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Fue la de ayer una Diada diferente, extraña. También para los nacionalistas vascos que, como cada año, enviaron a sus representantes a los actos de reivindicación y homenaje en Barcelona. Para empezar, porque los socios tradicionales de PNV y EH Bildu en Cataluña han intercambiado ... sus papeles, con el consiguiente descoloque para sus partidos 'hermanos' en Euskadi. Mientras ERC, con quien la izquierda abertzale ha hecho causa común en Madrid, mantiene una línea pragmática, el PDeCAT, aliado tradicional de Sabin Etxea, se debate entre la posibilidad de cortar el cordón umbilical con Puigdemont o seguir a su sombra pese a la ruptura total entre la antigua Convergència y los fieles a Waterloo. Una división que Andoni Ortuzar pudo palpar ayer en la tradicional ofrenda floral a Rafael Casanova en la que los neoconvergentes y los dirigentes de Junts per Catalunya ni se miraron a la cara.
La incesante lluvia no fue lo único que deslució los actos del Onze de Setembre, marcados esta vez por la inminente sentencia del 'procés', que se espera para mediados de octubre. Esa «tensa espera», como la definió el líder del EBB, y el clima electoral en Cataluña, donde se especula con unas autonómicas en febrero, han hecho saltar por los aires cualquier atisbo de unidad entre las dos fuerzas mayoritarias del soberanismo y con las plataformas 'indepes' que tiraron del 'procés'.
En ese clima de abierta pugna, el PNV optó por la 'alineación' clásica de las Diadas, de perfil alto: Ortuzar, como líder del partido, acompañado por el burukide de Organización del EBB, Joseba Aurrekoetxea. Ambos cenaron de víspera con la cúpula del PDeCAT; entre otros con su líder, David Bonvehí, la excoordinadora general defenestrada por Puigdemont Marta Pascal y el expresident Artur Mas, con cuyo regreso a la primera línea se especula estos días en Cataluña. El mensaje del EBB se centró en reivindicar el «diálogo, la negociación democrática y el acuerdo» entre Cataluña y España como única vía para dar una «solución política» al «conflicto». Para que eso pueda abrirse paso, precisó el líder del EBB, ayudaría una sentencia «suave» y «justa» en la causa abierta por el 1-O. La puesta en libertad de los dirigentes encarcelados, un «activo» en su opinión para desencallar la cuestión catalana, sería crucial, según dijo, para «desandar muchos kilómetros de camino mal andado». No obstante, la interinidad en España hace sospechar a Ortuzar que no habrá en «meses» nadie al otro lado del hilo telefónico para hablar de Cataluña.
Mientras tanto, Arnaldo Otegi, que los dos últimos años fue uno de los rostros de la Diada en Barcelona, con selfies y llamamientos a «sincronizar los relojes» de Euskadi y Cataluña, ayer decidió no acudir para atender en su lugar «un compromiso en Euskal Herria», según fuentes de EH Bildu. Pernando Barrena y Mertxe Aizpurua encabezaron una delegación presidida por Maddalen Iriarte. La portavoz no llamó esta vez ya a imitar la vía catalana, reconoció «altibajos» en el 'procés', anticipó una sentencia «muy dura» y se limitó a criticar al poder central por no ser capaz de «dar respuesta al grave problema territorial».
Gure Esku Dago prometió ayer a Quim Torra que articulará «una respuesta amplia de la sociedad vasca» si se produce una condena del Tribunal Supremo en la causa abierta por el 1-O. El presidente de la Generalitat recibió a una delegación de la plataforma soberanista, invitada por la ANC. Su presencia pretende denunciar, dijeron, la «gran injusticia» que sufren los dirigentes encarcelados.
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