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Completado el proceso sucesorio, el nuevo lehendakari ha abierto su primera gran ronda de consultas con los partidos y coaliciones con representación parlamentaria. Objetivo: abordar los retos de la legislatura y muy en especial alcanzar un gran pacto político que permita reconducir la crisis que ... ha deteriorado en los últimos años la que posiblemente sea la joya de la corona de nuestro autogobierno: Osakidetza.
Una ronda de la que Imanol Pradales ha excluido a Vox, un error. Y ello por más que la ultraderecha sustente posiciones absolutamente bochornosas en asuntos como la inmigración, la violencia machista o la memoria democrática.
No conocemos aún con detalle los planes, las medidas concretas y los recursos económicos que tiene pensado poner sobre la mesa el nuevo Gobierno de coalición PNV-PSE para curar los serios problemas que aquejan a nuestra sanidad pública. Tan sólo que los objetivos prioritarios son levantar la atención primaria y rebajar las listas de espera, según ha concretado el nuevo consejero del área.
La propuesta peneuvista debe ser todo lo ambiciosa que requiere reencauzar un problema que, incomprensiblemente, trató de negar hasta casi el último minuto el Gobierno Urkullu. Y, de una manera singularmente obstinada, la anterior responsable de la consejería, Gotzone Sagardui (PNV). Una aspiración que, a cambio, debe encontrar una absoluta disposición al acuerdo de la totalidad de los partidos, además de los socios: de Sumar al PP y la izquierda abertzale.
Esa es la única respuesta que aguarda una ciudadanía tan enfadada por el retroceso de nuestra sanidad, como todavía orgullosa de su calidad. Y una plantilla de Osakidetza cansada e insuficiente para responder a las necesidades de la Euskadi de hoy y de mañana. Si ello implica mejoras económicas y laborales, estúdiense. Y si supone aparcar exigencias como la idiomática para consolidar plazas, también deberá considerarse. No en vano Pradales no ha dudado en recurrir a un castellanoparlante como consejero del área.
El otro gran pacto pendiente es el de la vivienda. La carestía y la escasez de pisos, tanto a la venta como en alquiler, requiere de otro acuerdo en el que resultan imprescindibles los ayuntamientos. Sólo de esta forma, con dinero -entre otras cosas para comprar pisos e incrementar el parque público de viviendas de alquiler social, como pretende el consejero socialista Denis Itxaso-, con tiempo y con un mucho de paciencia habrá opciones de ir encauzando el gravísimo problema.
Hace tres décadas, lo recordaba en un artículo anterior, Vitoria sufrió este problema por la errónea política de suelo del primer alcalde tras la Dictadura, Cuerda (PNV y EA). El pacto sellado por el PP y el PSE, al que más tarde se adhirieron los jeltzales, logró reconducir la situación con la construcción de dos nuevos barrios, de miles y miles de viviendas, gran parte de ellas de protección.
Si alguien no arrima el hombro y se excluye de estos acuerdos deberá explicárselo muy bien a una ciudadanía vasca muy enfadada y que urge respuestas eficaces ya. Unos pactos a los que debería unirse un tercero para mejorar nuestra autogobierno, que sólo será posible sin maximalismos.
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