Félix Álvarez, 'Felisuco', dimite como líder de Cs Cantabria por mentir a un Comité Autonómico

El contrato que tenía la autorización de Madrid y que suponía una salida económica para Gómez después de que éste perdiera su escaño en el Congreso. Un contrato que apenas tuvo validez 24 horas porque el propio Gómez pidió anularlo «por motivos personales», pero que Félix Álvarez no mencionó, e incluso lo negó, cuando se filtró el documento y sus compañeros del Comité le preguntaron por ello. El que fuera mano derecha de Albert Rivera y su fichaje más mediático para el Congreso en 2016 dejará, por tanto, de ser portavoz autonómico del partido, abriendo una crisis de liderazgo que se suma a la que Ciudadanos vive también en Madrid.

El futuro de la dirección regional queda ahora estrechamente vinculado al calendario que maneje el partido en su reestructuración nacional. Con una gestora al frente y con Inés Arrimadas como presunta sucesora de Rivera, los barones de Ciudadanos aún no han decidido si las primarias nacionales provocarán un 'efecto dominó' en las autonomías. En el caso de Cantabria no hay debate. La dimisión de Álvarez aboca a la formación naranja a unas elecciones internas para elegir a su próximo número uno.

Lo que sí está asegurado es su futuro inmediato en el Parlamento, según ha podido saber este periódico. Álvarez deja la dirección del partido, pero no su militancia ni su escaño. Su intención es continuar como diputado y como portavoz de Ciudadanos en el hemiciclo. Esta decisión cierra las puertas de la Cámara, de momento, a Esteban Martínez Póo, secretario de Organización del partido y siguiente en la lista autonómica.

La cronología de esta dimisión comienza el 10 de noviembre. Esa noche electoral en la que Cs Cantabria se ve arrastrado por el descalabro electoral en todo el país. Rubén Gómez, que la pasada legislatura se había convertido en el rostro más reconocible del partido por sus intervenciones en el Parlamento y la marcha de Juan Ramón Carrancio, no pudo conservar el escaño. Sus 54.161 votos cayeron a 15.459 y con ellos sus opciones de volver al Congreso.

Gómez, de 36 años, lleva los últimos seis dedicados en exclusiva al trabajo en Ciudadanos. Pero tras la repetición electoral, y con todos los cargos repartidos desde los comicios autonómicos, quedaba relegado a un segundo plano en la gestión política del día a día y perjudicado económicamente. Félix Álvarez quiso solucionar eso contratándolo de forma indefinida y a tiempo completo como asesor en el Parlamento, donde cada grupo dispone de un dinero proporcional a su número de diputados que puede utilizar como quiera.

Según la versión oficial, ese contrato tenía todas las autorizaciones de Organización, Acción Institucional y Recursos Humanos del partido. Ambos lo firmaron el pasado 18 de noviembre y se lo comunicaron al Servicio Público de Empleo Estatal del Ministerio de Trabajo. Es decir, administrativamente se llevó adelante, pero no se llegó a consumar porque Gómez pidió su anulación al día siguiente alegando «razones personales». Fuentes cercanas al afectado explicaron que no lo veía apropiado y, además, creía que podría perjudicarle en el futuro.

Esta operación llegó a oídos de un sector crítico del partido, que preguntó por ella el mismo día de la firma en una reunión de la Agrupación de Santander y una semana después en el Comité Regional. Álvarez lo negó. Según las actas, el diputado sí reconoció haber hecho una propuesta a Gómez que éste había rechazado desde el primer momento porque «estaba valorando varias ofertas de trabajo». «Si lo hubiera contratado primero habría consultado al resto de diputados para tomar la decisión», añadió.

Los detractores del portavoz, ante sus explicaciones, decidieron filtrar a los medios de comunicación el documento, guardado hasta entonces en el despacho de la diputada Marta García. La revelación pública de los hechos ha desembocado ahora en la dimisión de Álvarez que tiene previsto ofrecer este viernes una rueda de prensa para informar de su decisión, y dejar claro, según ha podido saber este periódico, que no ha cometido ninguna irregularidad o ilegalidad.

En cualquier caso, se abre ahora una guerra por la sucesión en Ciudadanos Cantabria entre el sector oficial o la irrupción de otros dirigentes que hasta ahora han ocupado una segunda línea de poder. En Madrid, la gestora ha apostado por mantener a la guardia pretoriana de Rivera: 10 de los 16 miembros del órgano eran de su Ejecutiva y aguantan José Manuel Villegas como secretario general y Fran Hervías como secretario de Organización. Aunque la entrada de Luis Garicano da pábulo a un posible aperturismo a otras corrientes, al menos hasta que se consume la elección de Inés Arrimadas en marzo.

Militantes de Ciudadanos Cantabria están atentos ahora a los movimientos que pueda hacer el secretario de Organización, Esteban Cobo, que no mantiene una relación especialmente buena con Félix Álvarez. Y también suena el nombre de Alodia Blanco, la exdirigente del PRC de Castro Urdiales y ahora militante de Ciudadanos muy próxima a la diputada Marta García, que podría presentar una alternativa.

Tampoco es descartable que el propio Félix Álvarez o Rubén Gómez dejen su juicio en manos de los afiliados y opten a recuperar los mandos del partido en Cantabria cuando las aguas se calmen y Arrimadas tenga voz y voto en Madrid para señalar a su favorito. Como ya hizo antes Rivera.