Sin siquiera conocerse todavía la fecha de las elecciones autonómicas, aunque la opción de un adelanto a marzo cada vez gana más fuerza, los partidos vascos han precipitado definitivamente la campaña. Con los procesos de designación de candidatos a lehendakari ya en marcha y tras ... la ruptura de las negociaciones en las dos carpetas más importantes -la Ley de Educación y los Presupuestos, que se aprobarán en diciembre con la mayoría absoluta de PNV y PSE-EE-, la legislatura ha entrado en el tiempo de descuento y las formaciones se afanan en marcar perfil antes de someterse al examen de las urnas.
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Sobre el papel, nada ha terminado. Ayer Iñigo Urkullu, en su primer Consejo de Gobierno tras conocer que no repetirá como candidato jeltzale, transmitió a sus consejeros que «aún queda mucho trabajo», sobre todo en materia legislativa. Pero, en la práctica, esos deberes se reducen a la aprobación en cascada de varias iniciativas antes de las vacaciones navideñas, de manera que el Parlamento vasco pueda quedar disuelto en enero para convocar comicios en marzo. Entre ellas, destacan las Cuentas para 2024 y las normas relativas a Empleo, Salud Pública y, sobre todo, Educación.
Todas ellas quedarán ratificadas en las próximas semanas con los votos de PNV y PSE-EE (41 de 75 parlamentarios) y sin ningún aval de la oposición en un clima netamente preelectoral. La última de las rupturas se selló ayer después de que las bases de EH Bildu respaldaran, con el 96% de los apoyos, el voto negativo a la ley educativa impulsada por Jokin Bildarratz. Después de tres años de negociaciones que parecían encaminadas a un gran consenso político en una materia siempre delicada, la coalición soberanista se ha descolgado en respuesta al blindaje de los modelos lingüísticos acordado por jeltzales y socialistas en el último momento.
Tras romperse también las negociaciones presupuestarias hace dos semanas, ahora el desenlace en el capítulo de la reforma de la enseñanza, que pretendía convencer a la principal fuerza de la oposición para garantizar su vigencia en caso de cambios de color político en el futuro, ha acabado por desplegar por completo la alfombra hacia la batalla electoral. Ya nada ata a los contendientes, que cruzan acusaciones entre sí y elevan el tono ante los que serán los comicios más abiertos en los últimos tiempos en Euskadi. Los dos competidores por la victoria, PNV y EH Bildu, y el tercero en discordia que no quiere perder el rebufo, el PSE-EE, se han embarcado ya en un todos contra todos.
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Abrió fuego Eneko Andueza el lunes, cuando, rodeado de media docena de ministros en Madrid, rechazó de forma tajante pactar con EH Bildu, «los que ayer querían matarnos», pero también marcó distancias con el nuevo candidato propuesto por la dirección del PNV, Imanol Pradales, en el que dijo ver la «continuidad» de un modelo «agotado» y que «no tiene capacidad para responder a los retos» de la sociedad vasca. El portavoz del Ejecutivo autonómico, Bingen Zupiria, evitó ayer chocar con el líder del socio minoritario y se limitó a afirmar que «la evaluación de la eficiencia» de cada uno llegará en el escrutinio de las urnas.
Quien, por el contrario, sí entró de lleno en la discusión fue Arnaldo Otegi, quien intentó retratar lo «llamativo» de las resistencias del PSE-EE para pactar con EH Bildu en Euskadi mientras Pedro Sánchez «se reúne en público» con representantes de la coalición soberanista en el Congreso y cuando la socialista María Chivite es presidenta de Navarra «gracias a nosotros». De igual forma, extendió sus críticas al PNV por la «escasa regeneración» que en su opinión transmite Pradales y, en lo referente a la Ley de Educación, por «plegarse» a los socialistas con el mantenimiento de los modelos lingüísticos A, B y D.
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En la ruptura definitiva de esas negociaciones, Otegi observa «una cierta prisa por acabar la legislatura» y aprobar «corriendo» una norma «importante» impulsada por lo que ya considera «un Gobierno que está en funciones». El portavoz de ese Gabinete de coalición, Zupiria, lo rebatía: «No estaremos en funciones hasta las elecciones». Por lo pronto, el PNV acaba de lanzar a su candidato a lehendakari, EH Bildu y Podemos están a punto de hacerlo oficialmente, y PSE-EE y PP ya lo habían hecho. Lo único que falta es poner fecha para la batalla final.
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