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El estruendo de los tambores de la Semana Santa turolense fue el grito con el que decenas de miles de vecinos de la España rural iniciaron ayer, en el corazón de Madrid, 'la revuelta de la España vaciada'. Se trata de una protesta ... sin precedentes que exige a los gobiernos y a los responsables políticos que cierren de forma «urgente» un pacto de Estado para frenar la despoblación que desgarra a sus territorios con la dinamización de sus economías, la mejora de las infraestructuras y unos servicios públicos comparables a los de las ciudades. Poco después de la 12.15 horas, convocados por 'Soria ¡ya!' y 'Teruel existe', las plataformas de las dos provincias más despobladas del sur de Europa -con una densidad inferior a diez habitantes por kilómetro cuadrado y zonas con menos vecinos que Laponia o el Sáhara-, una marea humana inundó la plaza de Colón y el paseo de Recoletos para mostrar el hartazgo de «la España desatendida» con los políticos. Eran unos 100.000, según los organizadores, y la mitad, según la Policía Nacional.
La inédita protesta llega en plena precampaña y en puertas de unas de las elecciones más abiertas de los últimos tiempos, especialmente en las circunscripciones que representan a esas provincias con menor densidad de población. En Cuenca, León, Guadalajara o Ávila, por citar solo algunas además de Soria y Teruel, la batalla se presenta cruenta por la fragmentación del voto de la derecha, que da al PSOE la oportunidad de ganar por la mano al PP en el reparto de escaños y dar la vuelta a la fotografía actual. Las 26 provincias más despobladas eligen nada menos que 99 escaños al Congreso, que pueden ser decisivos para la formación de gobierno. Los 'restos' en esa España despoblada serán clave, por lo que los partidos se han lanzado sin disimulo a pelear hasta la última papeleta con promesas, baterías de medidas o incluso un pacto de Estado como el que propuso ayer Albert Rivera para repoblar en diez años las zonas rurales.
Sin banderas ni símbolos partidistas, a la manifestación se apuntaron, además del presidente de Ciudadanos, cinco ministros del Gobierno del PSOE -el de Agricultura, Luis Planas; la de Trabajo, Magdalena Valerio; la de Transición Ecológica, Teresa Ribera; la de Industria, Reyes Maroto; y la de Economía y Empresa, Nadia Calviño-, además de la exministra de Agricultura y candidata del PP por Valladolid, Isabel García Tejerina, y el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, entre otros.
Su presencia no gustó demasiado a los impulsores de la marcha. «Nos parece muy mal, si estamos aquí y así, es por su culpa, aquí no pintan nada, esto es una manifestación del pueblo, si hubieran hecho su trabajo antes, no estaríamos en Madrid», lamentó la portavoz de 'Soria ¡Ya!', Vanesa García, que reclamó «inversiones y hechos» para la España rural. Aun así, la guerra política para conquistar el voto de la España despoblada es un hecho. Sánchez, en un mitin con el PSC en Tarragona, se mofó de la foto de Rivera subido a un tractor porque «parece que ha descubierto ahora el medio rural». Y todos se lanzaron a proponer medidas para impulsar la digitalización y la banda ancha, la política agracia común (PAC), el turismo, la caza y en el caso del PP y Vox, la tauromaquia, además de ventajas fiscales o mejoras en los servicios.
La marea humana la componían vecinos -en muchos casos familias completas- llegados fundamentalmente de las dos Castillas, de Aragón, La Rioja y partes de Andalucía, Extremadura, Galicia y Navarra, la España interior que solo en el último decenio de crisis ha perdido unos 250.000 habitantes por el envejecimiento y la emigración de unos jóvenes sin futuro en su tierra. Habitantes de 24 provincias de la España despoblada respondieron al llamamiento de las 90 plataformas y asociaciones que secundaron a Soria y Teruel, y que llegaron en más de 350 autobuses, centenares de automóviles particulares y hasta en un tren completo fletado al efecto. Son las autodenominadas «provincias abandonadas», que suman el 70% del territorio de España, pero solo retienen al 10% de sus habitantes.
En un ambiente festivo y reivindicativo, que ni siquiera la primera lluvia caída en semanas en Madrid logró estropear, la marcha, amenizada por bandas, charangas y batucadas, la encabezaban tres pancartas de doce metros que resumían el enfado y las exigencias de la protesta. 'Ser pocos no resta derechos', 'Inversiones, infraestructuras y servicios para todos' y 'Cohesión y equilibrio territorial, social y económico'. La marcha, que concluyó con la lectura de un manifiesto en las inmediaciones del Congreso, iba repleta de pancartas como 'quiero vivir en mi pueblo', 'si el campo no produce, la ciudad no come', 'sin inversión, despoblación' o 'Villar del Río, ¡farmacia ya!'. Pero, sin duda, la más imaginativa fue la de Nicolás, un chaval de nueve años llegado junto a su familia desde Peñarrubia, un municipio cantabro de 349 vecinos junto a los Picos de Europa. 'Por mis montes y mi pueblo. Sin cabras no hay paraíso', rotuló.
El manifiesto leído por los periodistas Manuel Campo Vidal (oscense) y Paloma Zuriaga (turolense) homenajeó al cantautor y político zaragozano fallecido José Antonio Labordeta con la inclusión de dos estrofas de su 'Canto a la libertad' y aseguró que «sin pueblos no hay futuro», ni para la ciudad ni para el medio ambiente. «La España vaciada necesita con urgencia un gran pacto de Estado» contra la despoblación, por lo que «la sociedad emplaza a los políticos a que, de una vez por todas, miren al mundo rural y ofrezcan soluciones eficaces para luchar contra el desequilibrio territorial de España», demanda el documento conjunto. Eso sí, dejaron claro que piden soluciones y medidas concretas. «Exigimos un pacto para cumplirlo, no para enseñarlo». Los portavoces de la «revuelta» advirtieron a los políticos de que su lucha continúa porque «no podemos dejar que el medio rural agonice».
99 escaños reparten el 28-A las 26 provincias más despobladas de España, que representan el 70% del territorio nacional.
Provincias despobladas. Soria y Teruel tienen zonas más vacías que Laponia o el Sahara y la menor densidad del sur de Europa
El pastel electoral. Los partidos se lanzan a proponer medidas para impulsar la digitalización, los toros o la caza.
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