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El Gobierno no esperará más para sacar del Líbano a los españoles que así lo soliciten. El lunes al mediodía el ministro de Exteriores aún instaba a utilizar vuelos comerciales a Madrid y barcos a Grecia, Turquía y Chipre para abandonar el escenario bélico, ... pero la ministra de Defensa, Margarita Robles, anunció a primera hora de la mañana de este miércoles que este jueves se enviarán dos aviones militares, que podrían ser tres, a Beirut. Lo que, sin embargo, ambos volvieron a descartar es la retirada de los casi 679 militares españoles que participan en la fuerza de paz de Naciones Unidas, la FINUL, pese a las dificultades objetivas para que puedan seguir desarrollando su misión. Al menos, por el momento.
Las llamadas a la contención de la comunidad internacional se han demostrado infructuosas. Irán atacó en la tarde del martes Israel en respuesta al asesinato del líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, y este país ha intensificado los combates con la milicia chií después de comenzar en la noche de lunes la invasión terrestre del sur del Líbano. Albares admitió este miércoles que Oriente Próximo está «al borde si no al inicio de una guerra total» y eso es lo que propició que ya el martes por la noche el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decidiera activar el plan de evacuación de civiles que todavía se consideraba evitable unas horas antes.
La respuesta de la colonia española al ofrecimiento ha sido elevada. Inicialmente el Gobierno habló de unas 350 peticiones de evacuación de entre el entorno a un millar de personas localizadas en Líbano, que incluye a ciudadanos con doble nacionalidad, parientes de los españoles y transeúntes, pero la cifra fue escalando a lo largo del día hasta cerca de 500. La ministra Robles explicó, además, que otros países de la UE y América Latina han solicitado a España que saquen a sus nacionales. «Es una operación de riesgo – subrayó– pero nunca dejamos a nadie atrás».
El riesgo existe también para los miembros de FINUL, una fuerza de paz multinacional dotada con cerca de 11.000 efectivos que en este momento actúa bajo mando de un teniente general español, Aroldo Lázaro, y a la que no está permitido el uso de la fuerza. La intensidad de los combates les ha obligado en las últimas horas a refugiarse en los búnkeres de sus acuartelamientos y ha limitado hasta el extremo su capacidad de actuación y el cumplimiento del mandato establecido en la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El objetivo fijado en esa resolución, aprobada en 2006 por unanimidad, era poner fin a las hostilidades entre Hezbolá e Israel mediante un alto el fuego permanente y la creación de una zona de amortiguamiento que ahora ha resultado desbordada.
El Gobierno recuerda que es a la ONU a la que corresponde decidir sobre la retirada o continuidad de la misión, siempre en diálogo con los países que participan en ella. Pero, en todo caso, la posición española, reiterada este martes por Albares, es que la FINUL «sigue teniendo sentido a día de hoy» y que se siguen dando las «condiciones de seguridad» para mantener allí las tropas.
Sánchez se ha implicado muy directa y activamente en este conflicto desde que Israel comenzó su represalia por los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023. Ha viajado a la región, ha reconocido el Estado de Palestina y empuja a favor de la celebración de una conferencia de paz y de la solución de dos Estados. Este miércoles mismo, se puso en contacto con el primer ministro del Líbano, Najib Mikati, para trasladarle su «solidaridad» y, en un mensaje enlas redes sociales, reclamó un alto el fuego (también en Gaza), el respeto al derecho internacional. El Gobierno suele remarcar que su posición, muy crítica con el ejecutivo de Benjamin Netanyahu pese a la condena firme de los actos terroristas de sus enemigos, es valorada en el ámbito internacional y que cuenta con un amplio respaldo en España. Ahora se resiste a admitir que todo está perdido. Pero no es el único que cree que la FINUL debe seguir en sus puestos.
Algunos medios locales informaron este miércoles de que Italia, con cerca un millar de soldados en la misión, estaba planteando ya una retirada, pero tanto el ministro de Defensa como el de Exteriores, Guido Crosetto y Antonio Tajani, lo desmintieron. Y la propia ONU aseguró que, pese a los «peligrosos acontecimientos», todos los países contribuyentes , con los que está en contacto, son partidarios de que los 'cascos azules' permanezcan en sus posiciones «ajustando su postura y sus actividades» para cumplir su mandato.
Lo que se ha asentado es que, además de reconocer un fracaso, abandonar ahora el Líbano haría difícil regresar cuando las cosas estén más clamadas. En todo caso, el Ejecutivo asegura que ha analizado todos los escenarios con la ONU y el plan de evacuación de los militares españoles también está diseñado y listo para ser activado en caso de necesidad. Serían el portaaeronaves Juan Carlos I, que ya se encuentra en Rota, y un buque de apoyo logístico los encargados de desarrollarla.
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