«Evidentemente, España no es un BRIC», remarcó este martes la ministra portavoz, Pilar Alegría, un día después de que Donald Trump englobara a nuestro país en ese grupo de Estados emergentes y anunciara su intención de imponerle hasta un 100% de aranceles, como ... parte de su nueva política comercial. Alegría corrigió así al por segunda vez presidente de los Estados Unidos pero sin que en su voz pudiera percibirse un tono de reproche y mucho menos de confrontación.
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Pedro Sánchez lleva días alimentando el discurso de que Europa debe plantar cara al auge de la ultraderecha y a los riesgos que conlleva para las democracia en el mundo la llegada al poder de la «tecnocasta». La alusión tanto al propio Trump como a su nuevo «primer amigo, el dueño de Tesla y X, Elon Musk es clara, pero el jefe del Ejecutivo ha ido siempre con cuidado de no mencionarlos expresamente en un intento de evitar posibles represalias que conviertan a España en blanco de su ira .
En esa misma línea, la ministra puso en duda, en la rueda de prensa semanal tras el Consejo de Ministros, que el 'lapsus' del presidente estadounidense fuera eso, un error involuntario, o por el contrario una manera algo desconcertante de lanzar el mensaje amenazador que quería lanzar, pero aprovechó la ocasión para felicitar al magnate, como ya había hecho la víspera el propio Sánchez, por su toma de posesión.
«En España y, por tanto, en Europa miramos a EEUU como un aliado natural. Nosotros como país hemos mantenido y vamos a hacer todo lo posible para seguir manteniendo -aseguró la portavoz del Ejecutivo- esa relación estratégica». En Moncloa remarcan que en la última década los intercambios comerciales entre ambos países se ha multiplicado gracias a esas «buenas relaciones» que ahora no se quieren poner en peligro. «Vamos a seguir trabajando para afianzarla», insistió Alegría.
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El Gobierno sabe que otro de los asuntos por los que presionará Trump a España -y en realidad, el tema por el que se le preguntó en su primera comparecencia en este mandato desde el Despacho Oval de la Casa Blanca - es por el porcentaje del PIB que dedica al gasto en Defensa, muy por debajo del 2% comprometido con la OTAN hace diez años. Y a eso responde con el mismo argumento defendido en los últimos años: que el compromiso de España con la organización militar va más allá de esa cantidad y que el conjunto de los socios valora su aportación a las misiones internacionales en las que tiene desplegados 3.800 efectivos. «Somos miembros desde hace 40 años y hemos demostrado desde el primer momento que somos un socio fiable, responsable y, sobre todo -dijo la ministra- , comprometido»
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