Los gobiernos vasco y central volverán a celebrar el Día de la Memoria separados

Al día siguiente será el Ejecutivo que lidera Imanol Pradales el que asumirá el testigo. Lo hará con un acto de homenaje en el palacio vitoriano de Villa Suso a las 11 horas. Allí tomará la palabra el lehendakari e intervendrá también la consejera de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José. Según los organizadores, será un tributo a quienes «rompieron con el miedo y alzaron la voz para mostrar su empatía» con quienes sufrieron el terrorismo.

En un tiempo en el que las víctimas alertan, como hizo Sara Buesa hace un par de semanas, del riesgo de que se creen dos memorias enfrentadas, el Día de la Memoria sigue mostrando grietas en la sociedad vasca. El acto del sábado, el del Gobierno central, se celebra bajo el paraguas del Centro Memorial mientras que el segundo, del Ejecutivo vasco, lo hace con Gogora, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos. No es un secreto que los socialistas quieren reorientar la labor de Gogora, cuyo trabajo durante los mandatos jeltzales han puesto en cuestión.

La consejera San José ha defendido que «el rigor histórico es muy importante y nadie tiene el monopolio del relato» y ha insistido en que debe fundamentarse en «la verdad del conocimiento de lo ocurrido». La política socialista ha recalcado en varias ocasiones que ve crucial que Gogora «mire al futuro sin sectarismos ni obsesiones». Esa es la tarea fundamental que se ha encomendado a su nuevo director, Alberto Alonso, que toma el relevo de Aintzane Ezenarro.

Durante las recientes jornadas celebradas por la Fundación Buesa, una de las expertas retrató esa división de un modo gráfico. Izaskun Sáez de la Fuente, del centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto, advirtió que «para algunos Gogora sólo es una sucursal memorialista del nacionalismo vasco y el Centro Memorial representa a la derecha española». Reivindicó la vigencia de ambas entidades siempre que sean «fieles a la verdad».

Este fin de semana, cada una de ellas homenajeará a las víctimas por su cuenta. Todavía no se han planteado unificar los actos. El paso de la cartera de los jeltzales a los socialistas abre un nuevo tiempo, pero no se puede esperar un cambio rupturista, entre otras cuestiones, porque se trata de los mismos socios de gobierno.

A esa radiografía de la desunión hay que sumar otros actos, como el encendido del pebetero que acoge cada año el Parlamento vasco. Representantes de EH Bildu suelen acudir con el resto de fuerzas e incluyen en su agenda un guiño hacia los familiares de los presos de ETA que suelen manifestarse a las puertas de la Cámara. Un gesto que suele denunciar el PP, cuyos parlamentarios se ausentan de la cita para mostrar su desacuerdo con que se homenajee juntas a «víctimas de violencias muy distintas».