«Nuestra estrategia ha llegado al límite, debemos ganar en influencia y utilidad»

- ¿Tiene que estar Unidas Podemos en el Consejo de Ministros?

- Tenemos un Congreso en el que nadie va a tener nunca mayoría absoluta, y lo lógico es que haya gobiernos de coalición. Es la única garantía de que nuestras políticas se vayan a ejecutar.

- ¿Pero eso significa sí o sí tener ministros o le valdrían otras fórmulas, cargos intermedios?

- En eso no voy a entrar. Los que están negociando sabrán qué limitaciones tenemos como organización política y cómo influye la correlación de fuerzas en estas negociaciones. Sí me lo pregunta a mí, claro que prefiero estar en el Consejo de Ministros, como a cualquier partido. Pero existen diferentes fórmulas que se pueden alcanzar. Mientras haya un acuerdo entre las dos partes y se considere que hay garantías suficientes para sacar adelante unas determinadas políticas, será bueno.

- ¿Podrían ser independientes o deben ser dirigentes de la formación?

- Siempre hemos creído que la incorporación de independientes es una virtud, pero dentro del partido hay gente muy válida que puede desarrollar esas políticas.

- ¿Ve a Pablo Iglesias como ministro?

- Creo que puede hacer un buen papel. Ha demostrado su validez como político.

- ¿No se están haciendo órdagos muy peligrosos? ¿Ve factible una nueva convocatoria electoral?

- Es un escenario posible, aunque ahora lo veo muy lejano.

- ¿No sería un desastre?

- La ciudadanía no entendería que hubiese otras elecciones y cómo una vez más dos fuerzas progresistas que colaboraron en la moción de censura no consiguen un acuerdo para gobernar cuando en diferentes autonomías y ciudades se ha hecho.

- Y para Podemos, ¿no es asumir un riesgo excesivo?

- Eso es entrar en el terreno de la política ficción. Creo que lo que hay que intentar es un acuerdo de gobierno y no pensar en elecciones.

- ¿Le están viniendo bien a Podemos las negociaciones para diluir su complicada situación interna?

- No. Y tampoco tacharía de complicada nuestra situación interna.

- Los resultados no fueron especialmente buenos, hubo críticas de dirigentes...

- Tenemos problemas, como hemos tenido siempre, unos resultados mediocres siempre afectan a una organización, sobre todo en el ánimo, pero lo interno no te puede desviar de tus objetivos políticos.

- ¿Cómo le sentaron aquellas palabras de Iglesias en el consejo ciudadano diciendo que la culpa de los resultados no era suya sino de los territorios, que en algunos sitios tenía hasta problemas para saber cómo se llamaba el partido...?

- Bueno, justo dijo de manera expresa que no era mi caso ni el de Elkarrekin Podemos.

- ¿Pero qué le pareció?

- Yo habría hecho una crítica más sosegada. Creo que hace falta un análisis más profundo de por qué se dieron esos resultados. Las responsabilidades siempre son colectivas.

- ¿Es necesaria una refundación en Podemos, un nuevo Vistalegre?

- A mí me gusta la idea de hacer una conferencia política, que es otra forma de llamar a la necesidad de hacer un gran debate político. Creo que cuando tu estrategia está limitada debes hacerlo.

- ¿Y en el caso de Podemos, lo está?

- Hablo de Euskadi, y nuestra estrategia ha llegado a unos límites que hemos identificado claramente.

- ¿Cuáles son?

- Hemos construido nuestro proyecto demasiado en contraposición a lo que existe y no tanto sobre lo que somos y sobre lo que queremos crear. La estrategia tiene que ser reflexionada y modificada en lo externo y en lo interno. Pero eso no significa que tenga que haber un proceso traumático en Podemos. Lo que hay que hacer es trazar nuevas líneas. Desde que nacimos hace cinco años el país ha cambiado muchísimo y eso exige adaptarse a los nuevos retos.

- Y toda esa reflexión autocrítica, ¿en qué se traducirá?

- Podemos Euskadi y Elkarrekin Podemos como coalición han construido su identidad, su imagen, en la critica al Gobierno. Y eso está bien, hay que hacerlo, porque si no hubiéramos señalado lo que sucedía en las OPE no se hubiera descubierto la trama que existe. Pero también hemos comprobado que construirnos como partido solo en comparación con lo que ya existe y no te gusta, tiene límites. Y nosotros hemos llegado a ese límite y toca dar el siguiente paso: que la gente sepa qué es Podemos Euskadi por lo que hace y por lo que propone y por el lugar que ocupa en la sociedad vasca y eso significa ganar mayores cotas de influencia, utilidad y efectividad. No vale con opinar sobre lo que dicen los demás, sino ser más activos, proponer cuestiones que puedan salir adelante. Eso se vio de forma clara el jueves en el Parlamento, cuando se aprobó por unanimidad un propuesta nuestra sobre la tortura.

- Y en esa estrategia de tejer acuerdos y ganar influencia, ¿se plantea apoyar los Presupuestos del Gobierno vasco?

- Siempre estamos dispuestos a hablar de los Presupuestos. Recuerdo que en enero desbloqueamos la prórroga. Pero es demasiado pronto para decir nada.

- ¿Qué le parecieron las directrices presentadas por el consejero Azpiazu?

- Hemos visto avances en algunas cuestiones en las que además somos conscientes de que ha sido gracias a nuestra presión. Hemos marcado la agenda en las cuestiones sociales. Pero echamos de menos algunos temas, como la brecha territorial. Aún hace falta ver la concreción de los números. De todas formas, creo que el PP se lo va a poner muy fácil al Gobierno vasco. Todo dependerá de cómo sean los Presupuestos: si se refuerza la RGI, si se impulsa la industria verde, si se lucha contra el cambio climático...

- ¿Ve factible un adelanto electoral en Euskadi?

- Podría ser, pero espero que no.

- Si entra en el Gobierno se dará la contradicción de que serán socios del PSOE en una alianza sostenida por el PNV mientras en Euskadi su relación con jeltzales y socialistas es, digamos, mejorable.

- Bueno, hay más acuerdos de los que parece. Pero la estrategia política de Podemos Euskadi se fija aquí. Otra cosa es que independientemente de los acuerdos que haya en el Estado nosotros tenemos que buscar otra forma de construir nuestras relaciones políticas, lo cual no quiere decir en ningún caso dar aire al Gobierno en políticas en las que no estamos de acuerdo.