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José Humberto Fouz, Jorge Juan García y Fernando Quiroga.
El Gobierno vasco se suma a las familias de los gallegos asesinados en 1973 y pide a ETA que revele dónde están sus restos

El Gobierno vasco se suma a las familias de los gallegos asesinados en 1973 y pide a ETA que revele dónde están sus restos

Las víctimas, residentes en Irún, desaparecieron tras cruzar la frontera para ir a un cine de San Juan de Luz

Sábado, 24 de marzo 2018, 00:35

El Gobierno vasco se ha sumado a las familias de los tres trabajadores gallegos asesinados en 1973 y pidió a ETA que revele dónde están enterrados sus restos. Así lo ha apuntado esta mañana en Vitoria el secretario general de convivencia, Jonan Fernández, durante la presentación del informe sobre la desaparición de estos tres jóvenes coruñeses, que residían en Euskadi y a los que se vio por última vez cuando cruzaron la frontera para ir a San Juan de Luz. Según ha recalcado Fernández, se trata de un crimen de «motivación política».

Cuando se cumplen 45 años de su desaparición, Fernández ha apuntado que la «hipótesis más creíble» es que militantes de ETA les asesinasen al confundirles con policías. Sin embargo, en el informe elaborado por la Cátedra de Derechos Humanos y Poderes Públicos de la UPV, que ha sido suscrito por Bertha Gaztelumendi y Jon Miren Landa, también se apunta a la posibilidad de que fuesen secuestrados, torturados y asesinados por un grupo de «refugiados vascos». Los investigadores, según han explicado, se han limitado a recoger las hipótesis que se manejaron en los medios de comunicación y han censurado la nula voluntad de esclarecer los hechos que mostró el juez instructor del caso.

«Una pequeña esperanza»

La familia de Humberto Fouz Escobero ya exigió ayer a ETA que revele dónde se encuentran los restos mortales de este trabajador y de sus dos compañeros. Instó a la banda terrorista a que, «al mismo tiempo que se disuelve definitivamente, señale el lugar donde se deshizo de los cuerpos de Humberto, Fernando y Jorge».

La familia recordó que los tres jóvenes, residentes en Irún, decidieron cruzar la frontera, «una tarde de sábado, el 24 de marzo de 1973», para «ver una película de aquellas que el franquismo censuraba», y aseguró que «en su camino tropezaron con unos criminales etarras que los secuestraron, torturaron y asesinaron porque creyeron que eran policías». «Aunque siempre mantendremos viva una pequeña esperanza de que algún día lograremos encontrar la fosa en la que ETA de deshizo de sus cuerpos, no se aprecian intenciones por su parte de querer contribuir al esclarecimiento de los crímenes sin resolver», lamentaron los allegados de las víctimas.

Los allegados de Fouz Escobero manifestaron, no obstante, que «el hecho de que la propia izquierda abertzale no quiera asumir algo tan necesario para la deslegitimación de la violencia como que matar estuvo mal, siempre estuvo mal y fue muy injusto» les hace «alejarse» de la esperanza de hallar los restos de los tres desaparecidos. La familia agradeció ayer todas las personas y medios que se han interesado por su caso, porque «con su atención contribuyen a que no se olvide que esta tragedia ocurrió y que aún hoy sigue sin saberse dónde enterró ETA a esos jóvenes».

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