Sin escrúpulos

¿Alguien esperaba ahora que los expresidentes de Andalucía y del PSOE Manuel Chaves y José Antonio Griñán salieran de rositas del fabuloso fraude de los ERE? ¿Alguien creía que si eran condenados por el Tribunal Supremo, como ha sucedido esta semana, el PSOE y su actual líder y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, iban a obrar de manera opuesta a como lo hicieron González y Rajoy, y afearan su conducta? No.

Era lo previsible y es lo que ha ocurrido. Chaves y Griñán han sido condenados a largas penas de inhabilitación (9 años) y cárcel (6 años, sólo el segundo) por tolerar el fraude de los ERE con su mal hacer político. Y Sánchez y el PSOE en bloque han salido a apoyarles porque son unas bellas personas que no se han enriquecido personalmente y que 'sólo' han hecho posible que se malversaran nada menos que 680 millones de euros. Por crear un sistema fraudulento, corrupto, que permitió a amigos y golfos varios embolsarse ese dinero al permitir su reparto sin los necesarios controles.

La política española sigue adoleciendo de escrúpulos. La indecencia y la corrupción se repiten día sí, día también a derecha e izquierda. En Madrid y en las autonomías. Y el reproche judicial para los culpables sigue siendo mínimo por unas y otras causas. Lo peor de todo, que aquí ya hemos superado la etapa de los nuevos partidos que llegaban para cambiar las cosas y las malas praxis no han desaparecido. Las nuevas formaciones están a punto de desaparecer (Ciudadanos) o retroceden (Podemos) por méritos propios, mientras los viejos partidos del turno (PSOE y PP) recuperan posiciones.

Con ello, las malas andanzas corruptas del PP seguirán marcando su futuro, ahora con Alberto Núñez Feijóo como líder. Al igual que en el PSOE, escándalos como el de los ERE -del que quedan por juzgar decenas de piezas- seguirán persiguiendo a Sánchez y su recién renovado equipo. Hasta qué punto influirán estos hechos en el comportamiento electoral de los españoles en las elecciones municipales, forales, autonómicas y, sobre todo, en las generales de 2023 está por ver. Todo hace indicar que lo que amenaza con penalizar al PSOE son sus pactos, sus cesiones al independentismo, incluida a esa EH Bildu cuyo socio mayor, Sortu, ha sido incapaz de condenar sin atajos ni fisuras las últimas agresiones a ertzainas, 'zipaios' para sus juventudes. Su tabla de salvación parece seguir siendo que se produzca una improbable mejora de la economía. Salvo que logre lo que hasta ahora no ha conseguido: que el electorado premie su amplio y generoso paquete de medidas de apoyo a los más desfavorecidos, lo que hasta ahora no ha ocurrido.