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Este lunes ha tenido lugar la cuarta sesión del juicio. Borja Agudo
La exdirectora de Arkaute asegura que todos los ertzainas saben que no tienen que disparar a «órganos vitales»

La exdirectora de Arkaute asegura que todos los ertzainas saben que no tienen que disparar a «órganos vitales»

Elena Moreno afirma en la cuarta jornada del juicio del 'caso Cabacas' que los 'escopeteros' actuaron de forma correcta al acatar una orden de su «superior natural»

Martes, 23 de octubre 2018, 09:40

Hasta 13 testigos han comparecieron este lunes a la mañana en el juicio del 'caso Cabacas', que se celebra desde la pasada semana en la Audiencia Provincial de Bizkaia. Entre ellos, un buen número de amigos del joven fallecido en 2012 a consecuencia de un pelotazo de la Ertzaintza y que se encontraban con la víctimas en el callejón de la calle Díaz de Haro donde sucedieron los hechos. Además, también han prestado declaración varios jóvenes presentes también en los incidentes, así como el conductor de la ambulancia que lo atendió.

Pero por encima de ellos, la sesión ha estado protagonizada por Elena Moreno, actual viceconsejera de Medio Ambiente del Gobierno vasco y que en el momento de los hechos era la directora de la Academia de Arkaute. Su testimonio ha estado centrado en los manuales y protocolos que rigen las actuaciones de la Ertzaintza, incluidas las situaciones de desórdenes públicos y concentraciones de gente como las de la noche de la muerte de Iñigo Cabacas –la celebración de una victoria del Athletic–.

Moreno, que estuvo al frente de Arkaute entre 2010 y 2013, ha asegurado que lo que los principios de mando y control indican que la decisión del «uso de las escopetas la tiene que tomar el mando de la zona». En el caso juzgado, esa orden la dio el oficial de una de las dotaciones desplazadas al lugar, no el mando zonal, que se quedó dentro del vehículo y no transmitió ningún tipo de consigna. Ambos están imputados en este caso, al igual que un tercer jefe y los tres 'escopeteros' que admitieron haber disparado sus armas.

El mando de zona –número de placa 3.389– testificó la pasada semana y aseguró que cuando llegó al callejón «no tuvo la sensación de que los incidentes por los que les habían movilizado siguiesen en activo» y reconoció que «él se habría marchado de allí en cuanto llegó con el vehículo policial». Sin embargo, el jefe de la furgoneta –y, por tanto, en un escalón inferior en la escala de mando– apuntó en la misma sesión que cuando llegaron al lugar recibieron un ataque «espantoso», una «encerrona premeditada» que puso en peligro al resto de ciudadanos. «Nos tiraron absolutamente de todo. Disparar era necesario. A pesar de las salvas (cargas sin pelota) no se fueron», dijo, antes de acusar de dejación de funciones al oficial «al mando», que en su opinión debería haberse bajado de la furgoneta.

Además, Moreno ha insistido que los agentes de base «sólo responden ante su mando natural», es decir, el de su furgoneta, lo que respalda la versión de los tres 'escopeteros' que siguieron la orden de disparar que les dio su superior. «Otra cosa es la responsabilidad del dispositivo. Esa corresponde al mando de mayor jerarquía, que es a quien tiene que responder el oficial (de cada vehículo)», ha expuesto.

La que fuera directora de Arkaute también ha terciado sobre una de las afirmaciones que realizó el oficial 3.389 el primer día de juicio. Aseguró que los ertzainas «no eran conscientes» del «poder letal de las pelotas» de goma. Sin embargo, Moreno ha dejado claro que a los ertzainas, cuando reciben instrucción con armamento en Arkaute, «siempre se les recalcaba que no había que apuntar a órganos vitales e incluso articulaciones». «Las escopetas siempre había que dispararlas a rebote, nunca en directo, y con el máximo ángulo a rebote. Jamás de cintura para abajo. No se buscaba hacer daño a nadie», ha puntualizado.

Tanto en varias sesiones de la pasada semana como en la de este lunes, los testigos de los incidentes han coincidido, sin embargo, en asegurar que los agentes que intervinieron aquella noche «dispararon en horizontal». «Apuntaban hacia nosotros, a dar».

12.000 euros de indemnización

Otro de los interrogantes a despejar en este juicio es si estuvo o no justificada la intervención de la Ertzaintza aquella noche en el callejón de la calle María Díaz de Haro. Todos los testigos de la acusación que han declarado que en la zona no se estaban produciendo altercados y que el ambiente era de celebración y camaradería. Sólo uno ha reconocido que cuando las furgonetas policiales llegaron al lugar, alguien les lanzó dos o tres katxis de cerveza y algún insulto, pero que los agentes comenzaron a disparar sus escopetas sin provocación alguna.

El primer testigo, Xabier R., ha narrado que la gente «increpó» a los ertzainas por ir allí y que entonces «se bajaron de las furgonetas y empezaron a disparar». «Yo fui hacia ellos con las manos en alto y les dije: 'Estáis locos, nos vais a matar'», ha detallado. Además, ha reconocido que una vez iniciada la carga policial, sí hubo lanzamiento de objetos y que él mismo pidió a gente a su alrededor que se detuviese.

En un momento dado, oyó que había una persona herida (sin saber que era Iñigo Cabacas), por lo que volvió a dirigirse a los ertzainas para pedirles que «llamaran a una ambulancia». «En cambio, me dieron dos porrazos y caí al suelo». El joven permaneció cuatro meses de baja y recibió una indemnización de 12.000 euros tras llegar a un acuerdo con la aseguradora de la Ertzaintza.

Cambio de versión

En la sesión también han comparecido los dos jóvenes que resultaron heridos en una trifulca previa en el lugar y que llamaron al 112 para pedir asistencia. Esa llamada, según la Ertzaintza, fue la que motivó el envío de las dotaciones de agentes a la zona. Ambos eran testigos de la defensa. Uno de los jóvenes testificó en fase de instrucción que las furgonetas fueron recibidas con el lanzamiento de objetos. Sin embargo, este lunes ha cambiado de versión y ha asegurado que no recuerda si los hechos ocurrieron de tal manera.

«No era zona segura»

M. L. era el conductor de la ambulancia que acudió al lugar para atender la llamada de los jóvenes heridos en la pelea previa. Ha relatado que cuando llegó se encontró varias furgonetas de la Ertzaintza aparcadas frente al callejón «y gente tirándoles cosas», lo que contradice la versión del resto de testigos de la jornada. «Los agentes estaban con los escudos y en ese momento no estaban disparando», ha reconocido. «No era una zona segura», ha añadido.

Por ello, «pasó de largo» y dio un rodeo para volver a acceder a la zona por la calle Díaz de Haro y aparcar junto a la comisaría de la Ertzaintza. Fue allí cuando un agente les pidió que se desplazaran al callejón, esta vez para atender a otro herido –Iñigo Cabacas–.

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