«Me extrañaría mucho que pillaran a los asesinos de Diego y Carlos»
Diez años del último atentado de ETA en España ·
La banda asesinó a los guardias civiles Salvá y Sáenz de Tejada en Mallorca, un caso sin resolverDiez años del último atentado de ETA en España ·
La banda asesinó a los guardias civiles Salvá y Sáenz de Tejada en Mallorca, un caso sin resolverEn la última conversación con Antonio Salvá, hace poco más de un año, el asesinato de su hijo, Diego, y del compañero de éste, Carlos Sáenz de Tejada, a manos de ETA permanecían aún sin resolver. Tampoco la organización terrorista, que ... ya no mataba, se había disuelto. Poco faltaría para eso. Hoy, cuando se van a cumplir diez años del que fuera el último atentado mortal de la banda en España, solo una cosa ha cambiado...
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- ETA anunció su disolución en mayo de 2018, pero el caso sigue engrosando la lista de los más de 300 sin esclarecer.
- Son sus pistoleros los que, por decirlo de alguna manera, se han 'disuelto'; ETA, no. Su proyecto totalitario sigue ahí. Cuando yo pueda abrir una peluquería en Hernani, colocar una bandera española y que no me rompan el escaparate... Ese día habrá acabado.
- ¿Resulta difícil mantener la esperanza de que se haga justicia por su hijo y su compañero?
- Te llegas a acostumbrar. Confío mucho en la Guardia Civil, sé que no descansan. Pero me extrañaría mucho que les pillaran.
ETA asesinó el 30 de julio de 2009 en Mallorca a los guardias civiles Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada. Fueron sus penúltimas víctimas -en marzo de 2010 mató al policía francés Jean-Serge Nérin en París-. «Hay que tener un estómago muy grande para matar a personas a sangre fría e irse a dormir», expresa Antonio Salvá. Después llegaría el cese de la «actividad armada» y, con él, el final de las bombas. Diego, de 27 años y nacido en Pamplona -Montse, su madre, es navarra-, acababa de empezar una nueva vida. Un accidente de moto le dejó en coma varias semanas y le obligó a hacer un paréntesis en su profesión. Sus seis hermanos se turnaban para cuidarle. Tenía previsto incorporarse al trabajo el 1 de agosto, pero recibió una llamada informándole de que le había sido concedido el puesto que había solicitado, por lo que debía estar en Palmanova dos días antes. Aquel era su primer día. En estas fechas «todo te revuelve por dentro», reconoce su padre.
Uno de los nuevos compañeros de Diego era Carlos Sáenz de Tejada, de 28 años y natural de Burgos. Otro recién llegado. Se había trasladado a la isla el año anterior, si bien no fue hasta tres días antes del atentado cuando le confirmaron su destino. Se acababa de convertir en miembro de pleno derecho de la Guardia Civil, después de completar el periodo de prácticas. Una bomba lapa colocada en los bajos de un vehículo del instituto armado aparcado junto al cuartel truncó las vidas de ambos, en el que fue el primer atentado mortal de la historia en Mallorca.
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La pregunta desde entonces sigue siendo la misma: ¿Quién mató a Diego y a Carlos? La 'operación jaula' que Guardia Civil y Policía pusieron en marcha tras el atentado -durante varias horas ningún avión ni barco pudieron salir de la isla- no dio resultado. La bomba fue obra, así lo creyeron después, de un comando itinerante que habría colocado el explosivo con un temporizador programado. Es decir, los terroristas tenían margen para abandonar el lugar del crimen con antelación -incluso estar a horas de distancia- y mezclarse entre la gente en pleno trasiego veraniego.
El caso fue sobreseído provisionalmente en noviembre de 2016 -para evitar que corrieran los plazos de la instrucción- hasta que Francia dé cumplimiento a la ampliación de una comisión rogatoria internacional. La Audiencia Nacional ha solicitado información al país vecino en relación a algunos de los etarras presos en suelo galo, que podría ser de interés para el caso.
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En la cabeza de Antonio Salvá resuenan dos nombres: Aitor Eleizaran y Mikel Karrera Sarobe, 'Ata'. «Ellos saben perfectamente quiénes fueron los que cometieron el atentado», sostiene tajante. 'Ata' asumió la máxima jefatura en la estructura terrorista tras la caída de Ibon Gogeaskoetxea en marzo de 2010, puesto que ocupó hasta su detención en mayo de ese año en Bayona. Fue condenado a sendas cadenas perpetuas en el país vecino por su relación con el asesinato de los guardias civiles Fernando Trapero y Raúl Centeno en Capbreton en 2007, y por su responsabilidad en el atentado que le costó la vida al policía francés Jean-Serge Nérin en 2010.
El Gobierno galo, obligado por una sentencia judicial, acaba de acercarle a una cárcel próxima a Euskadi - se encontraba interno en el penal de Reau Sud Francilien, a más de 800 kilómetros de la frontera-. Más en concreto, a la de Lannemezan.«El único consuelo es saber que con el historial de condenas que tiene va a estar mucho tiempo en prisión», reconoce Antonio Salvá. Karrera Sarobe fue juzgado en su día por el atentado contra la casa cuartel de Burgos cometido horas antes que el de Calviá, pero fue absuelto al no estar acreditado que estuviera al mando del 'comando Otazua', responsable de los hechos. Es, ahora bien, uno de los cinco dirigentes que tienen una causa abierta en la Audiencia Nacional por crímenes de lesa humanidad, entre los que también figura 'Josu Ternera'.
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Quien ya fue procesado por lesa humanidad fue Aitor Eleizaran. El caso, sin embargo, fue archivado en abril de 2016 ante la imposibilidad de determinar cuáles eran las funciones «estrictas» del etarra en la banda. Y, por tanto, no poder situarle en la cúpula de la misma. Han pasado diez años desde el atentado, pero en el sumario de Salvá y Sáenz de Tejada sigue sin figurar imputado alguno, ni como autor material ni como colaborador.
Urólogo de profesión, en las pasadas elecciones Antonio Salvá decidió dar el salto a la política. Fue el candidato de Vox al Senado por Mallorca. «Era una forma de hacerme escuchar», argumenta. «Cuando eres víctima lo eres de todos. De la Audiencia Nacional, de las instituciones... Tú no tienes derecho a nada», critica. 'Toni', como le llaman los suyos, asegura sentirse «cansado» y «muy harto». Pasa el tiempo y no entiende cómo no «se impide» la celebración de 'ongi etorris' a terroristas en las calles, con la «humillación» que eso supone para sus víctimas y teme que la gente acabe por pasar página como si nada hubiera ocurrido. «Lo importante es que no se olvide. Pero también que quienes contemos lo que ha pasado seamos nosotros, no quienes mataron y los que apoyaron a esos que empuñaban las pistolas», defiende. ¿Perdón? «Llegado el momento, veremos. Pero cada vez que escucho eso de 'lamentamos...', creo que se están riendo a nuestra cara», apostilla.
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La calle en la que tuvo lugar el atentado que acabó con la vida de Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada lleva desde aquel 30 de julio el nombre de los dos jóvenes guardias civiles. Coincidiendo con el aniversario compañeros y allegados realizan allí una ofrenda floral en su memoria. También lo harán en esta ocasión. «A Mallorca había venido sólo dos veces en mi vida: la primera, de viaje de novios; y la segunda, a recoger el cadáver de mi hijo», reveló José Antonio Sáenz de Tejada, padre de Carlos, años después del atentado. Dijo que no volvería. Pero no lo cumplió. Las dos familias se ven cada año por estas fechas. Aunque no el mismo día del atentado. José Antonio y su mujer, Esther, viajan una semana a la isla para poner un centro de flores a los chicos y reunirse con los padres de Diego Salvá, Montse y Antonio. «Estuvieron hace unos días. Hemos mantenido siempre el contacto», revela Antonio. ETA unió sus vidas hace diez años.
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