óscar b. de otálora
Sábado, 5 de mayo 2018, 01:45
La disolución que ETA se ha producido en un momento en el que las fuerzas de seguridad habían diezmado la banda hasta reducirla a menos de media docena de militantes en perpetua fuga. Esta agonía de la banda ha sido posible por una presión policial ... que tuvo un salto cualitativo cuando las diferentes cúpulas de la organización terrorista comenzaron a ser detenidas en Francia, el lugar en el que durante unos años se sentían a salvo.
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Cada vez que los jefes de ETA eran detenidos en el País Vasco francés, la imagen habitual era la de un avión que acudía a recogerlos al aeropuerto de Biarritz para trasladarlos a París, donde debían declarar ante el juez. Por la pista de aterrizaje han ido pasando, esposados y con la cara cubierta, todos los dirigentes de la banda que han ordenado oleadas de atentados, matanzas o extorsiones. Todos ellos han acabado en prisión.
El 29 de marzo de 1992 era detenida en Bidart la cúpula de ETA formada por 'Pakito', 'Txelis' y 'Fiti'. La reunión que estaban celebrando era una de las que debía servir para poner en marcha una campaña de atentados con motivo de las Olimpíadas de Barcelona y la Expo de Sevilla. Los tres terroristas eran veteranos de la organización y pertenecían al sector más violento. Su lectura era que, tras el fracaso de las negociaciones de Argel, había que doblegar al Gobierno a base de masacres. Acabaron en un avión militar volando hacia París para ser encarcelados.
Es significativo que los jefes etarras se ocultaran en la lujosa villa del millonario francés Antoine Martin Harispe. Este hombre había hecho una fortuna en el negocio de la cinematografía francesa y fue detenido en la misma operación en la que fue desmantelada la cúpula de Bidart. En aquellos años, la banda todavía tenía el apoyo de un sector de la población francesa, anclada en un romanticismo antifranquista. La Transición democrática en España y la barbarie de ETA convirtieron en residual ese respaldo.
El que fuera jefe de ETA Iñaki Gracia Arregi, 'Iñaki de Rentería', fue detenido el 15 de septiembre de 2000, de nueve en Bidart. Junto a él fueron arrestadas otras 15 personas pertenecientes al aparato logístico de la banda, el encargado de suministar a los comandos todos lo necesario para sus campañas. En la imagen puede verse el traslado de uno de los miembros de la red de apoyo a ETA al aeropuerto de Biarritz para ser trasladado a París. En ese momento, el principal jefe de la banda era Mikel Albizu, 'Antza'.
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'Antza' fue arrestado el 2 de octubre de 2004. Se escondía en una villa de Salles de Bearn junto con su compañera Soledad Iparagirre, 'Anboto'. Si entre la operación de Bidart y la captura de 'Iñaki de Rentería' habían pasado ocho años, ahora el tiempo de permanencia de un dirigente terrorista era de cuatro años. En la imagen, la Policía francesa sube a un avión a 'Antza', en el aeropuerto de Biarritz.
El 20 de junio de 2006 era detenido en la localidad gala de Arcangues Angel Iturbe Abásolo, hermano del jefe etarra 'Txomin' Iturbe, fallecido en 1987. La detención de esa personas, que había estado confinada en la República Dominicana en los 80, desde donde huyó, se inscribió en las investigaciones abiertas sobre las tramas de cobro de la extorsión etarra a empresarios. La Policía recibió información sensible sobre las finanzas de al banda. En la imagen, Angel Iturbe es introducido en una avioneta en Biarritz.
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El 20 de mayo de 2008 era detenido en Burdeos el que fuera jefe de la banda Francisco Javier López Peña, 'Thierry'. Fue arrestado en Burdeos, ya lejos del refugio vascofrancés. Su captura supuso un hito. En ese momento, ETA había rechazado la negociación que le había ofrecido el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y estaba inmersa en una lucha de poder entre Garikoitz Aspiazu, Txeroki' y el propio 'Therry'. No era un enfrentamiento ideológico sino una simple batalla por el mando. Para entonces, la descomposición de la banda era patente.
'Txeroki' fue detenido el 17 de noviembre de 2008 en Cauterets. Heredero del poder tras el arresto de 'Thierry', duró ocho meses en el puesto. Era un líder violento, que reclamaba atentados que los comandos ya no podían llevar a cabo por falta de preparación y material. Intentó reestructurar la organización terrorista para evitar la debacle pero todo fue en vano. La mayoría de los comandos de la banda ya estaban desmantelados para entonces. En la imagen, la Policía gala introduce en una avioneta el material incautado a 'Txeroki' para enviarlo a París.
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Si en 1992 la cúpula de la banda se reunía en la mansión de un millonario, en 2008 esa capacidad ha desaparecido.'Txeroki' fue detenido en una habitación de apenas 20 metros cuadrados, en el corazón del pueblo turístico de Cauterets. El deterioro de la organización terrorista es ya sistémico.
Aitzol Iriondo, el sustituto de 'Txeroki' al frente de la banda, apenas dura tres semanas en el cargo. El acoso a ETA es absoluto y ya no consigue recuperarse de las continuas operaciones policiales. Pese a esta debilidad final, los dirigentes de la banda no paran de solicitar a sus militantes que continúen la lucha. Aitzol Iriondo -que en la foto aparece con el rostro cubierto cuando es conducido al aeropuerto de Biarritz- escribía a los etarras: «hay que tener nuestra sangre preparada para ser derramada por Euskal Herria». Eran soflamas inútiles. ETA ya estaba derrotada.
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En octubre de 2011 ETA anuncia que abandona la violencia. Los terroristas, arrinconados, son conscientes de que ya han perdido la batalla. Pero se continuaron produciendo operaciones policiales y más vuelos desde el aeropuerto de Biarritz. Uno de los últimas detenciones tuvo lugar en diciembre de 2016 en Louhossoa. Ya no se trataba de miembros de la banda. En esta ocasión, cinco de los denominados 'artesanos de la paz' -el grupo de voluntarios que colaboró en el desarme de ETA- pretendía grabar un vídeo propagandístico con la destrucción de parte del arsenal de la banda. Fueron arrestados antes de iniciar la grabación y conducido a París para declarar ante el juez. Más tarde quedaron en libertad. Esta operación aceleró el desarme que tuvo lugar en abril de 2017 -en el que la organización entregó las armas a la justicia francesa sin manipularlas- y propició la disolución para siempre de ETA, sin que hubiera conseguido ni una sola de sus aspiraciones.
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