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Iñaki Arriola (Eibar, 1959) admite que la «cercanía» de unas elecciones autonómicas en 2020 puede condicionar la negociación de los Presupuestos, pero confía en que se aprueben y en que la «tercera pata necesaria», el partido de la oposición que los apoye o facilite, les ... dé un «impulso progresista mayor» si cabe que el que tenga el proyecto original. El presidente del PSE y consejero de Medio Ambiente, la voz política de los socialistas en la coalición del Gobierno con el PNV, asegura que todavía falta tiempo para que haya «una relación normalizada» entre su partido y EH Bildu.
- ¿Agotará este Gobierno la legislatura aunque tenga que prorrogar los Presupuestos de 2020?
- No hay ningún impedimento legal para agotarla incluso si se diera la hipótesis de que no haya Presupuestos para 2020. Mi horizonte de trabajo desde luego es agotar la legislatura. Pero en última instancia lo tendrá que ver el lehendakari en función de las condiciones.
- El portavoz, Josu Erkoreka, aseguró que prorrogar las Cuentas «no sería un drama».
- Lógicamente a lo que aspira el Gobierno es a tener Presupuestos para 2020. Si no fuera posible, hay herramientas y medidas complementarias que permiten implementar programas y objetivos. Pero sí que es cierto que contar desde primeros de año con unos Presupuestos tiene todo el sentido porque te permite desarrollar los programas con el soporte financiero necesario.
- Con Bildu ya se negociaron unos Presupuestos y el Gobierno salió escaldado. ¿Hay desconfianza?
- El Gobierno está abierto a negociar con todos los grupos siempre que exista una voluntad por parte de los demás para llegar a acuerdos. La sensación que me quedó de lo que pasó el año pasado es que Bildu no tuvo en ningún momento voluntad real de llegar a acuerdos.
- La opción de sacar las Cuentas con Podemos parece remota.
- Así como el ejercicio pasado se vio que Podemos no manifestaba una postura que pudiera vislumbrar que fuera proclive al acuerdo, las manifestaciones iniciales de Podemos en estos momentos dejan abierta esa posibilidad. Podemos puede aspirar a un cambio de estrategia que le permita utilizar su capacidad de influencia en el Parlamento para orientar ciertas políticas del Gobierno. Y para que esa influencia política se pueda concretar tiene la herramienta presupuestaria. De sus declaraciones se puede vislumbrar que es una posibilidad que están barajando, pero habría que concretarlo con propuestas encima de la mesa que sean sensatas y racionales y que no desborden la capacidad presupuestaria.
Presupuestos
- El PP ya ha marcado su terreno de juego. Si no hay reforma fiscal, que no cuenten con ellos.
- La reforma fiscal toca revisarla después de tres años de vigencia de cara a 2020 y habrá que ver. Pero establecer condicionantes como la bajada del IRPF así sin más no me parece que sea de recibo. En última instancia lo que tenemos que analizar es que los impuestos, el IRPF y el resto, son uno de los elementos fundamentales desde el punto de vista de la capacidad recaudatoria. No sólo para el Gobierno, sino para el conjunto de las instituciones públicas. Además, la competencia de la fiscalidad no está en el Parlamento vasco. No vale recortar ingresos y luego ver cómo sostenemos los gastos. Lo que no cabe es que se bajen los impuestos y se mejoren los servicios.
- ¿Si usted pudiera elegir, con quién preferiría llegar a un acuerdo, con EH Bildu, Podemos o el PP?
- Es muy aventurado, cuando todavía no hay unas propuestas claras encima de la mesa. A mí lo que me gustaría en la medida de lo posible es que, sabiendo que hay que contar con una tercera pata para aprobar los Presupuestos, bien por voto a favor o por abstención, es que las aportaciones derivadas de esa tercera pata permitieran darle un impulso progresista a los Presupuestos mayor que el que puede tener de origen el proyecto que se presente por el Gobierno.
- El PP entonces no entra dentro de sus preferencias.
- El proyecto de Presupuestos suele superar los 11.000 millones de euros y los números que se mueven en función de las enmiendas son en torno a los 50, 60, 70 millones. Pero con ese volumen se pueden hacer gestos y orientar políticas. Si esos gestos y orientaciones van en una línea de progreso, como opción mía, me gustaría que el proyecto incidiera más en esos rasgos y sesgos de progreso.
- Da la sensación de que el PSE no ha rentabilizado su alianza con el PNV en el Gobierno vasco, que no se sabe vender bien.
- En un Gobierno de coalición, siendo socio minoritario y habiendo un lehendakari del PNV, la imagen de la gestión en gran medida se identifica con el socio mayoritario y con el lehendakari. Dicho esto, los consejeros socialistas estamos trabajando y tratando de explicar lo que hacemos. A veces cuesta, pero lo que nos vienen diciendo un poco los resultados electorales es que la ciudadanía también está considerando la labor del PSE.
- ¿Teme que el PSE se difumine en la coalición con el PNV?
- El PSE está cumpliendo su cometido en las áreas de gestión que tenemos y el programa con el PNV es compartido. ¿Difuminado? Yo creo que tenemos un nivel de protagonismo importante desde el punto de vista institucional. El PSE es un partido importante y también necesario en Euskadi y tenemos una capacidad de influencia y un nivel de gestión de la cosa pública singular.
Bloqueo en Madrid
- ¿Y qué tal se llevan los socialistas vascos con Podemos? Transmiten bastante frialdad.
- Es una relación correcta, pero no tenemos una experiencia de colaboración en lo que es la gestión. Podemos es un partido todavía muy nuevo que sigue la senda de colaboración fundamentalmente con Bildu, no tanto con nosotros.
- ¿Y eso le sorprende?
- Relativamente, porque el objetivo político de Podemos siempre ha sido superar al partido socialista, suplantar de alguna forma la representación que hemos tenido en Euskadi. Cada uno juega a lo que juega.
- ¿La relaciones del PSE con EH Bildu están normalizadas?
- Relaciones hay, sobre todo en las instituciones. ¿Relación normalizada? Todavía falta tiempo para que haya una relación normalizada entre el PSE y Bildu. Falta tiempo, faltan gestos y recorrido. Seguimos echando de menos que Bildu haga un reconocimiento sincero y una crítica sincera de lo que supuso todo el proceso de ETA, de todo el daño que se produjo en este país. Le cuesta mucho dar ese paso y eso no ayuda a que se puedan establecer relaciones normalizadas.
- Parece que la izquierda abertzale quiere precisamente que el tiempo lo 'cure' todo.
- ETA desapareció, pero los nuevos tiempos también tienen que basarse en el reconocimiento de lo que pasó y, en el caso de los que en su día justificaron el terrorismo, en que esto no volverá a ocurrir. Y eso sigue generando una brecha, un abismo, que aunque se quieran tender puentes, son frágiles. Es verdad que la vida no se puede basar sólo en el pasado, pero también que el presente y el futuro tienen que tener unas bases sólidas y Bildu todavía no ha hecho ese recorrido para que la percepción que tengamos todos de ellos permita una relación más normalizada.
Escena política
- ¿El bloqueo en Madrid tiene vuelta atrás o los ciudadanos están condenados a pasar de nuevo por las urnas en noviembre?
- Estamos en la recta final, en un escenario de pulso para conseguir los apoyos suficientes para la investidura y la posterior conformación de un Gobierno. Yo quiero ser optimista. Llevarlo a septiembre y mantener el pulso durante el verano sería... Espero que este mes haya un acuerdo suficiente. La clave es el programa, saber qué se quiere hacer los próximos cuatro años. Esperemos que no haya otras elecciones.
- ¿Al PSOE le interesa la repetición de los comicios para desgastar aún más a un Podemos a la baja?
- El PSOE obtuvo un magnífico resultado en las elecciones generales y el riesgo evidente de 'sorpasso' que había en 2016, pues fíjese dónde está tres años después. Podemos tiene un electorado y lo seguirá teniendo, con fluctuaciones. La repetición de elecciones no interesa a nadie y espero que se llegue a una solución.
- ¿La insistencia de Pablo Iglesias en un Gobierno de coalición es por convicción o trata de asegurar la supervivencia del partido?
- Han llegado a la conclusión de que para la supervivencia de Podemos necesitan estar gestionando y que se les visualice como una pata del Gobierno de España. Hace no mucho lo importante era qué medidas se implementaban y los sillones eran relativos. Ahora parece que los sillones son tan importantes como las medidas.
- ¿Tanta desconfianza tiene Sánchez en Iglesias para no hacerle un hueco en el Consejo de Ministros?
- Desconozco la relación personal entre ellos. Sí es verdad que en 2015, cuando Sánchez no es investido presidente por el rechazo de Podemos, la desconfianza que se genera es absoluta. La estrategia de entonces de Podemos no era por el programa, sino porque estaban convencidos de que en unas nuevas elecciones iban a quedar por encima del PSOE.
- La imagen que están transmitiendo los dirigentes políticos no es muy saludable: cambios de cromos, 'vendettas', si tú no me das aquí yo te quito allí, sillones...
- Sí, la imagen puede preocupar. Lo cierto es que llegan los partidos nuevos que van a regenerar la política, que son distintos, que si las personas, los programas... Y en poco tiempo se han hecho más rancios que los viejos. Y no sólo Podemos, mire también a Ciudadanos.
- ¿Hasta qué punto la próxima sentencia del 'procés' puede distorsionar el clima político?
- No vamos a anticipar cuál será el fallo del tribunal. ¿Distorsionar? ¡Más distorsionado que lo que está! Sea cual sea la sentencia, generará certidumbre donde ahora hay incertidumbre. Y para buscar posibles soluciones es mejor hacerlo a partir de certidumbres que de incertidumbres.
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