Desde hace ya unos años se había construido la idea de que la siguiente lehendakari sería una mujer. El relevo de Iñigo Urkullu iba aparejado a mujeres que por su trayectoria política y relevancia institucional podrían suceder al lehendakari rompiendo así una tradición de liderazgo ... masculino que coloca a Euskadi en el club de los territorios gobernados exclusivamente por hombres: 8 de las 17 comunidades autónomas no han atenido nunca una presidenta.
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Es innegable que en Euskadi, desde que se aprobó la Ley de Igualdad -hace más de 15 años- que obliga a los partidos a presentar listas paritarias, se han dado avances significativos en la participación política y representación institucional de las mujeres en la vida política vasca: se observa, tanto en la composición de las listas electorales como en el número de mujeres electas; en el número de mujeres que dirigen municipios y gobiernos forales, como en las mujeres que ejercen de portavoces de sus grupos parlamentarios o dirigen consejerías de ámbitos muy diferenciados, desde Industria y Transición Energética a Políticas Sociales, Justicia o Sanidad.
La incorporación de la mujer al ámbito público, la aceleración producida por cambios regulatorios que han forzado a los partidos políticos a incorporar de manera paritaria a las mujeres en las listas electorales, y el empuje del feminismo, ha mostrado cómo la participación igualitaria de las mujeres en espacios de decisión mejora la calidad de la democracia y aporta la construcción de una sociedad más cohesionada, diversa e igualitaria.
La experiencia muestra cómo la presencia significativa de mujeres en espacios de decisión introduce prioridades, temas de debate y políticas públicas que de otra manera estarían ausentes en la agenda. Pero no sólo eso, simbólicamente, la presencia significativa de mujeres es importante porque su presencia en los espacios de exposición pública (política, medios de comunicación, empresas y administración) traslada a la población mensajes de liderazgo, capacitación, inclusión y diversidad. Y genera referentes.
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La realidad con la que nos encontramos, tras las semanas de anuncios de candidaturas, es que la Euskadi del futuro, a diferencia de lo que se pensaba, será liderada por un hombre. Esta condición no significa que las personas que se presentan no sean las adecuadas. Son perfiles a los que se les presupone preparación, ascendencia, visión estratégica y capacidad para leer los nuevos tiempos. Por eso, el relevo generacional que se está gestando en Euskadi, deberá ofrecer nuevas perspectivas y propuestas que incluyan en la agenda política los planteamientos y reivindicaciones del feminismo, eso o serán hombres del futuro con cara del pasado.
En las próximas elecciones, la marca y las siglas de los partidos confrontarán de manera directa. Los partidos han mirado hacia dentro para la designación de sus candidatos y todos (a la espera del espacio Sumar-Elkarrekin Podemos) han elegido hombres para liderar las candidaturas. A la hora de mirar hacia fuera y ofrecer una candidatura competitiva harán falta más cosas: cómo se construyan estos nuevos liderazgos y el papel que tengan los equipos será determinante para la imagen que quieran ofrecer a la sociedad. Es ahí donde el protagonismo y los planteamientos de las mujeres deben cobrar significancia y significado. Si las mujeres no son líderes, que sean influyentes.
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