La Ertzaintza deja vacante su jefatura tras la dimisión de Jorge Aldekoa

La decisión de no cubrir la plaza que ocupaba Aldekoa hace que el Cuerpo vuelva a la forma en la que se ha organizado desde su nacimiento. De hecho, este vizcaíno ha sido el segundo jefe de la historia de la Ertzaintza. Esta plaza fue creada por primera vez por el Gobierno vasco que dirigieron los socialistas con Patxi López. Hasta entonces, la máxima responsabilidad operativa del Cuerpo recaía en cargos estrictamente políticos, como el director y el viceconsejero de Seguridad.

El primer jefe de la Ertzaintza fue Toño Varela, que fue nombrado el 1 de julio de 2011 por el Departamento de Interior que dirigía Rodolfo Ares. Varela había sido antes director del Cuerpo -de hecho fue el primer ertzaina que accedió a este cargo político-, pero renunció a su puesto para hacer el curso de intendentes y promocionar internamente. Poco después fue nombrado jefe de una organización con cerca de 8.000 efectivos.

Varela renunció a su cargo en diciembre de 2012, poco antes de que el PNV tomase el control del Gobierno vasco tras imponerse en las elecciones autonómicas. Lo hizo para hacerse cargo de la dirección general de Interior, Emergencias y Protección Civil de la Junta de Andalucía, dirigida por el PSOE. Los jeltzales hicieron importantes cambios en la organización interna que había diseñado el PSE, pero mantuvieron la plaza de 'número uno' policial. Un puesto que ocupó Aldekoa en noviembre de 2013.

Aquel ascenso ya fue objeto de una fuerte polémica por las críticas de EH Bildu y de la familia de Cabacas, que le responsabilizaron directamente de lo ocurrido, ya que era el 'nagusi' de la comisaría de Bilbao la noche de abril de 2012 en la que el joven aficionado del Athletic quedó herido de muerte por el impacto de una pelota de goma.

En vísperas de este año electoral, la dimisión de Jorge Aldekoa ha causado un importante revuelo en la cúpula policial. El ex 'número uno' del Cuerpo presentó su renuncia, aceptada después por la consejera de Seguridad, como consecuencia de las duras críticas que la Audiencia de Bizkaia lanzó a la actuación de la Policía vasca en la sentencia del 'caso Cabacas'.

En su carta de renuncia, aseguró que había realizado una reflexión «profunda» del fallo judicial, que según dijo hacía «referencias explícitas a lo que considera errores, mala praxis» e «inacciones» que se produjeron aquella noche. Según el tribunal, más allá del «descontrol» y la «descoordinación» que precedieron a la carga antidisturbios, las graves carencias en la investigación posterior condicionaron el desarrollo de la instrucción judicial, lo que impidió que se conozcan «elementos esenciales» de lo que pasó en el callejón de María Díaz de Haro.