El Gobierno de Sánchez autorizó siete de cada diez traslados de presos de ETA tras el verano

El PNV se mostraba convencido hace escasos días de que el Gobierno de Pedro Sánchez y EH Bildu tienen un acuerdo para acercar a los presos de ETA a cárceles próximas a Euskadi y Navarra. Un pacto quizás no escrito, pero pacto al fin y al cabo, de cuya existencia también están seguros en las filas del PP, Ciudadanos, Vox y UPN. Ninguno se cree la versión del Ministerio del Interior y de la propia izquierda abertzale, que rechazan que estos movimientos formen parte de una negociación política o que se produzcan como una contraprestación al apoyo de la coalición soberanista a los Presupuestos del Estado. El propio Fernando Grande-Marlaska insistía en esta postura la semana pasada en el Congreso e iba incluso más allá al afirmar que no acometer dichos traslados sería «incumplir la ley». Pero para algunos la gravedad no reside tanto en los acercamientos, que se ajustan a la legalidad vigente, sino que éstos puedan usarse como moneda de cambio en el juego de mayorías parlamentarias.

Las cifras son cuanto menos significativas. Si en los dos primeros años de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno Instituciones Penitenciarias autorizó unos 54 traslados, en los últimos seis meses se ha dado el visto bueno a más de un centenar. Los movimientos se intensificaron a partir de mayo de 2020, superada la primera ola del coronavirus y el estricto confinamiento domiciliario. También fue entonces cuando se evidenció la debilidad del Ejecutivo en la Cámara baja. Ya fuera para sacar adelante las prórrogas del estado de alarma, como para buscar los apoyos que le permitieran aprobar sus primeros Presupuestos y coger oxígeno de cara al resto de la legislatura.

Mucho ha llovido desde junio de 2018. Tras su llegada a Moncloa, Pedro Sánchez anunció su voluntad de cambiar la política penitenciaria debido al nuevo escenario abierto tras la disolución de ETA. Su primer movimiento se produjo en agosto. Aunque heredado de la etapa de Mariano Rajoy no fue interpretado como un acercamiento. Los internos Olga Sanz Martín y Javier Moreno Ramajo pasaron de Asturias a Basauri tras serles concedido el tercer grado -están ya en libertad-. Sería un mes después cuando Instituciones Penitenciarias daría luz verde al que esta vez sí sería el primer gesto del Gobierno hacia los presos de la banda: Marta Igarriz Iceta y Kepa Arronategi. Este último, aquejado de una enfermedad psicótica, formó parte del comando que intentó asesinar al Rey Juan Carlos durante la inauguración del Museo Guggenheim en 1997. Al ser descubiertos, otro miembro del 'talde' asesinó al ertzaina Txema Agirre. La lista aumentó en medio año hasta alcanzar los 17 acercamientos.

El ministro del Interior se reunió con las principales asociaciones de víctimas, AVT y Covite, para explicarles cómo se llevarían a cabo dichos movimientos. Es más, el Ejecutivo les comunica con antelación los nombres de los presos cuyo traslado ha sido autorizado, en lo que es sin duda una práctica sin precedentes. Fernando Grande Marlaska informó a los colectivos que el Ejecutivo barajaba una lista de una veintena de reclusos susceptibles de ser trasladados a cárceles cercanas al País Vasco y rechazó cualquier movimiento en bloque. Pero esa lista hace tiempo que quedó superada.

A finales de 2019, el Ejecutivo de Sánchez había acercado a 31 presos de ETA y concedido, al menos, 28 segundos grados. Fue entonces cuando dio un salto cualitativo. Autorizó el primer acercamiento de un condenado por delitos de sangre, Joseba Arregi Erostarbe 'Fiti'. Luego le seguirían 59 más. Entre otros, los condenados por atentados como los de Fernando Buesa; Alberto Jiménez-Becerril y su esposa, Ascensión García; el fiscal Luis Portero y la bomba de la T-4, por la que fallecieron Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate.

El pasado agosto, dos años después de la llegada de Sánchez a La Moncloa -repetición electoral de por medio- el número de traslados era de 54. A día de hoy la cifra es de 163 movimientos, que corresponden a 142 internos -algunos han sido trasladados en más de una ocasión-. O lo que es lo mismo, un 67%, casi siete de cada diez, de los acercamientos llevados a cabo por el Ejecutivo de Sánchez se han registrado en los últimos seis meses.

Y es que el ritmo también se ha acelerado. Si bien Interior empezó con movimientos aislados y separados temporalmente, la media de acercamientos es ahora de cinco a la semana. Concretamente, cada viernes. Fue le 30 de diciembre, víspera de Nochevieja, cuando Instituciones Penitenciarias anunció el traslado de once presos, en el que fue el mayor movimiento penitenciario realizado hasta la fecha por el Ejecutivo de Sánchez. Solo un 28% de los presos de ETA internos en cárceles españolas -la cifra ronda los 195- no ha sido aún acercado.