Hernani. Acto en recuerdo del ertzaina Iñaki Tororika tras su asesinato.

La Ertzaintza, en la diana de ETA

Veinte años ·

El 9 de marzo de 2001 la banda terrorista asesinó al agente Iñaki Totorika; en los meses siguientes acabaría con la vida de otros tres compañeros

Domingo, 7 de marzo 2021, 05:29

Este martes se cumplen veinte años del asesinato a manos de ETA del ertzaina Iñaki Totorika Vega. La banda acabó con su vida e hirió a su compañero en una emboscada con coche bomba en Hernani. El suyo fue el primer atentado mortal contra la ... Policía autónoma en 2001, pero no el único. ETA mató a otros tres agentes en los meses siguientes, todos ellos en Gipuzkoa: Mikel Uribe Aurkia, Ana Isabel Arostegi Legarreta y Francisco Javier Mijangos Martínez de Bujo. Fueron los últimos cuatro ertzainas asesinados por la organización terrorista.

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Tras el fin de la tregua que la banda anunció en septiembre de 1998 y dio por acabada en noviembre de 1999, la Policía vasca se convirtió en uno de sus principales objetivos. Hasta entonces había asesinado a diez agentes. El primero, el superintendente Carlos Díaz Arcocha en 1985. Pero la violencia y la presión que los terroristas ejercieron sobre la Ertzaintza fue mucho mayor. ETA tuvo a otros 48 en el punto de mira, identificó con nombres y apellidos a nada menos que 7.895 e impulsó 1.335 actos de kale borroka contra los agentes y sus familias, según los datos que se recogen en un informe elaborado por el Instituto de Derechos Humanos Pedro Arrupe de la Universidad de Deusto, a petición del Gobierno vasco.

Un año antes del asesinato de Iñaki Totorika, ETA acababa con la vida del político socialista Fernando Buesa y de su escolta, el joven ertzaina Jorge Díez Elorza. Fue el de Totorika un atentado planificado al detalle. Hacia las nueve de la noche del 8 de marzo de 2001, los etarras Jon Zubiaurre y Asier García Justo robaron un turismo en Hernani, en el que colocaron un artefacto explosivo. Después, trasladaron el coche hasta la plaza Zinkoenea de Hernani. Lo dejaron cruzado en mitad de una calle entorpeciendo el tráfico. Para atraer a efectivos de la Ertzaintza, varios terroristas provocaron un incendio que afectó a un contenedor de basura y a un coche.

Los antidisturbios pensaron que se trataba de un nuevo episodio de kale borroka. No constaba denuncia alguna que alertara sobre el robo del vehículo, así que sin sospechar la trampa que escondía en su interior, avisaron a una patrulla de Seguridad Ciudadana. Fue la de Iñaki Totorika y su compañero. Cuando este último procedía a llamar a una grúa por la radio del coche patrulla, pasadas las doce y media de la madrugada ya del 9 de marzo, el terrorista Imanol Miner, que se ocultaba en un portal cercano, activó la bomba con un mando a distancia. La onda expansiva y la metralla acabaron con la vida de Totorika y el otro agente resultó herido de gravedad.

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ETA tuvo a 48 ertzainas en su punto de mira, identificó a 7.895 e impulsó 1.335 actos de kale borroka contra ellos

amenazas

Coches blindados

Iñaki Totorika Vega había nacido en Portugalete en 1975. Estudió en la ikastola Asti Leku, estaba afiliado al PNV y al sindicato UGT. Tanto él como su hermano mayor, también agente de la Ertzaintza, eran aficionados a la bicicleta. Ambos estaban destinados en la comisaría de Hernani.

Pasada la una de la madrugada, Zubiaurre y García Justo llamaron a la DYA para responsabilizarse del atentado desde una cabina de Rentería. Fueron arrestados por dos ertzainas de paisano. Los otros dos responsables de la acción terrorista, Imanol Miner y Patxi Xabier Makazaga -ordenó el atentado-, fueron detenidos meses después. La Audiencia Nacional les condenó en 2003 a penas que oscilaron entre 93 y 97 años de prisión.

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Al día siguiente del atentado, el que fuera obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, ofició la misa funeral en su honor en la iglesia Nuestra Señora de Nazaret de Portugalete. Miles de personas se acercaron a mostrar solidaridad con los familiares y amigos de la víctima. También lo hicieron representantes políticos como el lehendakari, Juan José Ibarretxe, y el entonces ministro del Interior, Mariano Rajoy. La familia de Totorika leyó un comunicado en el que llamó a enterrar «también las agresiones, el vandalismo y el odio». A raíz del atentado las patrullas de la Ertzaintza empezaron a usar coches blindados.

Los últimos agentes asesinados fueron Isabel Arostegi y Javier Mijangos

en beasain

'Debate Cipayos'

No tardaría ETA en volver a teñir de luto las filas de la Policía autónoma. Cuatro meses después del asesinato de Iñaki Totorika, acababa con la vida de otro agente. Mikel Uribe Aurkia se encontraba en su localidad natal, Leaburu -residía en Legorreta-. Iba a cenar, como casi todos los fines de semana, a la sociedad gastronómica Zazpi Bide con su cuadrilla. Pero aquel 14 de julio de 2001 Ibon Etxezarreta, Luis María Carrasco y Santiago Vicente Aragón, miembros del 'comando Erezuma', se habían desplazado hasta el municipio guipuzcoano para acabar con su vida por orden de Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote'. Uribe se encontraba aparcando su todoterreno cuando los terroristas colocaron su vehículo -robado- a su altura. Aragón le ametralló con un subfusil. Después, Carrasco se apeó del coche y vació el cargador sobre la víctima.

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Mikel Uribe, de 44 años, estaba casado y tenía un hijo. Miembro de la segunda promoción de la Ertzaintza, había ascendido a subcomisario hacía año y medio. Antes de ocupar la Jefatura de la Inspección General de Gipuzkoa, había sido jefe de las comisarías de Hernani e Irún.

Otros cuatro meses después, el 23 de noviembre, ETA asestaría un nuevo golpe a la Ertzaintza. Esta vez por partida doble. Ana Isabel Arostegi Legarreta y Francisco Javier Mijangos Martínez de Bujo, agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la comisaría de Beasain, se encontraban regulando el tráfico cuando dos terroristas llegaron en un vehículo y les acribillaron a balazos. Arostegi, de Mungia, tenía 34 años, estaba casada con otro ertzaina y tenía tres hijos. Mijangos, de 32 y nacido en Bilbao, apenas llevaba un mes en la comisaría de Beasain. Estaba casado y tenía un hijo de diez meses.

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Tres días antes del doble asesinato de Beasain, otros dos ertzainas habían resultado heridos al explotar una bomba-trampa cuando se disponían a retirar una pancarta a favor de ETA en el parque Etxebarria de Bilbao, práctica habitual de los terroristas. Un 'zutabe' -boletín interno- reciente recogía un análisis sobre los objetivos prioritarios de la banda. Llevaba de título: «Debate cipayos».

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