DAVID GUADILLA
Martes, 5 de junio 2018, 10:30
Con su posible fichaje como ministro de Sanidad, Rafael Bengoa 'engordaría' aún más un currículum ya de por sí extenso. Nacido en Bilbao en 1952, está considerado uno de los padres de Osakidetza, trabajó con Iñaki Azkuna, estuvo en la Organización Mundial de la ... Salud durante quince años, acabó siendo uno de los fichajes estrella de Patxi López para su gobierno y fue asesor de Barack Obama. De reconocido prestigio internacional, cuando Pedro Sánchez le ha llamado para formar parte de su gabinete, Bengoa estaba en Irlanda del Norte, donde ha desarrollado un programa sanitario.
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Su entrada en un Ejecutivo al que se le vaticina un escaso recorrido supondría un reto para un profesional acostumbrado a mirar a largo plazo. Su gran obsesión siempre ha sido hacer sostenible la Sanidad pública, el departamento que suele absorber un pedazo importante de los Presupuestos. Cómo hacer frente al envejecimiento de la población fue una de sus principales metas en su paso por el Gobierno de López. Y uno de los pilares de esa estrategia era cómo atender a los pacientes crónicos. Aprovechar las nuevas tecnologías, la atención telefónica y otras medidas para que pudiesen ser atendidos en sus domicilios y de esa manera descongestionar ambulatorios y hospitales. De hecho, hace escasos días reflexionaba sobre lo que necesita la Sanidad pública y por dónde pueden ir sus planes: «Lo importante es mirar hacia delante y no solo corregir los errores del pasado. Mirar hacia atrás no nos arregla el tema de la sostenibilidad económica del sistema. Si se quiere hacerlo, habrá que hacer lo que hicimos en Euskadi, especialmente reconfigurar la Sanidad para los enfermos crónicos, que ya son el 80% que vienen a los servicios públicos».
Su etapa con López fue la segunda ocasión que Bengoa, doctor en Medicina por la UPV, pasaba por el Gobierno vasco. En 1991 llegó a Osakidetza para colaborar con Azkuna en la puesta en marcha el programa 'Osasun Zainduz', que puso las bases del actual sistema asistencial en Euskadi. Procedente de una familia nacionalista –su padre fue miembro del Gobierno vasco de Jose Antonio Agirre como director de Sanidad–, el nuevo ministro siempre ha tenido también vocación internacional. No solo trabajó para la OMS. Cuando salió del Gobierno vasco fue uno de los expertos que asesoró a Obama en su intento de reformar la sanidad de Estados Unidos. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca acabó por frustrar aquel proyecto.
Su nombramiento tampoco supondría una sorpresa. Formó parte del 'Gobierno en la sombra' que constituyó Sánchez previo a las elecciones de 2016. Durante los últimos meses ha desarrollado planes sanitarios en Irlanda del Norte y ha colaborado con el Ejecutivo escocés en el desarrollo de un programa de salud digital. Su principal reto será cómo trasladar su visión de la salud pública a España, donde las competencias del Ministerio de Sanidad son escasas.
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