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Pintadas amenazantes en al menos cinco batzokis y tres casas del pueblo, quema de un cajero y una campaña de movilizaciones, en principio, de baja intensidad que se puede prolongar durante los próximos días. Los grupos disidentes de la izquierda abertzale han recuperado la estrategia ... de la kale borroka y la presión callejera contra el resto de fuerzas políticas con imágenes que tanto los dirigentes jeltzales como los socialistas afirman que nos «retrotraen» a tiempos pasados.
EH Bildu y Sortu por ahora han optado por un perfil bajo. Aunque marcan distancias en privado, sus direcciones han evitado condenar estas acciones de forma pública. Las pintadas aluden a Patxi Ruiz, internado en la prisión de Murcia tras ser condenado por el asesinato en 1998 del edil de UPN Tomás Caballero. En 2017 fue expulsado de ETA tras lanzar duras críticas hacia la organización al considerar que la apuesta por la vías políticas era una traición. Fue de los pocos terroristas -alrededor de media docena- que ha apoyado públicamente al Movimiento pro Amnistía (ATA), colectivo que durante los últimos años no ha ahorrado críticas hacia lo que denomina «la izquierda abertzale oficial». Ruiz inició el pasado domingo una huelga de hambre para protestar por la situación en las prisiones a raíz de la Covid-19.
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Durante los últimos días, otros presos le han mostrado su apoyo, se han realizado movilizaciones e incluso algunos ciudadanos han iniciado su propia huelga de hambre en solidaridad con Ruiz. Se trata, en todo caso, de manifestaciones con escasa incidencia y poco numerosas. A los ataques a batzokis y casas del pueblo se sumó el miércoles la quema de un cajero en la localidad vizcaína de Ea. Tuvieron que ser desalojadas siete personas. El sabotaje no fue reivindicado por nadie, pero fue colocado un cartel en el que también se denunciaba la situación de Ruiz y se acusaba al Estado de «criminal». Crítica de la alcaldesa de Bildu.
La implantación de los llamados disidentes de la izquierda abertzale es reducida. Aunque en varias ocasiones han amagado con presentarse a las elecciones para competir con Bildu, nunca lo han hecho. Se han limitado a pedir la abstención. En sus discursos, y con un lenguaje muy calculado, aluden a la necesidad de mantener la «lucha» y critican el «desmantelamiento» del MLNV. Eso sí, nunca apelan de forma directa a recuperar las acciones armadas. Aunque no se prevé un rebrote a gran escala de la kale borroka, el PNV y el PSE quisieron ayer poner pie en pared. «Esta campaña de acoso es inadmisible», censuró el secretario general del PSE en Bizkaia, Mikel Torres. También la presidenta del BBB del PNV, Itxaso Atutxa, lamentó que «algunas cosas no hayan desaparecido en este país» y que «a algunos partidos aún les falte una postura firme en contra» de este tipo de actos, en alusión, aunque sin citarla, a la izquierda abertzale.
Ni EH Bildu ni Sortu emitieron una condena. Fuentes oficiales de la izquierda abertzale, en todo caso, aseguraron ayer a este periódico que aunque «el PNV tiene intención de apuntarnos, nosotros no tenemos nada que ver con esas pintadas y ya nos hemos posicionado en el pasado también sobre este tipo de actos». Asimismo, recordaron que la alcaldesa de Ea «ya rechazó el ataque contra el cajero y lo suscribimos». La regidora, de EH Bildu, emitió un bando en el que aseguraba que «este tipo de actos están fuera de lugar y no ayudan» a la «difícil situación que viven los presos vascos y sus familiares».
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