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iñigo fernández
Lunes, 6 de septiembre 2021, 13:39
Una parte de la sociedad vasca tiende a olvidar su pasado más traumático». La frase, desoladora, es de alguien que conoce de primera mano el horror que puede llegar a producir el fanatismo. Marta Buesa, hija de Fernando Buesa, asesinado por ETA, recordó este lunes, ... visiblemente emocionada, el legado de su padre. Legado que se concentra en dos conceptos: palabra y compromiso.
Palabras, como las que el dirigente socialista dedicó a su hijo Carlos, a través de una carta que le escribió cuando este se marchó de colonias, y de quien no se pudo despedir. Compromiso, como el que adquirió con su mujer, Natividad Rodríguez, plasmado en un llavero con forma de corazón. Fue un regalo por sus bodas de plata. La furgoneta-bomba que aquel fatídico 22 de febrero de 2000 acabó con su vida y la de su escolta, el ertzaina Jorge Díez Elorza, lo partió por la mitad.
Son dos objetos personales que los hijos de Buesa -Marta, Carlos y Sara- rescataron del baúl de los recuerdos. Ambos se muestran en la exposición 'Buesa: El valor de la palabra. El valor del compromiso', que se puede visitar desde este lunes en la sede del Instituto, la Convivencia y los Derechos Humanos Gogora. Organizada por la Fundación Fernando Buesa Blanco y comisariada por Eduardo Mateo y Antonio Rivera, está compuesta por paneles y material audiovisual. Fue creada el pasado año en Vitoria, con motivo del veinte aniversario del asesinato del líder socialista. Adaptada ahora para ser itinerante, estará en Bilbao hasta el 30 de septiembre y a finales de año recalará en San Sebastián. También puede verse virtualmente en la página web de la fundación.
Lecciones de un político todoterreno, carismático. Se trata de una contribución «a la memoria y a la deslegitimación del terrorismo, dos caras de una misma moneda», explicó Marta, durante el acto de inauguración de la muestra. La primera parte de la misma está dedicada «a la memoria» para «contar lo que sucedió a las generaciones más jóvenes, que sepan lo que supuso el terrorismo para que no se olvide y no se repita jamás».
En este primer apartado se hace un recorrido por la trayectoria de un político que «lo fue todo»: diputado general, vicelehendakari del Ejecutivo de José Antonio Ardanza y, más tarde, jefe de la oposición en el Parlamento vasco. También se recuerda la ola de indignación que sucedió a su asesinato. La manifestación tras el homicidio dividió como nunca a nacionalistas y no nacionalistas por la actitud que adoptó el entonces lehendakari, Juan José Ibarretxe, socio en aquel momento de Euskal Herritarrok.
La rueda de prensa que los hijos de Buesa ofrecieron aquel 26 de febrero posterior al asesinato para agradecer el apoyo ciudadano fue el germen de lo que meses más tarde culminaría en la Fundación Fernando Buesa Blanco. Este momento es el nexo de unión con la segunda parte de la exposición. En ella se muestra el proceso de creación de una entidad que, si bien «nació de la rabia y el dolor», se transformó «en algo constructivo y positivo», explicó Buesa. «Hemos mantenido vivo el recuerdo de mi padre», como una «aportación a la convivencia». Asimismo, se repasa la contribución de la fundación a la memoria de las víctimas del terrorismo.
Un compromiso que destacó la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales. Beatriz Artolazabal señaló que «si algo pretendieron los terroristas fue despersonalizar y deshumanizar a sus víctimas; pero no lo lograron. Queremos recordar al casi millar de víctimas de ETA como personas, no sólo como un fatídico número de una negra y macabra lista».
La consejera reclamó que la memoria sea «un derecho» pero también «un deber de las instituciones y de toda la sociedad». Por ello, «el mejor homenaje que podemos tributar a todas las víctimas y a la memoria de Fernando es construir un futuro con memoria, que significa verdad y compromiso cívico, democrático y ético. Y memoria quiere decir también futuro y convivencia», añadió.
La exposición apela precisamente a ese compromiso necesario para mantener viva la memoria. Por ello, el último panel de la muestra interpela directamente al visitante: «¿Cuál crees que puede ser tu aportación para tener un futuro de convivencia en paz? ¿Cuál es tu granito de arena para dejar a las futuras generaciones un futuro mejor?». Preguntas que aún necesitan respuestas.
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