La mayoría de los análisis desde Euskadi coinciden en relacionar la victoria parlamentaria de ERC el 14-F -Aragonès será el próximo president- con su socio oficial, EH Bildu, y al mismo tiempo señalan la situación extraparlamentaria en la que ha quedado el mundo poscovergente, ... PDeCAT, y el Partido Nacionalista Catalan, más cercano al PNV.
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La realidad es que en estas elecciones no llegó a cuajar la competición en el eje izquierda-derecha. La clave plebiscitaria se desactivó parcialmente, pero el marco volvió a ser el de una competición entre bloques en la dimensión territorial. Y en cada uno de los bloques se presentaban fuerzas políticas partidarias del diálogo contra partidos cerrados a cualquier cesión dentro del conflicto territorial que ha dividido la sociedad catalana la última década.
En el bloque independentista ganó el partido de la estrategia dialogante y parsimoniosa. El timón y la dirección estratégica de la Generalitat pasarán a manos de ERC, el partido que más se parece actualmente por su disposición al diálogo y a la construcción a cámara lenta de la soberanía al PNV, que en vez de mostrar satisfacción por el triunfo de sus tesis, suele reñir por plagio político a los que también quieren ocupar el espacio central. Pero es una vía que permite ganar elecciones y puede ayudar a gestionar mejor el 'mientras tanto' si no llega la buscada independencia. La vía del PNV, que también es ahora la de Bildu, ha ganado dentro del bloque independentista catalán.
Dentro del otro bloque, la victoria electoral del PSC ayuda a la construcción del marco de negociación territorial que estará encima de la mesa los próximos dos años en los que no tendremos elecciones. El Partido Socialista vuelve a ser el partido más votado en el Parlamento andaluz y en el catalán, un indicador esencial para seguir siendo el partido central y de gobierno en la política española. Precisamente por eso, tiene más legitimidad para hacer las necesarias concesiones que se plantearán en el futuro para poder diseñar un nuevo modelo territorial adaptado a las interdependencias del siglo XXI y a la necesidad de mayores instrumentos de autogobierno para mejorar la atención de los ciudadanos.
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En Cataluña han ganado dos partidos con capacidad de coser la división en la sociedad catalana. Lo importante no es el gobierno que se vaya a formar a corto plazo. Lo relevante es que se abre un horizonte a medio plazo de diálogo en el que habrá menos actores con capacidad y voluntad de poner palos en las ruedas.
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