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Piden a los ayuntamientos que retiren la «asfixiante» simbología etarra de las calles

el correo

Jueves, 22 de julio 2021, 14:38

La Fundación Fernando Buesa y Gogoan-Por una Memoria Digna reclamaron este jueves a los ayuntamientos vascos que eviten que las calles se «inunden» de pintadas y pancartas a favor de los presos de ETA y que ayuden a construir «un paisaje urbano» que «fomente ... la convivencia, la deslegitimación de la violencia y la memoria de las víctimas».

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No es la primera vez que estos colectivos ponen el foco en las instituciones locales, las más cercanas a los ciudadanos. En septiembre del pasado año la Fundación Buesa y Gogoan, junto con Elkarbizi, pidieron a los consistorios a través de un comunicado conjunto que impidan que se celebren en sus localidades homenajes públicos a expresos de ETA. Un texto que asumió como propio la Asociación de Municipios Vascos, Eudel, y que ha sido sometido a votación en diferentes ayuntamientos. Tan solo EH Bildu se ha desmarcado de su contenido.

En esta ocasión, Gogoan y la Fundación Buesa denunciaron la «presencia constante e incluso a veces asfixiante de los victimarios en los espacios públicos» de determinados municipios y dibujaron estos lugares como «un bien común» en el que «se deben fomentar valores conciliadores». Ambos colectivos lamentaron en este sentido que «se utilice una reivindicación justa, como es la de terminar con el alejamiento, para trasladar una épica en torno a los presos, como si éstos no hubieran generado un daño enorme». «Inundar las calles de nuestros pueblos con pancartas de 'presoak etxera', que es tanto como pedir impunidad ante crímenes gravísimos, supone copar el paisaje urbano con mensajes que no ayudan a la paz ni a la memoria», advirtieron. Cabe recordar que Covite ha contabilizado cuarenta pintadas y murales de «ensalzamiento a ETA» en diferentes municipios vascos a lo largo de los primeros seis meses de este año.

Consideran desde la Fundación Buesa y Gogoan que «el espacio público no tiene por qué ser neutral», pero sí «debe respetar la memoria de los cientos de damnificados por la violencia y su odio». Reclaman por ello a los ayuntamientos que, en este «tiempo post-ETA», ayuden a «construir un paisaje urbano que recuerde al agredido, que ayude a deslegitimar la violencia y que lleve a la plaza y la escena pública a la víctima, no al victimario». «Hay un desequilibrio enorme que debería provocar una reflexión de fondo sobre la construcción de nuestra memoria», apostillaron.

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