![La función pacificadora del indulto](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202009/25/media/cortadas/opi-gurrutxaga-kWGE-U120275130688mbB-1248x770@El%20Correo.jpg)
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La debilidad del Gobierno PSOE-Podemos, obligado a negociar con unos o con otros, hace que cualquier movimiento que realice sea interpretado por sus adversarios como una concesión o una rendición ante el eventual aliado. Así, por ejemplo, si la iniciativa puede suponer un acercamiento ... a Ciudadanos, automáticamente desde la izquierda se enjuiciaría este movimiento como un acto de subordinación ante los poderes del neoliberalismo. En cambio, si la propuesta puede suponer un acuerdo bien con el PNV, bien con ERC o con los dos, desde la derecha se calificaría tal pretensión como un acto de rendición y de traición a España. Si en el escenario anterior participase también EH Bildu, a los 'cantares' anteriores se añadirían los de traición a las víctimas del terrorismo y se imputaría a Sánchez favorecer el 'proyecto de ETA'. El debate sobre contenidos se diluye y desprecia absolutamente y los fundamentos de la contienda quedan reducidos a puro nominalismo y a clasificaciones ideologizadas bastante petrificadas.
Esto es lo que ha sucedido con el anuncio realizado por el ministro de Justica de que la próxima semana comenzarán con la tramitación de las solicitudes de indulto a distintos condenados en la causa del 'procés'. Sin embargo, PP, Cs y Vox han puesto el grito en el cielo y han concluido que el mero hecho de formar el expediente significa que Sánchez ha negociado el apoyo a los Presupuestos a cambio de la concesión de los indultos. Esto es pura majadería política y refleja el escaso respeto que les merece la ley, pues la tramitación de las solicitudes de indulto no es algo discrecional del Ejecutivo sino un imperativo legal. Abierto el trámite, el Tribunal Supremo, como órgano sentenciador, deberá emitir un informe, no vinculante, donde consignará su dictamen. Posteriormente será el Gobierno quien tomará la resolución motivada.
La figura del indulto no significa un cuestionamiento de la actuación del tribunal sentenciador, ni una revisión del enjuiciamiento realizado, pues si tuviera tal naturaleza dicho tribunal no tendría legitimidad para solicitarlo. El indulto tiene su razón de ser, entre otras, en una mejor justicia penal que la derivada de la aplicación de una ley penal que pudiera resultar obsoleta y desproporcional; en razones de equidad o como dice la ley «por conveniencia social». Es decir, el indulto no tiene solo una dimensión estrictamente personal del penado, sino también, en algunos casos, una innegable dimensión social. La razón de la conveniencia social es, a mi juicio, en el caso de los condenados del 'procés' un factor determinante, pues la nueva convivencia entre los catalanes solo es posible construirla sólidamente si se superan o encauzan las situaciones de prisión de los condenados. El indulto, junto con la revisión de los delitos de sedición y rebelión, podrían ser dos instrumentos efectivos, con una clara función pacificadora de la convivencia en Cataluña.
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