Euskadi, Galicia, Asturias y Cantabria crean el «lobby del norte» para «ejercer presión política»

El encuentro constituyente celebrado en el Palacio de Ajuria Enea ha tenido un primer objetivo muy claro: reclamar al Gobierno francés que no demore más su conexión de la alta velocidad con Euskadi. Iñigo Urkullu, Miguel Ángel Revilla (Cantabria), Adrián Barbón (Asturias) y Alfonso Rueda (Galicia) han denunciado los «gravísimos incumplimientos» del Elíseo, que ha retrasado el final de las obras previstas hasta 2042, y han pedido al Ejecutivo central y a la UE que «fuercen» al Gabinete de Macron. «Corremos el riesgo de quedar fuera de foco», ha advertido el lehendakari.

La reunión multilateral, planteada por Urkullu como presidente de turno de las regiones del Arco Atlántico, llevaba meses programada. Inicialmente se planteaba para intercambiar ideas sobre la transformación digital, medioambiental y la crisis demográfica. También sobre infraestructuras, pero el tren de alta velocidad no quedó subrayado en rojo en la agenda común hasta hace tres semanas, cuando EL CORREO desveló que Francia iba a posponer el plan de renovar su conexión ferroviaria con España a través de Irún pese a que en enero el Ministerio de Transportes había anunciado un pacto hispano-galo para acelerar las obras y culminarlas en 2030.

El tramo Burdeos-Irún es la pieza del puzle que al Elíseo le falta por colocar para la construcción del Corredor Atlántico de alta velocidad (Madrid-Vitoria-Dax-París) que España aspira a tener culminado antes de que acabe la década con la inauguración de la 'Y' vasca y su conexión con Burgos. Se trata de una ruta «prioritaria» para la UE, que ha apremiado en numerosas ocasiones a los países implicados a que aceleren con amenaza de unas sanciones que nunca se han concretado. El pasado viernes, sin ir más lejos, el portavoz de Transportes de la Comisión Europea, Adalbert Jahnz, anunció que va a pedir explicaciones a París por el nuevo retraso. También lo ha hecho Pedro Sánchez sin que, aparentemente, haya tenido efecto.

La conexión Euskadi-Francia es especialmente relevante para las comunidades de la cornisa cantábrica porque es la vía que permitirá en el futuro la llegada y salida de pasajeros hacia el corazón de Europa. Imaginan, a largo plazo, un futuro corredor del noreste, desde Santiago a Valladolid, para beneficiarse de una ruta que, sobre todo, será un canal estratégico para el movimiento de mercancías de unos territorios que llevan años denunciando la pérdida de competitividad que padecen sus empresas por no tener alta velocidad. A Galicia llegó hace poco más de un año, pero Asturias, Cantabria y el País Vasco son tres de las cinco comunidades autónomas -las otras dos son Navarra y La Rioja- que aún no tienen ni un kilómetro de AVE a los 30 años de su puesta en funcionamiento.

Pese a las buenas relaciones que mantienen las cuatro comunidades, lo que no estaba previsto era que además de la reivindicación conjunta contra Francia y de advertir al Gobierno central que posponer el Corredor Atlántico mientras avanza el Mediterráneo -el que usarán a partir de 2030 las regiones del Levante para cruzar los Pirineos- sería el enésimo agravio, podía brotar un foro permanente. «Nos unen intereses comunes y tendremos voz única para ellos», ha asegurado el presidente de la Xunta. Nadie ha matizado la afirmación.

El otro gran asunto que se ha puesto sobre la mesa es el del corredor del hidrógeno, la gran tubería submarina que pretende suministrar al eje atlántico, del que también forman parte Andalucía y Navarra. En este caso es Asturias la región que más avanzado tiene el proyecto, en el que también trabajan Cantabria y Galicia. Euskadi ha sido invitada hoy oficialmente a sumarse.