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Cataluña ha vivido 15 años de una intensidad política difícilmente comparable con ningún proceso político que se haya vivido en las democracias europeas de los últimos 40 años. Un ciclo político y social que llevó a las mayores cotas de deseos de independencia en la ... sociedad catalana, con el 1 de octubre de 2017 como momento de máxima expresión donde una parte muy importante de la sociedad catalana y una parte muy importante de la clase política alcanzaron una comunión emocional y simbólica difícilmente replicable.
Todo empezó a cambiar tras el 10 de octubre con la declaración fallida de independencia por parte de Puigdemont, el posterior encarcelamiento de parte de la clase política catalana, el exilio de otra parte y la llegada al Gobierno de Pedro Sánchez que, con la tramitación de los posteriores indultos y ley de amnistía, ha dado fin al 'procés', tal y como se le conocía y ha provocado el inicio de un nuevo ciclo político para Cataluña.
El PSC por primera vez gana en votos y en escaños. Salvador Illa ha conseguido movilizar al electorado socialista y atraer votante de otros partidos y hacer inviable un gobierno independentista, pero no está tan claro que pueda formar un gobierno tripartito de izquierdas, si bien le corresponde la iniciativa de intentarlo.
El independentismo no ha sido capaz de movilizar a su electorado. Con unos datos de participación que lanzan el mensaje de que la sociedad catalana no está conectada con el momento político actual, todos los ojos miran a ERC, el partido que ha obtenido sus peores resultados desde el inicio del 'procés', pero que tendrá en su mano decidir el futuro más cercano de Cataluña: gobierno progresista o repetición electoral jugándose la unidad del independentismo, tal y como le ha pedido Puigdemont en la misma noche electoral.
Una mención al liderazgo de Salvador Illa, ajeno a los ruidos y estridencias, le ha dado al PSC sus mejores resultados, mejores incluso que los que obtenía el referente del socialismo catalán, Pascual Maragall. Salvador Illa es el líder político que mejor refleja el momento actual de Cataluña, lejos de la efervescencia del pasado, sin revoluciones, puro 'seny' (sentido común).
Haría bien Illa, eso sí, en atender a las brasas que todavía humean y pueden prender de nuevo en la sociedad catalana. En palabras de Puigdemont en la misma noche electoral, si ERC está dispuesta a hacer compromisos y a entrar en esta reflexión sobre los efectos de la desunión y la falta de una estrategia compartida del independentismo, Junts retomará el liderazgo y le empujará al adelanto electoral.
Los ojos miran a ERC, si bien Junts y el PSC se miran ya cara a cara para decidir quién y con quién lidera la Cataluña de los próximos años, porque esta sociedad no se gobierna ni con 42 escaños ni con 35, necesitan algo más.
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