La Fiscalía avala siete de los ocho terceros grados concedidos por el Gobierno vasco a presos de ETA

El Ministerio Público se opone así a la concesión del tercer grado penitenciario por parte del Gobierno vasco, que permitía al recluso seguir cumpliendo condena fuera de la prisión. La medida adoptada por la Consejería de Justicia afectaba a otros siete presos etarras que se encuentran en centros penitenciarios vascos, pero en este caso el fiscal no ha apreciado motivos para recurrir su semilibertad, según confirman fuentes jurídicas.

La decisión final queda ahora en manos del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional. Se trata de las primeras resoluciones de calado desde que el Ejecutivo de Iñigo Urkullu asumió en octubre pasado las competencias penitenciarias.

Según marca la ley, para acceder a esta medida es necesario, entre otros requisitos, colaborar con la Justicia y pedir perdón a las víctimas. Este último punto ha generado controversia entre los distintos estamentos, ya que la última doctrina de la Audiencia Nacional dice que ese perdón no puede ser genérico, sino individual y personalizado a las víctimas -ya sean directas o familiares de asesinados- de sus atentados.

José María Arregi Erostarbe, 'Fiti' formó con Francisco Álvarez Garmendia, 'Pakito', y José Luis Álvarez Santacristina, 'Txelis', el colectivo 'Artapalo', el triunvirato que dirigió ETA hasta su detención en 1992. Se ocupaba de la logística. De los tres es el único que se ha mantenido fiel a la ortodoxia, ya que nunca se pronunció de forma pública contra la violencia.

El etarra fue acercado a Euskadi a finales de 2020. Está en Martutene tras ser sentenciado a más de mil años –treinta de cumplimiento efectivo– por su participación en varios atentados con víctimas mortales como el de la casa cuartel de Zaragoza. Arregi Erostarbe fue detenido en 1992 en Bidart en uno de los golpes más duros a ETA de su historia, y entregado a España en noviembre de 2000 tras completar su condena en Francia.

La AVT mostró en su día su indignación y su «decepción» por el traslado al País Vasco de un jefe «sanguinario» de ETA. «Este asesino, que no tuvo ninguna pizca de humanidad con sus víctimas, va a ser complacido con el gesto de poder cumplir su condena cerca de su domicilio, mientras que sus víctimas nunca podrán salir de los cementerios», añadió.