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Quizá nunca pensó que una de sus preguntas tuviera tanto eco, pero fue lanzarla en la rueda de prensa del Consejo de Ministros y las luces se encendieron en la sala de máquinas de Unidas Podemos. Tanto, que en una entrevista concedida el lunes a ... Telecinco a pocas horas de reunirse con Pedro Sánchez, Pablo Iglesias comenzó su argumentario recordando que el pasado viernes, una periodista alemana había preguntado a la ministra portavoz por qué en España, ahora liderada por un Gobierno progresista, le cuesta tanto conformar gobiernos de coalición cuando en su país lo normal es eso. Pero como sugirió Isabel Celaá, 'Spain is different'. No es que el país no haya tenido ninguno desde la restauración de la democracia -un caso inédito junto a Malta-, es que si es por Sánchez y el PSOE, seguirá sin tenerlo.
Iglesias ha blandido el argumento europeo para meter presión a los socialistas e intentar forjar su anhelado gobierno de coalición, que no es otra cosa que él sea nombrado ministro. Pero, ¿cómo se gobierna por ahí fuera? Según el análisis realizado por este periódico, diez de los 28 Ejecutivos de la Unión son monocolor, uno tecnócrata a la espera de que se conforme gobierno (Austria) y los otros 19, por su parte, son de coalición. De ellos, siete están conformados por dos partidos; cinco por tres, dos por cuatro y tres por cinco. Un tótum revolútum de siglas habitual en el este y que es inconcebible en España pero que es relativamente normal en Finlandia (centro izquierda), Eslovenia (centro izquierda) y Letonia (centro derecha), los Estados miembros donde hay un 'C5'.
«No somos tan raros en comparación con el resto de socios. Lo que sí es más raro es que en España nunca haya habido coaliciones dentro de un mismo bloque ideológico izquierda-derecha», asegura Ignacio Molina, profesor de Ciencia Política en la UAM e investigador principal del Real Instituto Elcano.
Dentro de las coaliciones, la fórmula más habitual es el C2, la unión de dos partidos (hay 7). Destaca, por ejemplo, Alemania, donde ha imperado la gran coalición entre conservadores y socialdemócratas en los últimos años de Angela Merkel. En el extremo opuesto de este grupo estaría Italia, la extraña alianza entre el Movimiento Cinco Estrellas y la Liga Norte. Salvando las distancias, es como si en España se sentasen en el Consejo de Ministros Unidas Podemos y Vox con Pablo Iglesias y Santiago Abascal de vicepresidentes tras haber acordado un tecnócrata para su Gobierno. Quizá sea la mejor metáfora de la caótica Italia.
Cuando uno cree que está mal no hay como mirar ahí fuera para buscar consuelo. Es el caso de la no menos caótica Bélgica, que hace una década batió todos los récords al estar 541 días sin Gobierno. Ojo, durante este periodo, el país siguió creciendo y creando empleo. Ahora, reina un gobierno de coalición de tres partidos que está en funciones, liderado por el liberal Charles Michel. Pese a quedar tercero en las elecciones de 2014 logró llegar al poder tras un complejo pacto a cuatro bandas con los nacionalistas flamencos, la fuerza más votada del país y que han ido marcando la agenda toda la legislatura hasta que rompieron por las bravas por sus radicales posicionamientos en materias como inmigración (se trata de la N-VA, los aliados del fugado Carles Puigdemont).
Este es uno de los mejores ejemplos del desgaste que suponen los gobiernos de coalición y que Sánchez no quiere asumir aliándose con Unidas Podemos. Su principal espejo es Portugal, la vía lusa.
Allí gobierna el socialdemócrata António Costa y lo hace en minoría sustentado por el Bloque de Izquierdas (formación 'hermana' de Podemos) y el Partido Comunista, con quienes firmó un pacto de gobernabilidad en noviembre de 2015 pese a que la derecha ganó las elecciones. Apoyo estable sí, pero nada de coaliciones. Diccionario hispano-luso: Pablo Iglesias sí, pero nada de ser vicepresidente o ministro. En su libro 'Manual de Resistencia', el presidente en funciones detalla incluso cómo funciona el Gobierno vecino y que existe una comisión de seguimiento del pacto (casualmente es la última oferta que le ha hecho el PSOE a la formación morada).
Otro de los ejemplos a seguir, reciente además, es el de Dinamarca, donde hay un Gobierno monocolor socialdemócrata liderado por Mette Frederiksen y sostenido por tres partidos, entre ellos los liberales. Y en Suecia, ídem de ídem. El país está gobernado por el socialista Stefan Löfven, otro aliado de Sánchez. Está en franca minoría, pero después del bloqueo en el que se sumió el país, los liberales terminaron absteniéndose. En España, los liberales se llaman Ciudadanos, pero no ceden...
Los españoles comenzaron a escuchar aquello de la 'Grosse Koalition' allá por 2015, cuando España se adentró en un bloqueo permanente a la hora de conformar gobiernos por la defunción del bipartidismo. Mariano Rajoy, entonces el líder más votado, se desgañitó buscando el apoyo del PSOE para conformar una versión española de la gran coalición alemana, que no es otra cosa que se unan en un Consejo de Ministros las dos principales formaciones del país. En Alemania, Angela Merkel ha recurrido a esta fórmula en sus últimos mandatos pactando con los socialdemócratas. Sin embargo, los resultados obtenidos son discutibles, sobre todo para la izquierda, que está hundida en favor de Los Verdes. La 'Grosse Koalition' es una especie en extinción.
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