El congreso de EA consuma su ruptura total

El cisma tiene su origen en una visión antagónica del papel político de EA. Mientras los oficialistas se encuentran cómodos con el encaje en EH Bildu, los críticos -cuyos principales dirigentes han sido sancionados con la expulsión del partido a partir de mañana- siempre han defendido la necesidad de marcar perfil propio para evitar la irrelevancia y, sobre todo, huir del influjo de la izquierda abertzale, a la que reprochan que haya fagocitado, orgánica e ideológicamente, la coalición que comparten.

La primera jornada del congreso del partido fundado por Carlos Garaikoetxea, en el que Eba Blanco aspira a la reelección como secretaria general, concluyó ayer por la tarde con un nuevo ejemplo del enfrentamiento interno, que llevó a la corriente crítica a organizar una asamblea paralela a la oficial en el alkartetxe de Vitoria. Lo hicieron al considerar «deslegitimado» el congreso oficial del partido.

El cruce de comunicados fue voraz. La dirección lamentó que la corriente alternativa no participase en el cónclave, en el que se votaron las ponencias política y estatutaria. También rechazaba la enmienda del sector crítico que planteaba reducir la relación con EH Bildu a una «mera coalición electoral». Hoy tendrá lugar la segunda jornada, en la que se elegirá al secretario general, así como otros órganos internos. La única candidatura que se ha presentado para liderar el partido es la de la oficialista Eba Blanco.

La convención arrancó ayer a las nueve de la mañana con alto voltaje. Los críticos denunciaron que la dirección del partido impidió la entrada de un centenar de sus representantes en el Palacio Europa de Vitoria, la sede del congreso. El argumento es que la reunión era telemática, tal y como se había decidido previamente. Decisión a la que se oponían los díscolos.

El choque dejó en la calle una estampa histórica: la del exlehendakari Carlos Garaikoetxea apostado en la puerta del Palacio Europa con el resto de referentes del ala crítica, que lidera Maiorga Ramírez. Es uno de los dirigentes que, en principio, será suspendido de militancia a partir de mañana durante cuatro años por, entre otros asuntos, «dañar la imagen y la credibilidad del partido».

El choque fue a más y afectó al propio desarrollo de la convención. Los críticos denunciaron la anulación de su candidatura para formar parte de la mesa del congreso, que está presidida por la parlamentaria de Bildu Leire Pinedo, afín a Eba Blanco, por «defectos de forma y no reunir los avales suficientes -25-». La versión del sector oficial fue radicalmente opuesta. «No han cumplido los requisitos adrede porque su objetivo no era participar sino aparecer como víctimas y denunciar que han sido expulsados».

También hubo un mensaje de la candidata. Desde el interior del Palacio Europa Eba Blanco lamentó que la facción crítica no participase en el cónclave y advirtió de que se deberían respetar las decisiones que fueran aprobadas. «Se equivocaba quien pensase que no participando se restaba legitimidad a este congreso». De este modo, la actual dirección no encontró obstáculo para sacar adelante sus tesis. Principalmente, la de mantener el statu quo en EH Bildu. Se considera que, con su ausencia, la corriente de Maiorga Ramírez renunció a defender la enmienda a la totalidad que habían planteado para «hacer de la relación de EA y EH Bildu una mera coalición electoral».

Mientras tanto, más de un centenar de compromisarios del sector crítico organizaron una asamblea paralela al congreso oficial. Acusaron a la dirección de hundir a EA «en un pozo negro». A expensas de que el periplo judicial abierto por las anteriores primarias sea finiquitado por la justicia, Eba Blanco será designada este mediodía nueva secretaria general de EA en la clausura del congreso. Puede no ser el final. Los críticos no cerraron ayer la puerta a proclamar un líder alternativo, consumando que el partido queda irremediablemente desgajado.