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Entre la larga lista de desafíos para su mandato al frente del PNV, Aitor Esteban se ha propuesto potenciar la sigla en Navarra, un territorio ... históricamente más adverso para el partido jeltzale. Este mismo domingo, durante la celebración del Aberri Eguna del Bidasoa en Lesaka, el flamante líder de los nacionalistas se comprometió a «prestar más atención» a la comunidad foral de aquí en adelante y dedicó sus únicas críticas a UPN por erigirse en «los únicos representantes de Navarra» y por «no defender el autogobierno» más allá de la «palabrería».
Agrandar la implantación en la comunidad vecina es un eterno deber pendiente de una formación nacionalista que presume de ser allí «el partido más antiguo» de todos cuantos hay. Su representación, en cambio, es limitada, al menos en comparación con la hegemonía que mantiene en Euskadi. Bajo el paraguas de Geroa Bai –la coalición que conforma junto a los Socialverdes de Uxue Barkos–, cuenta con tres de los 50 parlamentarios forales, incluyendo al presidente de la Cámara, Unai Hualde, que es a su vez el líder territorial de la organización.
El poder institucional mitiga en cierta medida la pérdida de apoyos que ha registrado en los últimos años. En el Gobierno de la socialista María Chivite, Geroa Bai controla tres carteras y una de ellas, la de Industria, está en manos del PNV, con Mikel Irujo al frente. Y a nivel municipal, los jeltzales retienen la Alcaldía de una localidad de profunda trayectoria nacionalista como Alsasua, donde cuenta con mayoría absoluta. Sus socios de coalición electoral también ostentan el bastón de mando en Zizur Mayor y las pequeñas Azuelo y Torralba del Río.
Con esta hoja de resultados sobre la mesa, Esteban trata no sólo de liderar una recuperación electoral sino también un fortalecimiento de la organización en el plano interno. Se trata de involucrar más a Navarra en la vida del partido. Una muestra de ello ha sido la incorporación del navarro Javier Ollo como uno de los ocho burukides electos a costa de restar un asiento a la todopoderosa federación vizcaína. Sumado al presidente del NBB, la comunidad foral cuenta ahora con dos de los 14 dirigentes que cada lunes marcan el rumbo del partido en Sabin Etxea.
Ollo es, además, un valor emergente en la formación y se le está dando protagonismo en apariciones públicas y entrevistas en medios para impulsar su carrera. A sus 33 años, lleva ya una década como alcalde de Alsasua y desde el pasado noviembre es también parlamentario foral. Sustituyó a María Solana, una de las principales referentes del PNV navarro en los últimos años y a la que el partido ha situado en uno de los puestos más codiciados de la esfera política en España, el de consejera de RTVE, que ahora exige dedicación exclusiva y está remunerado con 105.000 euros al año de base.
Esteban extiende sus aspiraciones igualmente a Iparralde, donde la presencia del PNV es más anecdótica, con apenas una veintena de concejales y un solo alcalde, el de Saint-Jean-Pied-de-Port, quien se afilió una vez que ya estaba en el cargo. Este domingo, el nuevo presidente de los jeltzales aprovechó el acto en la zona del Bidasoa para llamar a tejer «lazos de unión» con el País Vasco francés, buscando «la complementariedad entre unos y otros» y con el objetivo de «ser cada vez más pueblo y más nación». «Tenemos que superar esa muga», remachó.
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