La ponencia de Autogobierno, en una reunión del pasado mayo. Blanca Saenz de Castillo

Estrategia equivocada

Si no hay un acuerdo con PSE y Podemos para el nuevo Estatuto, difícilmente lo habrá en la negociación con el Estado

Jueves, 5 de julio 2018

Con la reunión de hoy parece que las formaciones parlamentarias darán por finalizada la primera fase del trabajo de la ponencia de Autogobierno, que tiene como cometido la redacción de los principios y bases sobre los que se debería articular el proyecto del nuevo Estatuto. ... De ahí la importancia crucial de esta fase de la discusión, pues es donde se debería haber realizado el auténtico ejercicio de aproximación de posiciones para que el ideal del máximo consenso posible entre diferentes no fuera una proclama retórica, sino un objetivo estratégico de todas las formaciones.

Publicidad

Para quienes entendemos el autogobierno como la expresión de un doble pacto, primero, de carácter interno entre los propios vascos, y, segundo, de carácter externo, como pacto con las instituciones del Estado, resulta absolutamente imprescindible que el pacto interno sea verdaderamente nacional. Es decir, que sea resultado del acuerdo entre las distintas concepciones de vertebrar Euskadi como comunidad política autogobernada. Es imprescindible que la propuesta que salga del Parlamento sea un auténtico contrato social, al que se adhieren los ciudadanos y ciudadanas vascas, con independencia de su lugar de origen, de la lengua que hablan y de sus sentimientos de pertenencia, sean estos únicos o múltiples. Este objetivo no es uno más, sino que es el gran objetivo que debería inspirar y condicionar el debate, tanto en lo que respecta al contenido como la estrategia de negociación.

Si se reconoce que el acuerdo entre diferentes, como reflejo y representación más fiel posible de nuestro pluralismo como sociedad, tiene este alcance estratégico para nuestro futuro como comunidad diferenciada, igualmente se debería reconocer, en tal caso, que la legitimidad sustentada en el principio de la 'mayoría' se ve devaluada si tal mayoría, además de cuantitativa, no es una mayoría social, política e ideológica cualificada, en tanto que expresión de un auténtico pacto entre vascos.

Este es el gran reto que siempre hemos tenido en los distintos procesos para constituirnos en comunidad política. El Estatuto de Gernika ha sido la mejor aproximación a ese ideal democrático de acuerdo entre nosotros mismos en toda nuestra historia, aunque no se consiguió, por razones ya conocidas, que el nacionalismo radical, representado por el binomio ETA-HB, se incorporara a dicho proyecto. Ahora, el desafío sigue siendo el mismo, lograr un proyecto de autogobierno que sea el resultado de un pacto entre diferentes, entre nacionalistas y no nacionalistas, que cuente con un respaldo social y político superior al que tuvo en su día el Estatuto de Autonomía.

Sin embargo, el debate y los resultados habidos hasta ahora en el Parlamento no apuntan en esa dirección, sino en una muy distinta, donde se ha optado por la estrategia de la comodidad, de negociar entre iguales, con los próximos, más que por el desafío y la incomodidad que representa tener que negociar -léase ceder- con los distantes; es decir, con los diferentes. La estrategia llevada a cabo por el PNV en esta primera fase sobre los principios y bases que han de inspirar el nuevo Estatuto, centrada exclusivamente en lograr acuerdos con Bildu, no es la más apropiada para lograr un acuerdo nacional entre vascos, salvo que por nacional se entienda un acuerdo entre nacionalistas.

Publicidad

Reconducir las bases pactadas con Bildu a un posible acuerdo posterior con Podemos y el PSE se me antoja harto complicado. Y si no hay acuerdo en Euskadi con Podemos y los socialistas, difícilmente lo habrá en la negociación con las instituciones del Estado. Y si no hay acuerdo tampoco habrá referéndum. Es decir, no habrá actualización del autogobierno, aunque haya confrontación.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad