Universidad pública vasca: Parte de lo que somos
Eva Ferreira
Rectora de la UPV/EHU y candidata a la reelección
Domingo, 24 de noviembre 2024, 00:14
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Eva Ferreira
Rectora de la UPV/EHU y candidata a la reelección
Domingo, 24 de noviembre 2024, 00:14
Soy la cuarta de cinco hijas e hijos que tuvieron José Ferreira y Pilar García, una pareja que emigró de Galicia a Bizkaia, a Barakaldo, en busca de un futuro mejor. Mi padre trabajó como mecánico en Altos Hornos y mi madre en casa y ... sin cobrar. No es una historia excepcional, es una de tantas, una historia que, a pesar de todo, puede parecerse a la de otras personas que ahora vienen también a esta tierra en busca de un futuro mejor.
Gracias al sistema público, pude estudiar matemáticas en la Universidad del País Vasco. Echando la vista atrás, recuerdo cómo llegaba a Leioa, después de cruzar la ría en un bote, cogía el tren de Erandio a Astrabudua y después un autobús para llegar al campus. Recuerdo también reivindicaciones y alguna que otra huelga, por ejemplo, por el transporte y por no tener ordenadores para hacer cálculo numérico.
Al terminar conseguí una beca para realizar un máster en Nueva York. El primer día me sentí pequeña y abrumada. Pero aquello duró poco: enseguida fui consciente de la buena formación que había recibido en la universidad, supe que estaba bien preparada y que podía estar a la altura en aquel nuevo desafío académico.
Esta es una historia similar a la de muchas y muchos estudiantes que, después de haber sentido carencias en la UPV/EHU y haber protestado por ellas, cuando han salido fuera y se han enfrentado a retos sociales, académicos y laborales, han apreciado mucho mejor la formación obtenida en la universidad pública vasca.
Han pasado bastantes años y nuestra universidad ha cambiado mucho, los recursos también han cambiado, la sociedad ha cambiado, el mundo ha cambiado. Pero ha aumentado, por fortuna, el número de personas orgullosas de su formación en la Universidad del País Vasco; han aumentado también las ganas de mejorar, el sentido de la responsabilidad, el pensamiento crítico, las miradas distintas, la búsqueda de la verdad, la defensa del derecho a la educación sin más limitaciones que la capacidad y la voluntad individual.
Tenemos una universidad pública que se sitúa entre las mejores del Estado y que además está reconocida como una de las 400 mejores del mundo. Nuestros resultados en formación, investigación, transferencia e impacto sobre el territorio se hallan muy por encima de lo esperable atendiendo a los recursos disponibles, pero lo más estimulante es que se hallan aún muy por debajo del potencial que tenemos. Podemos dar mucho más y estamos en un buen momento para hacerlo.
Casi cuatrocientas mil personas, a lo largo de estos años, hemos estudiado en la universidad pública y hemos contribuido, desde múltiples ámbitos, al desarrollo de esta sociedad. Hay una parte de nuestra propia identidad personal que debemos a la Universidad del País Vasco.
Sin una universidad así, nuestro país habría sido muy distinto. Soy consciente de ello y por eso me gustaría seguir impulsando su mejora y su desarrollo, siempre con el objetivo final de que sea una oportunidad para que muchas personas sin recursos, o sin los recursos necesarios, tengan acceso a una educación de alta calidad, fundada en el rigor académico y en valores como la tolerancia y el respeto.
Y no hay servicio público que se pueda realizar con una única mirada. Hace falta entretejer una gran diversidad de historias y sensibilidades para prestar un buen servicio público a la sociedad en su conjunto. En nuestro caso, un servicio público fundado en el conocimiento, que revierta en una mejor educación superior, en una mejor investigación y en un beneficio directo a nuestro país.
El impacto que la UPV/EHU ha tenido en la sociedad vasca es tan positivo que pasa en buena parte desapercibido. Por eso conviene subrayarlo una y otra vez: la sociedad vasca sería muy distinta sin su universidad pública. Mejorarla, reforzarla, es la mejor inversión para el futuro, y para el bienestar de nuestros hijos y nuestras hijas.
Es el momento para un cambio de ciclo, para dar un salto cualitativo hacia delante. La música política suena bien: hay una nueva ley estatal que promete un 1% del PIB para las universidades públicas. Por otro lado, hay una apuesta clara por el Gobierno vasco, que ha generado un nuevo departamento dedicado específicamente a Universidades, Ciencia e Innovación. En definitiva, es el momento de la universidad pública vasca, de la institución líder en formación superior, ciencia y transferencia. Estamos preparadas, estamos preparados.
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