El fracaso de las Cuentas desata una guerra entre PNV y Bildu y abre la precampaña

El cruce de reproches, en algunos casos de grueso calibre, dio muestras de que tanto el PNV (su socio en el Ejecutivo, el PSE, se mantuvo al margen) como la coalición abertzale son conscientes de que la precampaña de las municipales y forales ha arrancado. Y tras el chasco de las Cuentas, asumen que una parte sensible del electorado -sobre todo los pensionistas- ha visto frustradas, con la prórroga, unas expectativas de mejora de sus pagas, y no quieren acarrear con el peso político de esa decisión.

A seis meses de las urnas y con una disputa directa en ciernes por una parte del voto nacionalista -sobre todo en Gipuzkoa-, el mensaje que quieren transmitir los jeltzales es que EH Bildu ha demostrado que no es un socio fiable en la dinámica institucional. «Esta negociación era una prueba que tenía que pasar para ver si estaba suficientemente madura y la respuesta es que no», explicaron fuentes del PNV, en un mensaje que también puede tener una lectura en clave interna.

El propio lehendakari había abierto esa línea de críticas a primera hora de la mañana, cuando se confesó «decepcionado» al encontrarse a la #«izquierda abertzale de siempre», la que sólo ha «buscado aparentar» y «jugado con las expectativas» de los pensionistas. Y el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, afirmó que EH Bildu «sigue más cómodo detrás de la pancarta que implicándose».

Aún es pronto para saber si este «enfado» de los jeltzales tendrá consecuencias a futuro, sobre todo cuando estén los resultados de las elecciones de mayo sobre la mesa. Además, por delante queda casi la mitad de la legislatura con minoría parlamentaria, lo que les obligará a buscar nuevas alianzas con alguno de los tres grupos de la oposición, incluido EH Bildu. Pero fuentes del PNV advirtieron de que «el contador de confianza» con los independentistas «se pone a cero, al punto previo al último ciclo político». No en materia de autogobierno, donde descartaron que el fracaso de las negociaciones presupuestarias vaya a afectar al acuerdo de bases para la reforma del Estatuto pactado con Bildu. «Pero sí supone un mal precedente para afrontar futuras negociaciones», aclararon.

El consejero de Hacienda del Gobierno vasco certificó que las elecciones de mayo han sobrevolado la negociación al acusar a EH Bildu de «engañar a miles de pensionistas» por un «cálculo electoral». Pedro Azpiazu cargó con dureza y recriminó a su interlocutor de «haber faltado al respecto» al Ejecutivo con su falta de honestidad» en las negociaciones. Tal era su malestar, que llegó a poner en valor la «claridad y lealtad» que el PP sí había demostrado los dos años anteriores, cuando llegó a un acuerdo presupuestario con el Ejecutivo.

Sin embargo, EH Bildu «dio la espantada» porque en el fondo «no quería pactar». Azpiazu se mostró convencido de que en el seno de la coalición se han dado «quiebras internas» durante la negociación en las que la «parte más radical» se ha impuesto a la más posibilista, la que sí apostaba por pactar.

Azpiazu quiso, no obstante, rebajar la transcendencia de la prórroga presupuestario y reclamó «calma y tranquilidad» porque el Ejecutivo cuenta con los «mecanismos jurídicos y presupuestarios necesarios» para poder «aminorar» sus consecuencias.

EH Bildu también se esforzó en situar la responsabilidad del fracaso negociador en el tejado del PNV, quien «ha sentido vértigo» a la hora de pactar con ellos por la presión de la patronal, «a quien ha dicho amén». El coordinador general de la formación, Arnaldo Otegi, apuntó directamente al lehendakari como responsable del «portazo». «Urkullu ha dado la espalda a la sociedad vasca. Le ha dicho a la gente que no hay dinero, pero no es verdad», reflexionó Otegi en una comparencia en San Sebastián con su equipo negociador, Maddalen Iriarte y Nerea Kortajarena. Las parlamentarias denunciaron que el acuerdo no se cerró por «20 millones de un Presupuesto de 11.000», y será responsabilidad del Gobierno vasco que no se complementen las pensiones más bajas».

EH Bildu también quiso dejar al margen del pulso presupuestario la ponencia de Autogobierno. «Creemos en la vía de los acuerdos de país, siguiendo el camino iniciado en esa ponencia. Pero esta vez no ha sido posible», analizó Iriarte.