno, no tiene el componente ideológico del que defiende, por ejemplo, Cayetana Álvarez de Toledo, sobre la necesidad de que la unidad del PP, además de orgánica, sea ideológica para que pueda decir «lo mismo» en toda España. No hay pulsión política de fondo en el aldabonazo de Ayuso, que es estrictamente personal y parece querer recordar que, aunque tocada, no ha dicho aún su última palabra. Que no basta con repetir en los medios que es el mayor activo electoral del PP, sino que Feijóo haría bien en tenerlo en cuenta.
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