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Hay una frase a la que Nekane Murga solía recurrir siempre en sus intervenciones públicas: «Todo está sobre la mesa». Cuando el lehendakari ... tuvo que despejar el horizonte del que sería el nuevo organigrama del Gobierno vasco –a la parte jeltzale, se entiende–, el nombre de la consejera de Salud estaba también sobre esa mesa. Hubo voces que apuntaron a un relevo en el departamento. El desgaste de Murga era evidente, pero su salida conllevaba también implícita la asunción de errores. Puesto todo en la balanza, Iñigo Urkullu se ha decantado por el cambio. La cartera de Salud pasará a manos de Gotzone Sagardui Goikoetxea, licenciada en Medicina y actual concejala de Gobernanza y Proyectos Estratégicos en el Ayuntamiento de Bilbao.
El salto de Gotzone Sagardui Goikoetxea (Bilbao, 1966) a la primera línea política se produjo en 2017. Si bien un año antes había sido elegida parlamentaria por el PNV, fue entonces cuando el alcalde de la capital vizcaína, Juan Mari Aburto, recurrió a ella. Exdirectora de Activación Laboral de Lanbide, ambos se conocieron profesionalmente en la etapa en la que Aburto ocupó el cargo de consejero de Empleo y Políticas Sociales en la primera legislatura de Iñigo Urkullu. Sagardui fue una apuesta del regidor bilbaíno, pero también del partido. No sólo pasó a ocupar el hueco que dejó el concejal Mikel Álvarez, considerado la mano derecha de Aburto, sino que desempeña todas sus funciones y «coordina» la Alcaldía. Hay quienes consideran que es quien «mueve los hilos» del Ayuntamiento.
Aunque con más experiencia política, su perfil es, salvando las distancias, similar al de Murga. Es licenciada en Medicina por la UPV, de la que es funcionaria y donde ha desarrollado gran parte de su carrera profesional. También fue responsable asistencial del centro del IFAS en Leioa. Casada y madre de dos hijos y una hija, quienes la conocen dicen de ella que es «amable, atenta y audaz». Ella se defiende como «abertzale y euskaldun» y en más de una ocasión ha recordado cómo sus padres lucharon en su día para que los jóvenes pudieran estudiar en euskera en la Ikastola de Ariz. Y es que, pese a nacer en Bilbao, Sagardui se crió en Basauri. Habla y «lee» en diferentes idiomas. En el Ayuntamiento de la capital vizcaína impulsó la internacionalización de la ciudad. Mantuvo reuniones con representantes de universidades afincadas en Londres o Noruega «sin necesidad de traductor». Es una gran forofa del Athletic, del que es socia compromisaria.
La nueva consejera de Salud no lo tendrá fácil. Como tampoco lo ha tenido su antecesora. Nekane Murga fue nombrada por sorpresa en marzo del pasado año en sustitución de Jon Darpón –cuando Urkullu le eligió ya sopesó el nombre de Gotzone Sagardui–, que renunció al puesto presionado por el escándalo de las filtraciones en las OPE de Osakidetza. Jefa del Servicio de Cardiología Clínica del Hospital de Basurto y profesora de la UPV su designación era temporal, un salvavidas para culminar los meses que quedaban de legislatura, pero la crisis sanitaria generada por el coronavirus la situó en la primera línea política. Con comparecencias casi a diario –ha acompañado a Urkullu en las conferencias de presidentes convocadas para abordar la pandemia–, se convirtió uno los rostros de referencia en la lucha contra la pandemia en Euskadi. Para bien y para mal.
El reto no era baladí: coordinar Osakidetza y el Departamento de Salud, cuyo presupuesto para 2020 ronda los 4.000 millones. Y lo que ni ella ni nadie esperaba, hacerlo en medio de una pandemia que ha puesto contra las cuerdas a todo el sistema sanitario público y, sin duda, ha evidenciado sus carencias. No solo en Euskadi, sino también a nivel estatal. La falta de recursos –mascarillas, EPIs, guantes, PCRs, etc.– le colocó al borde del abismo en las primeras semanas, incluso meses, de la pandemia. Ha tenido a buena parte de los sanitarios en pie de guerra. A mediados de mayo, delegados sindicales y trabajadores de Osakidetza la recibieron con abucheos y gritos de «fuera» a ella y al lehendakari durante una visita al hospital de Cruces. El arrinconamiento del Consejo Asesor de Enfermedades Infecciosas de Euskadi y su silencio ante la operación «demorable» a la que el gerente del hospital de San Eloy se sometió en plena pandemia, cuando este tipo de actuaciones no urgentes estaban ya restringidas, son solo algunas de las 'muescas' en su historial.
Y lo malo ha pesado. Iñigo Urkullu ha decidido relevar a Nekane Murga, pese a que hace poco más de una semana antes ella aseguraba sentirse «con fuerzas». Coge el testigo Gotzone Sagardui, que tendrá que asumir ahora la exposición mediática casi diaria de su predecesora. Será ella quien ofrezca las cifras actualizadas de la pandemia y quien deberá atender cuestiones como la situación de las UCIs, el «riesgo de colapso» de la atención primaria o el «insuficiente» número de rastreadores, que advierten profesionales sanitarios. Todo ello en plena curva de contagios y en puertas de la llegada de la gripe. Ni hablar ya del regreso a las aulas. De la nueva consejera dependerá también, en parte, la gestión de una futura vacuna en Euskadi.
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