El Estado pide perdón a una víctima de abusos policiales

Núñez fue la última víctima de la semana pro amnistía de 1977 en Bilbao. Era profesor de Matemáticas y tenía 38 años cuando se topó con una manifestación al regresar a casa. Dos policías le dieron una paliza en el portal. Estuvo dos días en cama y cuando se pudo levantar fue al juzgado a denunciar lo ocurrido. Allí dieron aviso a los agentes que le habían agredido, que le hicieron entrar en una furgoneta. Le ataron las manos y le obligaron a beber con un embudo un litro de coñac y otro de aceite de ricino. Falleció trece días después.

Su hija ha sido una de las participantes en los proyectos desarrollados por el Gobierno vasco para llevar a los institutos el testimonio de las víctimas de la violencia. Núñez fue reconocido como víctima por la comisión de valoración que se puso en marcha tras la aprobación del decreto de reparación de víctimas de abusos policiales que elaboró el Gobierno de Patxi López en 2012.

Fue un primer paso, pero para la familia quedaba algo «pendiente». «Exijo unas disculpas del Estado ya que fue el ministro de la Gobernación, Martín Villa, quien ordenó cargar en las manifestaciones del 77, y seguramente las torturas y el asesinato de mi padre se hicieron siguiendo sus instrucciones», había pedido su hija varias veces. «Este tipo de atrocidades requiere de todos una memoria crítica, clara y honesta. Y eso necesariamente implica el reconocimiento del daño injusto», subrayó este martes el delegado del Gobierno tras el encuentro.