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Iñigo fernández de lucio
Domingo, 31 de julio 2022, 01:11
El pulso por el control del movimiento juvenil de izquierdas en el País Vasco es cosa de dos. Ernai, las juventudes de Sortu, compite con el Movimiento Socialista -y, más en concreto, con su sigla principal, la Gazte Koordinadora Sozialista (GKS)- por la presencia en ... un estrato sociológico en el que la izquierda abertzale siempre había sido hegemónica. Sin embargo, GKS y su órbita, con un discurso de ultraizquierda más que identitario, gana cada vez más fuerza, tanto en los gaztetxes como en la universidad.
Para comprender el punto en el que el conflicto se encuentra en la actualidad es preciso retroceder hasta 2019. El sindicato estudiantil Ikasle Abertzaleak celebra su congreso y rompe oficialmente con la izquierda abertzale, a quien ha estado históricamente vinculado. Lo hace por la deriva «burguesa» de EH Bildu y, por extensión, de Sortu, que se encuentran en ese momento en una estrategia de normalización política. Apoyan al Gobierno de España -se han revelado como socio preferente- y al Ejecutivo socialista de Navarra. Posteriormente alcanzarán relevantes acuerdos con el Gobierno vasco. Para Ikasle Abertzaleak, uno de los gérmenes de lo que hoy es el Movimiento Socialista, la izquierda abertzale ha asumido las «tesis socialdemócratas» del «Estado burgués».
Desde entonces ambas facciones han venido sosteniendo una lucha soterrada y, por ejemplo, han convocado manifestaciones con mensajes muy similares -sobre todo, de denuncia de la precariedad- para ganar adeptos incidiendo en el descontento de la juventud.
La tensión ha estallado a principios de este verano. Militantes de ambos bandos han protagonizado peleas callejeras, cruzado reproches y acusaciones de acoso, despidos por motivos ideológicos e incluso «amenazas de muerte». De fondo se sitúa, asimismo, la pelea por la instalación de txosnas en las fiestas veraniegas, que reporta beneficios económicos importantes, en un momento en el que GKS y sus siglas afines están necesitados de dinero para pagar multas. Denuncian que la izquierda abertzale les veta políticamente. El último ejemplo ha sido Vitoria.
La ruptura es total. En público son cada vez más las voces de la izquierda abertzale que marcan distancias. Arnaldo Otegi dijo que GKS «tiene tanto que ver con nosotros como con el PNV y el PSOE». El último en lanzar este mensaje ha sido la propia Ernai. Dos de sus portavoces afirmaron en una reciente entrevista en 'Gara' -publicada apenas un día después de que GKS terminase sus jornadas anuales- que los espacios comunes con los disidentes son «cero». «No tenemos nada que ver», insistieron.
No obstante, ambos pugnan por el mismo espacio. Para muestra, un botón. Esta semana la Ertzaintza ha detenido a tres jóvenes por agredir a un agente fuera de servicio en Vitoria al grito de «¡zipaio!, ¿qué haces en esta calle?». GKS reaccionó rápidamente y colgó un mensaje en redes sociales: «¡Liberad a los detenidos! Frente a la represión, solidaridad de clase». Horas después, Ernai publicaba el siguiente mensaje: «Frente a la represión de los zipaios, toda nuestra solidaridad con los detenidos. Ninguna legitimidad a la palabra de los enemigos del pueblo».
Hay más puntos en común. Por ejemplo, la cuestión de los presos. En el acto político que clausuró sus jornadas anuales, GKS e Ikasle Abertzaleak reivindicaron, frente a «la actitud de los Estados burgueses español y francés», la amnistía para todos los «presos y exiliados políticos». Y apelaron a la «revolución socialista» para alcanzar «la libertad de Euskal Herria». A su vez, los portavoces de Ernai detectaban la «pérdida de pulso nacional entre los jóvenes» y buscan conformar un «frente juvenil» para revertir la situación.
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